𝐌𝐈𝐋𝐋𝐎𝐍 𝐃𝐄 𝐌𝐈𝐋𝐋𝐀𝐒. ©

❇️CAPÍTULO 6.

HAY PESADILLAS QUE SON PARTE DE NUESTRA VIDA.

¡Corre, Nicole!

¡Rápido, corre!

La chica corría escabulléndose entre los árboles del bosque, su respiración estaba hecha un desastre por el miedo que estaba sintiendo en su intento de querer escapar. La luz de la luna esa noche no era de mucha ayuda para ella, ni hablar de la intensa neblina que había y que le impedían saber hacia dónde o qué camino tenía que tomar si quería salvar su vida.

Sus pies descalzos sentían dolor cada vez que al correr pisaba las ramas secas de los árboles, parecían pequeñas espinas incrustándose en su piel, esto la estaba haciendo perder la poca fuerza que le quedaba en sus piernas.

¡Vamos, Nicole, tienes que salvarte!

— ¡No puedo más! —expresó con temor, aún utilizando la poca fuerza que tenía para escapar.

— No tenemos tiempo para rendirnos, ellos están demasiado cerca, tenemos que escapar, cariño.

— No puedo, mamá. —farfulló al mismo tiempo que cayó al suelo de rodillas— Tengo miedo, pero ya no puedo más.

Comenzó a sollozar y su madre se inclinó a su lado para entrelazar sus manos con las de ella, brindándole calor y al mismo tiempo tratando de calmarla.

— Cariño, estoy aquí, no voy a dejarte. —con su diestra comenzó a acariciarle el cabello— No me iré sin ti.

— ¿Ellos van a matarnos, mamá? —su madre negó de inmediato acercándose a ella para rodearla con sus brazos.

— No, no pienses eso. —los sollozos de la chica se escuchaban en combinación con la respiración de su madre.

Ambas tenían miedo, sabían que sus vidas no estaban seguras en ese momento.

El estruendo de un arma de fuego las hizo abrazarse con más fuerza, ambos cuerpos comenzaron a temblar, debían comenzar a correr o dejar que el pánico las convirtiera en una presa fácil en medio del bosque.

— Están cerca, debemos correr. —le ordenó su madre con voz baja.

La sujetó de ambos brazos impulsándola, para que comenzaran a correr nuevamente.

— ¡Vamos, Nicole, no me dejes sola!

Nuevamente huían de ellos, esta vez se sujetaban de la mano, de alguna manera esto les brindaba la fuerza de una a la otra.