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No había dejado de nevar en todo el día y el suelo y los tejados de Paris se habían vestido de blanco. La ciudad entera se había pasado el día ultimando detalles y compras. Todos parecían estar listos para celebrar las fiestas con sus seres queridos.

-Es la primera vez que pasas las navidades lejos de tu familia, ¿verdad? – le preguntó ella mientras Draco contemplaba la ciudad desde la ventana de la habitación de Pandora en el ático de los Dobrev en la capital francesa; totalmente absorto en sus pensamientos. Negó con la cabeza mientras cogía la copa que ella le ofreció.

-La segunda – la corrigió él mientras el cristal de sus copas sonaba al tocarse. – Pasé la Navidad en Hogwarts durante mi segundo año.

- ¿Por qué? – preguntó ella después de dar un sorbo.

- ¿Quieres la versión oficial o la verdad? – respondió él haciendo lo mismo.

-Tú verdad. – dijo Pandora solemne.

La chimenea estaba encendida y se sentaron sobre la alfombra, entre el fuego y el sofá.

-Mi padre era mi héroe por aquel entonces – dijo Draco apoyando la cabeza en el asiento del sofá – nunca se me pasó por la cabeza que estuviese ocultándome algo. Los ataques contra los nacidos de muggle habían empezado en Hogwarts y en una de las lechuzas que me mandaban con dulces caseros sugirió que quizás sería buena idea pasar esas Navidades en la escuela para ver qué sucedía con los ataques. Yo estaba tan emocionado con la idea de que la cámara realmente existiera y que hubiera de verdad un heredero de Slytherin que me lo creí. Supongo que realmente llegué a pensar que una limpieza de alumnos era necesaria. – dijo sacudiendo la cabeza – Entonces no tenía ni idea de que mi padre había metido el diario de Tom Riddle en Hogwarts. Siempre supe que mi padre coleccionaba objetos y los escondía en el sótano. Lo descubrí por accidente a los cinco años jugando con Dobby. No supe cómo de oscura era su colección hasta que no me enteré oficialmente de que era un mortífago. Resultó que le llegó el soplo de que esas mismas Navidades iban a hacer una redada en nuestra mansión y solo intentaba que yo no fisgoneara y me fuera de la lengua. Así que supongo que nunca se llegó a fiar de mí. Hasta ahora claro, porque nuestras vidas penden de un hilo... - añadió Draco pensando en cómo ahora él era el cabeza de familia.

-Bueno – dijo Pandora – ya has pasado más Navidades con tu familia que yo.

Los Dobrev nunca habían sido muy paternales. En realidad, Pandora siempre sospechó que su padre hubiera deseado tener un niño, pero tuvo que conformarse con ella. Y no fue hasta que empezó a crecer y descubrió que era una bruja que empezó a verle alguna ventaja a tenerla como hija. Pandora le contó a Draco que su padre solía aprovechar las fiestas para enmendar los errores que había cometido con su madre y era por eso que solían pasar la Navidad lejos y solos. Estefanía siempre le decía que no es que no la quisieran, sino que tenían una forma especial de querer. Pandora entendió con el tiempo que especial significaba un sinfín de cosas materiales y una escasez de cariño que el dinero no podía comprar.

No es que los Malfoy fueran la familia más afectuosa del mundo, pero nadie podía negar que hacían un buen equipo los tres. A pesar lo frío que era Lucius, Narcissa siempre mimó y se preocupó de Draco de forma desmedida. No era de extrañar que Draco hubiera crecido siendo así.

Una a una, fueron vaciando las 3 botellas de Dom Pérignon con las que habían empezado a brindar mientras se invitaban el uno al otro a descubrir lo que escondían en lo más profundo de su interior. Pandora le contó con pelos y señales todas las cosas que había hecho en el pasado y de las que se arrepentía.

-Creo que te gano – dijo Draco.

Y le contó cómo en segundo se había paseado por Hogwarts deseando que todos creyeran que era el heredero de Slytherin y cómo cuando empezaron los ataques empezó a mofarse de los nacidos de muggle gritando a los cuatro vientos que deseaba que hubiera muertes y que Hermione fuese una de ellas. También le explicó que en tercero había logrado llevar a Hagrid a juicio y que condenaran a muerte a su hipogrifo, que, en cuarto, cegado por la euforia de su padre porque el señor tenebroso había regresado, se burló de la muerte de Cedric Diggory y como en quinto pasó a formar parte del escuadrón de Dolores Umbridge y compuso una canción para mofarse de Ron. Todas aquellas cosas le parecían correctas cuando las hizo y hasta ese momento no había sido capaz de mirar atrás con perspectiva y preguntarse por qué lo había hecho.

- Entonces el sombrero seleccionador acertó y nos merecemos estar en Slytherin – concluyó Pandora pensando en que era la primera vez que la encasillaban y tenía sentido. Draco no pudo evitar dejar ir una sonrisa llena de ironía.

-Ahora siento ser yo quien te lo diga – dijo – pero si crees que en el resto de casas solo hay buenas personas te equivocas.

Draco se levantó de repente y empezó a caminar por la habitación.

- ¡San Potter! – vociferó – Le rebota una maldición y ya se convierte en Dios. Incluso mis padres llegaron a pensar que era un mago oscuro... Por eso quisieron que me acercara a él e intentase hacerme su amigo en primero. – dijo resoplando – Mi padre me contó que su padre era un cretino. Se llevaban 4 cuatro años y el bueno de James Potter se paseaba por Hogwarts lanzando maldiciones a diestro y a siniestro. Incluido el profesor Snape – dijo poniendo los ojos en blanco y haciendo una mueca – iba con su grupito de lameculos e incluso lograron convertirse en animagos sin que los expulsaran. Y adivina... Luego resultó que Colagusano fue quien entregó a sus padres al señor tenebroso y le ayudó a regresar cuando estábamos en cuarto. Pero de eso no interesa hablar porque podría manchar la reputación perfecta de los de Griffyndor. Incluso se rumorea que Dumbledore tiene un pasado oscuro también. ¡Hasta el imbécil de Quirrell era de Ravenclaw! – Draco parecía muy molesto – No pretendo decir que soy una buena persona porque en el fondo, sé que es probable que no lo sea – dijo señalando su antebrazo - ¿Y qué si no paro hasta lograr lo que me propongo? ¿Tan mala es la ambición? ¿A quién no le gusta el poder? ¿Y qué si mi sangre es pura? ¿Tengo que justificarme por ello? ¿Y qué si resulta que mi única amiga es una nacida de muggles? ¡Yo no elegí ser un Malfoy! Aun así, haría lo que fuera por las personas que quiero – dijo pensando con amargor en sus padres – ¿Si no qué diablos estoy haciendo intentando asesinar a Dumbledore sin querer hacerlo en absoluto?

Lleno de ira dio un puñetazo a la pared y apoyó la cabeza en ella. Pandora se puso de pie y fue hasta donde estaba. No sabía qué decirle. Él acababa de llamarla amiga y ella no hacía ni dos minutos que había insinuado que era una persona horrible... Quizás lo era, pero ¿alguien en su sano juicio podía culparle por serlo?

-Draco...

-No hace falta que digas nada – dijo él – si realmente piensas así eso explica lo de la otra noche.

- ¿De qué estás hablando? - dijo ella confundida.

-Da igual – dijo haciendo el ademán de irse.

- ¡Oh! ¿Vas enserio? – Exclamó ella indignada sabiendo por donde iba – nos acabamos de pasear por todo París como si el mundo fuese nuestro y ahora por hacer lo correcto y no aprovecharme de ti resulta que soy la mala de la película.

Pandora se había dado cuenta de que Draco no podía seguirle el ritmo bebiendo la noche que salieron en Roma. Le pareció que jugaba con ventaja y al regresar al hotel, acompañó a Draco a su habitación y le dejó acostado evitando así que pasara algo más entre ellos.

- ¿Aprovecharte de mí tú? – dijo él dándose la vuelta mientras se arrepentía al instante de las viperinas palabras que se acababan de escapar de su boca sin poder reprimirlas.

-Por Dios háztelo mirar. ¡Se te va a romper el ego de lo frágil que lo tienes! – le gritó Pandora con las mejillas coloradas del enfado – Habías bebido mucho y no quería que luego te arrepintieras. Quizás lo que te pasa en realidad es que tienes miedo. -le acusó acercándose.

- ¿Miedo de qué? – bramó él.

- ¡De dejar entrar a alguien ahí de una puta vez! – gritó ella dándole unos toques en el pecho con el dedo – He visto lo mejor y lo peor de ti y sigo aquí. Pero, ¿sabes qué? Lo entiendo – dijo mientras le abría la puerta para que saliera y se apartaba el cabello de la cara – es mejor así. Cuando demos con la forma de matar a Dumbledore y todo esto estalle no va a haber un mañana para ver que podamos ver lo que hubiera podido ser.

Draco cerró la puerta de un fuerte golpe y la miró a los ojos. Pandora estaba muy enfadada y él se dio cuenta al instante de que estaba cansado de seguir evitando aquello que empezaba a sentir solo porque no era lo correcto.

-Pero estamos a tiempo de averiguarlo. Podemos ser ese mañana esta noche – dijo él lanzándose a sus labios mientras le sujetaba la cara con ambas manos.

El juramento inquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora