El sonido del silbato dio inicio al partido de vólibol playero, el sol estaba bajando, pero el calor era el suficiente aún. Zorel dio un grito emocionado como el resto de los espectadores. Marco Pierce se encontraba en el partido también, era el equipo contrario al nuestro.
La música, los carteles y banderines con los colores del equipo pintaban aquella tarde, me encontraba aun inmersa en las palabras de aquella mujer que había encontrado en la playa, la que incluso había aparecido cuando Marco Pierce me había salvado de aquel golpe inminente. A decir verdad, aquella tarde a pesar de aquellos inconvenientes era una de las mejores que había podido tener desde que mi vida en los suburbios había cambiado. Había logrado conseguir un refresco similar a la cola, que me sabía como los Santos. Incluso, el DJ que animaba el evento en la playa me hizo sentir un poco en casa cuando empezó a tocar Hung Up de Madonna, y, por si fuera poco, no había rastro o señal de Nova por ningún lugar. Quizás se encontraba con Meredith.
—¿Por qué no estás apoyando al príncipe Jean y estás ahí sentada? —me preguntó mi amiga sentándose junto a mi dejando de lado su efusión. La miré pensativa y estuve a punto de hablar cuando esta me interrumpió— no me digas, el calor te fundió el cerebro o algo por el estilo —señaló.
—Que grosera —reí— No se me ha derretido el cerebro aun, pero si celebro por el príncipe Jean, entonces Marco Pierce sabrá que estudio para la alta cuna y entonces Nova quedará expues...—no terminé de decir aquello cuando me di cuenta de lo que estaba diciendo. Nova había sido demasiado grosero conmigo desde que puse un pie en la academia ¿Por qué me preocupaba que los Pierce descubrieran que estudiaba en la academia también? Ni siquiera me consideraba su amiga para cubrirlo de aquella manera.
—Menos mal te diste cuenta de lo que estabas a punto de decir...—me miró divertida. Asentí.
—Le estoy dando más importancia de la necesaria, al carajo Radici
—Lenguaje
Me puse de pie de un salto y tomé uno de los carteles que estaban cerca de nosotros para apoyar a nuestro equipo y me uni a animarlos soltando un grito, como una buena fangirl americana sabía hacerlo mejor.
—¡Vamos príncipe Jean! —grité con todas mis fuerzas.
Jean Tardiff que se encontraba en la cancha volteó ante mis ánimos, sonrió y me saludó desde lejos para después arrematar un golpe y anotar un punto a nuestro favor. Pude notar como el chico Pierce me miraba con el ceño fruncido para luego continuar con su juego. Como era de esperarse la victoria fue para nuestra casa, así que cuando el silbato marcó el final del partido, todos bajamos de las gradas para celebrar con nuestro equipo, Zorel me animó a felicitar a Jean de cerca, pero en mi camino hacia él fue interceptado por Ritta, quien se puso de puntitas frente a él y lo besó. Me detuve en seco, los vítores del resto, así como las risas burlonas del resto se hicieron presente. En cuanto Ritta detuvo su beso, Jean levantó su mirada que se topó con la mía mirándolo fijamente desconcertada.
—Que estúpida —susurré y rogué al cielo para que me sacara de ese lugar, cuando pude sentir el agarre de una mano en mi muñeca que me jaló hacia atrás, me dejé llevar como hoja al viento, para después de salir de la multitud toparme con la mirada gris de Marco Pierce.
—Dime que no eres una de ellos —soltó a la primera. Miré mi muñeca ser apretada por su mano y entonces me solté de su agarre.
—¿A que te refieres, Marco? —pregunté seria.
—Dime que no perteneces a la alta cuna, como los engreídos sangre azul del partido a quienes apoyabas y festejabas —escupió con desprecio. Me desconcerté por un momento, la forma en la que mencionó aquello me hizo sentir pequeñita ¿acaso el pueblo pensaba así de todos sus compañeros?
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Entre príncipes y princesas
General FictionArkania había existido siempre para Velia como un cuento que papá le inventaba cada noche durante sus primeros 5 años de infancia para dormir, según su abuela materna. Ahora Velia tendrá que afrontar la realidad, su padre no es un doctor que ayuda a...