Capítulo 6

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- Conquistáme
la mente y
La ropa cae
Sola.

***

- ¡Papá! ¡Papá! - gritaba la pequeña, aún con sus brazos extendidos hacia el empresario.

- Lo lamento mucho, Luis. - fue lo primero que salio de la boca de la empresaria.

- No tienes por qué. - contestó. Se acercó a la pequeña que aún alzaba sus brazos hacia el y la tomó en brazos. - Venga con papá.

La empresaria no pudo evitar sonreír ante tan lindo gesto por parte del moreno. Lo primero que paso por su cabeza era que se molestaría y decidiría irse, pero lo que hizo la sorprendió de tal manera que se unió al abrazo que Luis estaba proporcionándole a la pequeña.

- Y bueno. - dijo él, luego de un rato. - ¿Qué haremos contigo princesa?

- Pues la verdad no tenía nada planeado, así que habrá que improvisar.

- Bueno, ¿que te parece si subimos y jugamos un rato con ella? Esperamos a que se canse y se duerma y, tú y yo pasamos a la acción. -sonrió.

- Eres muy tonto Luis. - carcajeó mientras ambos subían las escaleras.

Luego de llegar al cuarto de Mónica jugaron con ella un par de horas hasta que la pequeña se cansó y se quedó dormida en las piernas de José Luis. El empresario la tomó en brazos y la dejo con delicadeza en su cuna. Ambos empresarios dejaron un beso en la mejilla de la pequeña y salieron de la habitación dejando la puerta entreabierta por si despertaba pudieran escucharla. Bajaron por las escaleras y se dirigieron a la cocina, tenían hambre y lo ideal era ir preparando la cena, así que se pudieron manos a la obra.

Cuando llegaron sacaron todo lo que necesitaban para preparar la cena, harían pasta, la favorita de José Luis, así que empezar poniendo el agua a hervir, una vez hecho comenzaron con la salsa y todo lo demás que complementaria la pasta. Luego de un rato tenían todo listo. José Luis estaba terminando de arreglar la mesa, solo pondrían los dos platos así que le resultó más fácil.

Cenaron en un ambiente cálido, las caricias y las miradas no se hacían esperar. El empresario miraba con una ternura a la empresaria. Ella por su parte no paraba de sonreír al sentir la mirada del empresario, el le estaba haciendo saber sus ganas de poseerla, pero ella no se la quería dejar tan fácil, lo que realmente quería era molestarlo un poco, pero le estaba costando mucho trabajo resistirse a sus encantos ya que ella indiscutiblemente le traía ganas al empresario.

Terminaron la cena de lo más tranquilo. De pronto, escucharon el llanto de Mónica, por lo que la rubia se levantó de la mesa y subió a traer a la pequeña, mientras que Luis se encargaba de lavar la loza. Luego de un rato bajó con Mónica en brazos, la sentó en su silla y ambos le dieron de comer la papilla de zapallo que habían preparado especialmente para ella.

Cuando acabó, los tres se dirigieron a la sala para ver una película, la empresaria estaba empezando a sentir que se podría acostumbrar a eso, pero dicen que lo bueno dura poco así que lo mejor era no acostumbrarse por que en el fondo sabía que el empresario no siempre querría estar con la pequeña Mónica. Un sorpresivo beso en su cuello la hizo regresar a la realidad sacándola de sus pensamientos. Era José Luis. Venía con un gran tazón en sus manos, el cual venía repleto de palomitas con un poco de mantequilla y un par de jugos para ambos.

- Ten mi amor. - dijo entregándole el tazón con las palomitas y colocando los jugos en la pequeña mesa de centro.

- Gracias. Amor, ¿Qué película veremos?

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