~Capítulo 7: nuevos lazos~

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Narra Jhon:

Despierto tirado en el suelo de la habitación de huéspedes, miro la hora en mi reloj de mano y son las 10:00 am, me levanto y veo una cama pulcramente hecha sin arrugas y los cobertores doblados junto con uno sobre mí el cual no había sentido, de seguro Gaby se fue a trabajar o no lo sé, aun somnoliento me dirijo al baño de esta habitación y hago mis necesidades quito mi ropa y entro en la ducha.

-¿¡QUE CARAJOS HACES!?- grita Gaby dentro del baño, con jabon en su cuerpo y shampoo en su cabello mientras intenta cubrirse, yo solo salgo y me pongo una toalla en mi cuerpo.

-L-lo siento yo no vi nada, yo lo siento. - digo con pena, no puedo negar algo y es que tengo una conclusión de la vida: esta mujer tiene cuerpo de diosa y un rostro angelical pero un genio muy demoniaco, ahora tengo miedo, ¡será que me cortara la cabeza y no esencialmente la que tiene cerebro? Yo no tengo la culpa parecía haberse ido además de que estaba casi sonámbulo. Obviamente salgo de la habitación de huéspedes y voy a la mía tomo mi ducha con miedo a que entre a mi baño estilo película y me asesine. Pero eso no pasó, por lo tanto, me vestí rápidamente tratando y esperando que ella no este abajo, dejarle una nota y correr como cobarde, al fin y al cabo esta casa no es mía en sí, es rentada; bajo y ella está en la cocina con su pijama, olvide subir la mochila con ropa.

-B-buenos días, lo siento Gaby enserio no tenía doble intensión estaba sonámbulo literalmente pensé que te habías ido ya que tienes un genio un poco orgulloso y enojón... lo siento no fue mi intención incomodarte. -digo con total seguridad y pidiendo piedad a Dios para que contuviera toda maldad de esa mujer.

-Está bien comprendo y gracias por ser tan caballeroso y apoyarme, si ayer te dije algo malo lo siento y si te hice daño déjame tratar la herida...-susurra calmada mientras me da un desayuno de los que tenía en bolsitas, los pidió a domicilio.

-Bueno físicamente no me hiciste daño por suerte, sin embargo, si en mi bolsillo y corazón, compré 20 pizzas y no comiste ni una compré muchas para que cenaras bien y tan bien para que tuvieras variedad de escoger...además de todo eso quería...quería tener una cita contigo, pero no la aceptaste. - digo con puchero mientras ella me sirve jugo de tal vez naranja.

-Lo siento por las pizzas aun así podemos calentarlas y lo de la cita... es que como puedo explicarte...no puedo salir con nadie. - me dice mientras toma un bocado.

-¿Por qué no puedes, por tu amigo William?- pregunto.

-¿estas celoso?- pregunta y sonríe.

-Claro que no, no tengo un motivo porque estarlo, tu ni siquiera me aceptas una amistad. - me acerco a ella y limpio su mejilla de las pequeñas gotas de espuma de la malteada de chocolate. - Hay veces en que las personas no son como quieres si no como necesitas y se unen a ti como tú a ellos sin darte cuenta.

-Eres muy sabio, tengo una duda y no tiene que ver con esto. - me dice con un semblante serio, pero conserva una sonrisa.

-¿Dime?- digo aún con cierta duda.

-Esta casa no es tuya y se nota mucho en las habitaciones y más en la tuya, ¿de quien es esta casa? ¿porque estamos aquí y a qué hora me quieres matar? - me pregunta mientras toma de su malteada y su última pregunta me hace atragantarme con el muffin.

-Exactamente... no es mi casa porque la tengo rentada, vivo aquí y suelo rentarla ya que soy una persona solitaria desde que perdí a Leandro y no pienso en matarte a menos de que fuese del aburrimiento. - digo con un poco de nostalgia.

-Entonces es rentada, y no tienes una casa estas solo y te agrada, ¿qué haces en tu tiempo libre, dormir para no deprimirte? - dice de manera sarcástica.

La chica que pertenecía al fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora