12.

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Un dos tres, un dos tres, un dos tres cuatro, y vuelta, reverencia. Y otra vez.

Pasé toda mi clase de ciencias memorizando los tiempos del vals que nos habían enseñado el día anterior en la clase de baile. Había sufrido las largas cuatro horas de ese día intentado no parecer maniquí bailando. Zorel chasqueó los dedos frente a mí para sacarme de mi trance.

—¿En qué estás pensando? Llevo un rato hablándote — se dirigió mi amiga hacia mi mientras guardaba sus cosas, la clase había terminado y no me había percatado de ello.

—He pasado toda la mañana repasando los compas del vals de ayer, Zol —solté con un bufido. Zorel se rió. Ella perfectamente sabía que tenía dos pies izquierdos, todo lo contrario de ella que era uno con la pista.

—Eso no debería ser un problema, para eso son las clases, Velia —guiñó el ojo. Luego se levantó de su lugar, la imité y bajamos las escaleras para encaminarnos hacia el comedor.

—Sé que para eso son, pero sabes bien que aun así batallo.

Hice un puchero.

—Tengo una idea que podría ayudar, a decir verdad, me sorprende que aún no pensaras en lo mismo, pero bueno. —seguimos caminando, en el comedor nos dirigimos a nuestro lugar habitual, aun había niños terminando de comer. Me era agradable verlos rondado por todo el lugar, sus risas y bromas tontas nos alcanzaban a menudo, pero a pesar del tiempo que había estado allí no había entablado conversación alguna con mínimo uno.

—¿Zol? — Zorel volteó a verme mientras bebía agua de las copas que estaban puestas en la mesa.

—¿En qué estás pensando ahora? —preguntó arqueando una ceja.

—Tengo ganas de una Pepsi, es más. Me conformaría con una Coca-Cola. ¿A caso no sientes que está haciendo mucho calor? —dije halando el cuello de la camisa.

—Si. Últimamente siento más el calor, quizás es porque el verano se acerca —ladeó su cabeza pensativa— Desconozco si podemos tomar Coca aquí, quizás podemos buscar este próximo fin de semana en el pueblo, recuerda que no estamos más en América, pero es muy probable que exista algún tipo de soda similar —chasqueó la lengua.

—¡Perfecto! —festejé mientras hacia un bailecillo. Y de nuevo vino a mí el compás. Tenía que hacer algo para sacarlo de mi mente.

El resto de la tarde fueron más clases. Quizás estaba empezando a adaptarme a la rutina. Empezaba ser normal toparme a los profesores por los pasillos y a saludarlos como en mi antigua escuela. Pasaba las noches haciendo tareas y leyendo los libros de modales y reglas básicas de la nobleza. Zorel me ayudaba siempre que tenía problema con algo. Rutina, rutina. Estaba ansiosa de poder bajar al pueblo en busca de soda. Zorel estaba metida en un libro de japonés de sus clases extras. La lista oficial de asignaturas para las clases de verano había sido publicada esta mañana.

Mi mejor amiga tenía ya dos opciones, pensaba acompañarla a japonés, pero quizás tomaría alguna otra como Álgebra avanzada, así podría al menos ponerme al corriente con mis demás compañeros.

—¿Ya sabes que otra clase tomarás? —giré desde mi asiento en mi escritorio para mirar a Zorel que estaba sentada leyendo en la sala al centro de la habitación. Zorel levantó su vista del libro y me miró a mí.

—Hmmm. Estaba pensando en pintura ¿Y tú? —Esta vez me levanté y caminé hacia ella para luego sentarme a su lado.

—Te acompañaré en japonés —reí, Zorel rodó los ojos.

—Copiona.

—Y también tomaré Algebra avanzada —apreté los puños frente a mí en señal de lucha. Zorel soltó una carcajada, a la que respondí con un golpe.

—Oye tranquila, princesa. ¿Ahora serás la eminencia matemática?

—Por el mismo hecho de que soy una princesa debo estar a la altura ¿Viste mis calificaciones? Apenas y pasé —dije con pena— cuando en clases del profesor Lerman era otra historia.

—Sigo diciendo que es el profesor, también extraño las clases de Lerman. No necesitaba esforzarme tanto.

—Lo mismo digo —solté aire— y mi última opción es música…

Zorel se acomodó para prestarme toda su atención.

—¿Piensas volver a la música? —me miró con detenimiento.

—Hace más de dos años que no toco nada…quisiera volver al piano y vi que habrá una clase exclusiva de piano.

—¿Estás segura?

Miré a mi amiga y asentí.

Las clases de verano comenzaban el lunes próximo, así que me inscribí en ellas temprano por la mañana. Estaba segura que en mi antigua escuela las clases de verano solo eran para aquellos que habían tenido problemas con las asignaturas, gracias al fabricante jamás tuve que asistir a una a otra cosa que no fuera a espiar a mi crush, bueno crushes.

Después de la inscripción me dirigí al estacionamiento en busca de Zorel y James, quienes me esperaban para bajar al pueblo.

—¡Zorel! —le grité a mi amiga desde la puerta del estacionamiento. Ella me sonrió e hizo una seña para que me apurara.

—¿Ya te inscribiste? —preguntó. Asentí y subimos al coche con James.

—Zorel me dijo que se inscribió a clases de álgebra avanzada ¿La caída le afectó princesa? —preguntó James bromeando.

Los tres reímos y yo negué después de explicarle el porqué de mi decisión.
Aunque de cierta forma tenía razón, la caída si me había afectado. Después de la discusión infantil y los insultos de Nova había decidido mejorar, demostrar que estaba a la altura de ser la princesa de Arkania, del porte de mi madre, de ser la digna hija de un rey y un príncipe sumamente inteligente. Y Nova por su parte, podía hacer lo que le placiera, no iba a insistir más en ser su amiga. No podía ser más la princesa novata, sabía que tenía la capacidad de ser mejor que Ritta. O eso quería pensar.

Entre príncipes y princesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora