~Capítulo 5: La venganza~

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Narrado por Gaby:

Hoy es el día de mi venganza Anna Atkins. Anna entra a la habitación y me mira extrañada por debajo.

-¿Señorita?-dice dudosa.

-Siéntate por favor- dije de forma amable. Ella hace caso y con ello la hago caer en transe con un solo golpe en su yugular, mientras sigue en el trance la ato a la silla que hay en mi habitación y la dejo encerrada, salgo y por todo el alrededor de la casa y dentro de esta esparzo la gasolina. Ya arriba en mi habitación y Anna despertando inicio con el interrogatorio, pero esos osos de felpa asustan un poco, lo cual me hará ver como una psicópata asesina y cursi. - Anna haré ciertas preguntas, si no respondes tendrás que sufrir-hago sonar el taser- o morir cremada, hecha polvos y cenizas e imagino no quieres que a tus hijos les suceda lo mismo o peor.

-Usted debe limitarse, mi esposo le hará daño tomando venganza si me asesina. - dice con voz temblorosa.

-¿Entonces era su esposo quien intentaba matarme? Vaya que eres mala guardando datos-digo riendo con cierto horror.

-Usted no está en sus cabales. - dice entre lágrimas y queriendo saldarse de mi total de cuentas.

-¿A caso debo estarlo? Las personas en sus cabales solo viven del miedo, esos son unos cobardes, yo en este momento tengo sed de venganza y de querer saber la verdad. Dígame usted Anna, ¿le gustaría que sus hijos que actualmente están en Londres con su tía, les pasara algo?. Le confieso sería muy triste que sus hijos no vieron más a su madre o su madre a sus hijos.

-No voy a hablarle más, además de que usted no sería capaz de hacerme daño. - dice muy segura de sí, lo que me lleva a pegar mi taser a su vientre y accionarlo.

-Eso debería de responder que la incinerare a usted, su esposo, hijos y toda su puta familia. Esto cansa señora Atkins; no quiero ser la presa y no lo seré; quien corre más rápido es el ratón, pero el gato siempre termina comiéndolo. –digo con tranquilidad la cual me asombra y a ella también.

-¡Hágame cenizas entonces!- grita y solloza.

-No es siquiera necesario que lo pida de igual manera lo haré, pero antes, necesito que me diga porque su esposo quiere hacerme daño.

-¡NO LE DIRÉ NADA!- grita y con esto me obstina y tomo un bat de béisbol que estaba en mi guardarropa.

-Debe hablar o su estómago va a doler, junto con su cara despreciable; sabe algo dándome bien a fin de cuentas puedo decir que sus hijos van arrepentirse de salir de-vuelvo con mi taser en su vientre- ese asqueroso vientre. -No dice nada lo cual me hace perder la paciencia y saco la navaja suiza en mi pantalón la abro y la paso por mi lengua- Esta navaja tiene una gran historia, no sabe a cuantos he mandado al infierno con ella- mentí, nunca había matado por querer o por un placer conciso.

-Por favor no me mate- dice en suplica mientras lágrimas salen de sus ojos, lágrimas de cocodrilo tan falsas como el cabello rubio de mi madre.

-Solo dígame una maldita razón que sea buena por la que quiera matarme su esposo.

- ¡Por culpa de su madre! - grita y llora.

-Vale nos vemos en el infierno gusano con aires de serpiente. - digo y salgo de la habitación.

~Mientras tanto Jhon~

Debo ir a salvar a esa mujer, aunque tenía bien merecido no podía morir sin siquiera decirme si sabía la razón de la muerte de Leandro. Llego a la casa que ya está empezando a arder en llamas.

-¡NO! - digo y lágrimas salen de mis mejillas, no era que me doliera la muerte de la mucama pero sabía que ella era un punto clave, sentía que la muerte de Emily estaba unida con esta chica y ya que Emily y Leandro eran pareja también la muerte de él, todo esto se une con Angelyn, lo cual me hace pensar que esto era para ella. Ella sería la muerte de seguro o no lo sé joder, Leandro era demasiado buen amigo y persona como para nunca meterse en líos, ni siquiera de faldas.

La chica que pertenecía al fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora