Dónde Jungkook se enamora de un hombre 13 años mayor.
"Eres todo lo que necesito". Susurró antes de fundirse en sus brazos, sabiendo que ese era el lugar en dónde quería estar.
Su lugar seguro.
*Taehyung (top) Jungkook (bottom)
* Actualizaciones irr...
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Jungkook llegó demasiado temprano, como era costumbre. Estaba enfrente de esa puerta caoba, pensando si se veía presentable y si el traer esa torta sabor naranja era suficiente, a pesar de que el otro le había pedido que no lo hiciera.
"Siento que vengo demasido formal". Se dijo, sus manos temblando ligeramente antes de tocar el timbre y quedándose congelado cuando la puerta se abrió con rapidez.
"Hola", una sonrisa cuadrada y el brillo de sus ojos siendo lo primero que captó, cuando el apuesto hombre salió a recibirlo.
"Buenas tardes Taehyung-hyung", sonrió también, sus mejillas empezando a sonrojarse debido a lo que no debía de ver.
Kim Taehyung estaba vestido con un pantalón de corte recto beige y un suéter color capuchino. Tenía el cabello para atrás y unos lentes adornaban sus bonitos ojos. Ese hombre tenía un muy buen gusto para vestirse y Jungkook era dichoso de presenciarlo aunque sea con un corto vistazo.
"Pasa adelante", le invitó, sacándose los zapatos antes de entrar y viendo al menor con una bolsa de papel, riendo cuando notó lo que era, "recuerdo que te pedí que no trajeras nada".
"Lo siento, lo horneé con noona ayer por la noche". Se excusó entrando y siguiendo al otro.
"Eres adorable", se rió, caminando a la cocina para dejar la bolsa. "Siéntate, ya casi está la comida".
Jungkook carraspeó, sus ojos escaneando el lugar en busca de ese pequeño niño o de su esposa, las fotos de un Yeonjunnie en diferentes etapas siendo lo que más le llamaba la atención y el enorme cuadro familiar en medio de la sala.
"¿Dónde está Yeonjunnie?", Preguntó curioso, pues le había llevado unas pegatinas para decorar su cuarto, como le había prometido la última vez y quería entregárselas.
"No está", respondió Taehyung, sacando del horno lo que había preparado para esa cena. "No hay nadie, ni mi esposa ni Yeonjun".
“Estamos solos”
"¡¿Eh?!" Se levantó de golpe, pues el ser consiente de eso le había sorprendido más de lo esperado.
"Su mamá lo llevó a casa de su abuela, dejó preparada comida, pero preferí prepárarte algo con mis propias manos", sonrió satisfecho, el delantal para no manchar su ropa siendo de un brillante rosa que lo hacía ver tan hogareño.
"Taehyung...", Dijo conmovido, "usted va a enloquecerme", susurró lo otro tan bajo que no pudo ser escuchado.
"Espero te guste, son unas papas que aprendí a hacer con una amiga hace mucho tiempo", se sonrojó apenado, la opinión del menor siendo de lo más importante para él.
Se sentó frente a él luego de servir vino, sus ojos atentos a la reacción del otro al probar su comida, viendo con ternura cómo los lindos dedos de Jungkook tomaban los palillos y tomaba una papa para luego llevarla a su boca.
