- Ojalá y cuando te des cuenta
de tu error, no sea demasiado tarde;
no olvides que el dolor pesa,
pero pesan más los recuerdos de los momentos que no volverás a vivir.***
- Lo que quiero decir, es que Mónica se irá a un internado.
Las últimas seis palabras retumbaron, una y otra vez, en los oídos del moreno. No podía creer lo lejos que estaba llegando Altagracia, y todo por una muestra de cariño por parte de la pequeña.
-Altagracia, amor, por favor. ¿Cómo puedes decir semejante calamidad? Es tu hija.
- Precisamente por eso, porque es mi hija no le voy a permitir actos estúpidos.
- Esto es increíble. Te parece que esperar un cariño por parte de tu madre, llorar o lanzarte a los brazos de tu madre es cometer "actos estúpidos" -dijo, haciendo comillas con los dedos en las ultimas dos palabras.
- Vete al diablo ¿si? La decisión ya esta tomada y no pienso cambiar de opinión.
- ¿Porqué lo haces? ¿Te sientes feliz al saber que dejarás a una niña sin su madre?
- No seas imbécil, no porque este en un internado dejaré de ser su madre.
José Luis soltó una gran carcajada, llena de todo el sarcasmo, al oír a la rubia hablar de esa manera. Ella por su parte le regaló una mirada de pocos amigos.
- Dime una cosa, ¿Cuántas veces la irás a visitar? ¿la dejarás venir los fines de semana? Otra cosa, ¿Tu crees que la aceptarán? Altagracia, Mónica tiene diez meses, a penas y puede decir mamá o papá.
- Si quiero visitarla o no, es muy mi problema. Con dinero baila el perro, así que sólo ofreceré una buena suma de dinero y asunto resuelto. Además, no podrán negarse al saber que se trata de la mismísima Doña.
El moreno sólo negó. Le dolía en el alma ver la manera en la que estaba actuando su güera.
- Te desconozco. Te convertiste en una mierda de persona, insoportable y egoísta. Esa no es la mujer a la que yo amo.
Magdalena se retiró, aún con la niña en brazos, al notar que el ambiente se volvía cada vez más tenso.
- No hagas esto mas difícil...
- Si consideras que está siendo difícil para ti, simplemente descarta esa idea estúpida de tu cabeza. -se acercó un poco a ella y tocó suavemente su mejilla.
- No trates de manipularme porque no va a funcionar.
- No lo hago, solo quiero que recapacites. Amor, yo te amo, y porque te amo no puedo dejar que cometas una locura. -de alguna manera quería convencer a Altagracia de que no fuera a cometer una locura, pero, para su mala suerte ella era demasiado terca y no la haría cambiar de opinión tan fácilmente.
- Vamos a la ducha. -le sonrió con picardía- Lo que menos quiero es que haya una pelea entre nosotros.
El moreno no pudo resistirse ante tal invitación por parte de su güera, que terminó aceptando rápidamente. Subió las escaleras detrás de ella, no pudo evitar el no ver como se contoneaban esas caderas cada que ella levantaba una pierna. Y sin siquiera pensarlo, tomó con fuerza y deseo uno de los glúteos de la empresaria, provocando que ella diera un brinco. Él por su parte sólo pudo carcajear.
Al entrar a la recámara, colocó el seguro y en un rápido movimiento tomó su cintura pegándola a la fría pared. Altagracia soltó un suspiro al sentir la mano de José Luis entre sus piernas. Llegaron hasta la cama, donde el empresario la colocó encima de su trabajado cuerpo, quería sentirla por completo.
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M Y D A U G H T E R
Historical FictionMe desgraciaron así que los acabé, pero me dejaron un recuerdo vivo, y cada vez que veo esos grandes ojos me recuerda a esa noche. Amar no es una obligación, es una decisión. Y por mas que lo intente me fue imposible, pero me costó darme cuenta que...