❇️PREFACIO❇️

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Existe una leyenda en México que se hizo parte de nuestra familia desde que tengo memoria

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Existe una leyenda en México que se hizo parte de nuestra familia desde que tengo memoria.

La leyenda Maya del Colibrí:

Cuenta la leyenda que los mayas más sabios narran que los dioses crearon todas las cosas en la tierra y al hacerlo a cada animal, a cada árbol, cada piedra; le encargaron un trabajo. Pero cuando ya habían terminado, notaron que no había nadie encargado de llevar sus deseos y pensamientos de un lugar a otro, como ya no tenían barro, ni maíz para hacer otro animal; tomaron una piedra de jade y con ella tallaron una flecha muy pequeña, cuando estuvo lista soplaron sobre ella y la pequeña flecha salió volando. Ya no era más una simple flecha, ahora tenía vida: los dioses habían creado al colibrí.

Sus plumas eran tan frágiles y tan ligeras, que el colibrí podía acercarse a las flores más delicadas sin mover un solo pétalo. Brillaba bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaba todos los colores.

Entonces, los hombres trataron de atrapar a esa hermosa ave para adornarse con sus plumas. Los Dioses, al verlos, se enojaron y dijeron que, si alguien osaba a atrapar un colibrí, sería castigado.

Es por eso que los colibríes no pueden guardarse en jaulas. Los Dioses lo crearon para volar libremente.

Pero los Dioses no solo crearon estas bellas aves y las hicieron libres. También les destinaron un trabajo: los colibríes tendrían que llevar de aquí para allá los pensamientos de los hombres y de los mismos Dioses.

Por eso, según la leyenda, cuando aparece un colibrí ante ti de repente, te está llevando un mensaje de amor y cariño de parte de alguien que está pensando en ti, de esta tierra o de más allá.

¿Por qué no apareció el tercer colibrí en los bebederos del jardín?

Recuerdo que cuando yo era pequeño, mi madre era el tipo de persona que podría pasar horas en el jardín y disfrutar tanto de la compañía que unas simples plantas podrían brindarle. Siempre decía que preferiría estar todo el día en el jardín cuidando de sus plantas y conversar un poco con ellas, a tener que asistir a una reunión en una cafetería con viejas amigas.

El abuelo también era mi fiel compañero de aventuras, en quién podría confiar todo el tiempo, él solapaba cualquiera de mis travesuras. Sin problema alguno, él siempre estaba conmigo al igual que mi madre.

— Bien hay que descansar un poco, ya no soy tan joven como antes, Bruno. —habló entre risas, mi abuelo. Tirándose en el césped a mi lado, después de haber corrido por todo el jardín por un rato.

— ¡Mira un brócoli, abuelo! —mi abuelo se soltó en risas.

— No es un brócoli, cariño —calmó un poco sus risas y continuó— es un colibrí. Sabes, ellos son los mensajeros más bellos.

— ¿Son los de la leyenda? —él asintió con su cabeza y me miró con una sonrisa— Son muy bonitos, me gusta verlos por aquí, me ponen muy contento. —lo miré agachar su cabeza, como si estuviese recordando algo.

— Voy a decirte algo, cariño. —levantó su vista y fijó sus ojos en mí— cuando yo no esté contigo, cuando ya no pueda estar más contigo... Volveré como uno de ellos y nunca te dejaré solo.

Era tan pequeño en ese entonces, demasiado como para comprender lo que querías decirme con que ya no podrías estar más a mi lado.

Mi madre y mi abuelo eran las mejores personas que podía tener en mi vida, ellos tenían esa esencia que lograba hacer que los quisieras al momento de conocerlos, eran la chispa de mis días, tanto así, que cuando partieron de este mundo me sentí la persona más solitaria, a pesar de que aún tenía a mi hermana y mi padre, me sentía completamente solo. Es evidente que nuestra familia después de perderlos a ellos nunca volvió a ser igual, nada de lo que antes existía con ellos volvió.

Han pasado tantos años, han sucedido muchas cosas y me han hecho tanta falta.

La noche en que mi hija desapareció, la muerte de Eleanor, toda esa noche me ha traído días y noches de sueños tan extraños, justo cuando se suponía que las cosas se habían aclarado.

Esa noche del accidente me da tanta rabia, si tan solo yo hubiese ido por ellas... Hubiese impedido que esa persona te arrancara de mi lado, mi querida Leila.

No me he rendido, seguiré buscándote, no pararé de buscarte.


𝐌𝐈𝐋𝐋𝐎𝐍 𝐃𝐄 𝐌𝐈𝐋𝐋𝐀𝐒.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora