Capítulo 10

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- No me guardes para luego,
Luego ya no estoy.

***

Dos años y un mes después.

En un abrir y cerrar de ojos habían pasado tantas cosas, tantos momentos, que ahora eran simples recuerdos.

Hace menos de un año de que Mónica había sido alejada de su madre. Después de varias peleas e intentos fallidos por parte de José Luis, Altagracia había tomado la decisión de llevar a Mónica a uno de los mejores internados de CDMX, pero ya que para ese entonces Mónica aún era bastante pequeña, la rubia empresaria había tenido que pagar una gran suma de dinero para no tener ningún tipo de problema. Además, había tenido que contratar a alguien para que cuidará de la pequeña, dentro de dicha institución, pero estuvo dispuesta a hacerlo con tal de no tener a Mónica cerca.

Después de que Mónica fuera llevada al internado, la casa se había vuelto más silenciosa y todos los que habitaban en ella se habían dado cuenta, incluyendo a la empresaria, quien desde que Mónica se fue había agarrado el vicio de fumar y beber todas las noches, pero era incapaz de aceptar que le dolía el no tener a la pequeña cerca.

Todos en la casa se habían dado cuenta de el dolor tan grande por el que estaba pasando Altagracia, pero su orgullo no la dejaba aceptar que extrañaba a esa pequeña revoltosa.

Si bien es cierto, hace un año que la pequeña no estaba en su casa, junto a su madre, pero al menos podía estar junto a ella una vez al año, y si, el único día que Mónica tenía permitido salir del internado era el día de su cumpleaños ya que la pasaba junto a su prima Isabella, Regina, Matamoros y Magdalena. Cada año que llegaba la fecha del cumpleaños de Mónica, Altagracia fingía tener que viajar para no tener ningún tipo de contacto con ella.

En estos momentos Altagracia estaba buscando algún hotel en el cual se quedaría para cuando llegará el cumpleaños número tres de la pequeña Mónica. Si bien es cierto aún faltaban dos semanas para el gran día, pero a la rubia le gustaba tener todo muy bien preparado para luego no tener ningún inconveniente que le impidiera salir del país.

De pronto, la puerta del despacho de Altagracia se abrió dejando ver a un José Luis con una sonrisa de oreja a oreja. Altagracia lo miró un poco extrañada al ver tanta felicidad en su rostro, el moreno se acercó y tomó asiento frente a ella. En un tono dulce le dijo algo que no le pareció a la rubia.

- Sabes Altagracia, estuve pensando muy bien las cosas, incluso antes de venir aquí pensé si en verdad sería una buena idea pedirte esto, y llegue a la conclusión de que si.

- Dime, te escucho.

- Cómo sabes el cumpleaños de Mónica esta muy cerca, así que yo quería pedirte si puedes dar autorización de que Mónica pueda salir una semana antes del internado. -dijo sin titubear.

Altagracia soltó un suspiro y negó cabizbaja.

- Luis, hablaremos sobre esto, pero luego, ¿si?

- Altagracia, amor, hablemos ahora. No me digas que hablaremos luego, esto es muy importante para mi, y debería de serlo para ti también.

- Sabes cual es mi respuesta. No quiero a Mónica cerca de nosotros.

- Pero yo si, deja de pensar nada mas en ti. Mónica tiene una familia y no merece que tu la alejes de algo a lo que ella tiene derecho.

M Y   D A U G H T E R Donde viven las historias. Descúbrelo ahora