EXISTEN MUCHOS LOBOS VESTIDOS CON PIEL DE OVEJA.
LEILA ZAMBRANO.
¿Han escuchado hablar sobre las personas que son como lobos vestidos de ovejas?
Esas personas entran a nuestra vida y jamás nos damos cuenta hasta que se deshacen de ese gran disfraz, de esa máscara que los ayuda a camuflarse ante nosotros. Así logran pasar desapercibidos para lograr lo que quieren y lo peor, es que eso que desean hacer es con el fin de dañarnos.
Yo estuve tanto tiempo cerca de uno.
Desde que fui pequeña viví con él, y mi madre me obligaba a llamarle "papá". ¿Eso era un padre?
No creo que los padres se acercaran a lastimar a sus hijos de esa forma, y si eso en verdad era un padre, no lo quería en mi vida ni un segundo más.
Había noches en las que tenía sueños con otro sujeto que parecía tener la edad de mi padre, en esos sueños jugaba con él en un jardín tan grande y tan hermoso. En mis sueños me miraba tan pequeña, casi siempre sucedía lo mismo; yo corría hacia los brazos de él y lo llamaba "papá".
Era todo tan confuso cuando me despertaba, tiempo después dejé de tener esos sueños tan bonitos con esa persona, llegué a pensar que esos sueños eran por el anhelo que tenia de querer un padre así.
Cuando iba al colegio, siempre escuchaba a mis compañeras decir que tenía el "mejor padre del mundo", iban por ellas al colegio y a dejarlas en la entrada, les daban besitos en la frente acompañados de un fuerte abrazo.
"Ten un gran día, cariño. Papá te quiere."
¿Por qué él no era así conmigo?
Ese tipo de comportamientos jamás los tuvo conmigo, ni siquiera mi madre.
Todo eso empeoró una noche cuando él se adentró a mi habitación. Aún lo recuerdo perfectamente, desgraciadamente aún lo hago.
Era demasiado tarde, el reloj de la mesita que tengo al lado de mi habitación marcaba las 11:47 de la noche, mi madre se encontraba en su habitación, al fin se había dormido. Toda la tarde había estado tomando alcohol, como de costumbre, se la pasaba tirada en el sofá cada vez que él desaparecía, la escuchaba maldecirlo infinidades de veces hasta que terminaba llorando o durmiéndose. Esa noche ella había tenido las fuerzas de levantarse del sofá y de encaminarse a su habitación.
A pesar de que mamá estaba en casa conmigo, esa noche sentía que había una presión en mi pecho, que no sabría como describirla.
Aunque aún no logro dormirme, mis ojos permanecen cerrados, mi mente está inquieta, abro los ojos y miro nuevamente la hora: 11:58 pm.
Volví a cerrar los ojos.
Escucho como la puerta de mi habitación se abre, mis ojos permanecen cerrados, podría ser mamá la que entra, solía hacerlo y quedarse a mi lado cuando sentía que él no llegaría a dormir con ella.
Escucho unos pasos acercarse hasta al lado de mi cama y siento como una mano fría hace contacto con mi piel al acariciar mi mejilla, inhalo un aroma a ¿tabaco?, mi madre no fuma. Abrí los ojos al instante comprobando que no era mamá, era él.
— ¿Papá? —lo miro seguir de pie al lado de mi cama, él aparta su mano de mi mejilla lentamente y me hace una señal con su mano indicándome que guarde silencio. Es extraño verlo aquí en mi habitación y lo más extraño es que esa presión en mi pecho en ese momento se intensifica al verlo al lado de mí. No me siento para nada bien— ¿Qué pasa, papá?
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𝐌𝐈𝐋𝐋𝐎𝐍 𝐃𝐄 𝐌𝐈𝐋𝐋𝐀𝐒. ©
Mystery / ThrillerPara la familia Zambrano, solo bastó una sola noche para desencadenar días oscuros para ellos. Especialmente para Bruno Zambrano, la noche en la que su hija desaparece, será suficiente para que tanto cosas del pasado y del presente comiencen a ser d...