Prólogo.

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"Salir con una persona mayor, es una mierda".

El recuerdo se le vino a la mente, como un pequeño regreso a la realidad, una que estaba evitando desde hace mucho y ahora lo hacía querer gritar. Sintió unas suaves manos acariciar su espalda con lentitud y suavidad, los constantes besos en su mandíbula haciéndole aguar los ojos y volver a sumergirse en ese mundo donde las manos grandes del mayor, eran lo único que necesitaba.

"Jungkook", repetía una y otra vez, como si su vida dependiese de ello. "Mi Jungkook".

Gimió al sentir una estocada directo a aquel punto lleno de nervios y cerró los ojos tratando de evitar esa mirada que sentía sobre su cara sonrojada. Se sentía muy avergonzado.

"Mi amor, mi Jungkook", susurró con voz ronca, las manos grandes ahora dirigiéndose a sus glúteos, empezando a estrujarlos a su antojo.

Jadeó en busca de aire, pronto sintiendo aquella boca caliente sobre la suya, otorgándole aquello que creía que le faltaba. Gimió nuevamente, cuando unos dedos acariciaron su entrada tratando de tocar aquel lugar que ya estaba lleno.

"Eres tan precioso", le dijo, su caliente boca dejando un corto beso en sus clavículas, mientras sus manos traviesas jugaban con su cuerpo.

Se separó apenas, viendo aquellos ojos llenos de algo que él...

"Eres mío" lo besó, "solo mío".

Jungkook quiso llorar, sus manos empezaron a temblar ligeramente y antes de que pudiera hablar, su espalda tocó aquellas sábanas que se sintieron frías contra su piel. Abrió los ojos, mordiendo su labio cuando aquellas manos por las que enloquecía, le abrieron las piernas, llevándolas tan cerca de su pecho como se le permitía.

Suspiró observando al hombre guapo frente a él.

Tan irreal...

"Te ves tan hermoso así Kookie". Le susurró, acariciando su plano abdomen, presionando ligeramente la piel tersa y blanca, ante cada toque que daba, mandándole escalofríos a todo el cuerpo.

Cerró los ojos, esperando la estocada que lo dejó sin aire, poniendo sus ojos en blanco, sus caderas siendo tomadas con algo de fuerza para profundizar las embestidas. Gimió y como pudo se agarró de la espalda del otro, enterrando las uñas sin medirse, escuchando complacido el gruñido del mayor.

"Ta...", Balbuceó, su boca llenándose de saliva que pronto se deslizó por su mandíbula.

Quién iba a decirlo, gimiendo tan agudo por un hombre 13 años mayor, un hombre que simplemente lo volvía loco de una manera buena (o él lo consideraba así).

"Correte para mí, cariño", le susurró cerca del oído, embistiendo con más rapidez, aguantando los gemidos para poder escuchar los de su lindo chico.

Porque sí, Jungkook era su chico.

Y mientras unas pequeñas lágrimas se deslizaban por sus ojos, por el placer que sentía y del que su cuerpo aún no se cansaba, sintió que por más que todos dijeran que lo que hacían estaba mal, ese lugar era todo lo que el necesitaba y buscaba.

Era su hogar.

"Te amo...".





Serendipity (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora