𝐌𝐈𝐋𝐋𝐎𝐍 𝐃𝐄 𝐌𝐈𝐋𝐋𝐀𝐒. ©

❇️ CAPÍTULO 2.

LAS COSAS EN EXCESO PUEDEN SER MORTALES.

¿Cuántas veces no han escuchado esa frase que habla sobre las cosas que son en exceso pueden resultar peligrosas para nosotros?

"Las cosas en exceso hacen daño"

"Comienza a preocuparte cuando te des cuenta que te has excedido"

Personas cercanas y no cercanas, nos advierten de distintas formas que estamos haciendo algo en lo que se nota a simple vista que ya no tenemos un poco de control. Nos advierten y nos alientan para que busquemos ayuda.

Y nosotros... Hacemos oídos sordos, creemos que todo está bien y que no existe algo de lo que nos tengamos que preocupar, terminamos llamándolos unos "exagerados", su tono de voz se convierte en un sonido irritante en nuestra cabeza.

¿Irónico, no?

Preferimos escuchar a aquellos que solo abren su boca para lastimarnos y hacemos oídos sordos de aquellos que se han preocupado por nuestro bienestar.

¿Y si no había alguien para advertirte sobre los excesos?

La autopsia de Eleanor, la madre de Leila, mostró algo muy diferente a lo que la familia Zambrano y los investigadores de la policía habían pensado hasta ese momento.

Bien dicen que nada es lo que parece...

Aquel golpe en el ventanal del asiento del copiloto en el auto de Bruno, le había puesto los nervios de punta, es de esperarse con la desaparición de Leila y la muerte de Eleanor, la presión de su padre, entre otras cosas. Hacían que últimamente su mente se mantuviera demasiado ocupada.

— ¡Nicole! —musitó Bruno, apretando sus manos en el volante.

— ¡Esa soy yo! —respondió Nicole, fuera del auto. Luego de haber logrado asustarlo.

— ¿Cuándo vas a dejar de hacer tus bromitas? —bajó del auto con su maletín en la mano— Además, no es un buen momento, tú deberías estar reposando. —dijo refiriéndose al collarín que Nicole traía puesto debido al accidente.

— Lo lamento, solo quería hacerte sonreír un poco. Con lo de Leila has estado demasiado tenso y si le sumamos la presión que mi padre te da en la oficina, es peor. —sonrió al verlo preocuparse por ella— Estoy bien, no te preocupes por mí, los médicos dicen que afortunadamente lo mío no fue tan grave.

— Afortunadamente.

Ambos hermanos se adentraron en el elevador del estacionamiento, presionando el botón del quinto piso que los llevaría a su zona de trabajo. Nicole trataba de sacarle algún tema de conversación a Bruno durante el camino, le preocupaba que todo lo que había pasado en estos últimos días destruyera la poca cercanía que su pequeña familia había ganado aún después de la muerte de su madre y de su abuelo.

Al llegar al quinto piso, la presencia de su padre ante ellos los hizo guardar silencio, esperando a que el mayor les indicara o expresara lo que tenía que decir, era evidente que algo pasaba, muy rara vez los tomaba en cuenta dentro o fuera de las oficinas. Si necesitaba algo, los buscaría, sin duda también en el caso que tuviera que hacerles algún llamado de atención por algo que al mayor no le pareciera correcto o apto para la reputación de la familia Zambrano.

En esta ocasión el padre de Bruno, Leandro, se quedó al frente de ellos como si estuviese tratando de encontrar alguna forma de comunicarles de lo que se había enterado al llegar esta mañana a las oficinas.