d i e z

4K 336 29
                                    

Llego a casa casi al anochecer, mi padre está en el sofá leyendo algún artículo sobre política o viendo una y otra vez el álbum digital de nuestra familia, cuando estábamos aún unidos. Lo más seguro es que se trate de la segunda. Sin embargo, me extraña que no esté en su estudio, como lo hace habitualmente.

Intercalo la mirada entre mi padre – que aún no se percata de mi presencia o si lo hace, me ignora – y las escaleras. Puedo asegurar que la segunda opción para mí es lo más fácil, puedo simplemente subir a mi habitación, hacer como si no hubiera ocurrido y dormir como si estuviera despierta desde hace muchas semanas. Pero no.

Dejo caer mi mochila al suelo, provocando un ruido suave que no es el suficiente para llamar su atención, en realidad, esa no es mi intención. Camino con lentitud en su dirección y me siento en el sofá de dos plazas que se encuentra a la derecha del que se encuentra sentado. La piel del sofá hace un extraño chirrido que finalmente logra captar su atención. Eleva sus cejas, interrogante y al percatarse de que soy sólo yo, vuelve su atención a su computadora. En cambio, exhalo sonoramente. Sí, sé que no es la manera más correcta de atraer su atención pero lo hace.

—Bueno, no sé como sentirme al respecto. No de otra manera que no sea ofendido. —él dice, cierra su portátil y la coloca sobre la plaza vacía a su lado. Ahora si poseo toda su atención. — Te escucho.

—Lo lamento, lo siento muchísimo y no tengo una excusa para mi comportamiento. No voy a decirte que no fue mi intención decir que no se trataba de tu asunto, pero me sentí invadida. Es tu asunto también, tienes toda la razón. Pero no puedes incluirte en todo, no... no siento que sea tu parte crear una parte de la historia, porque la desconoces. Sé de la versión que se cuenta en las calles, sé de la versión de la familia pero nadie toma en cuenta la historia real. No lo hacen y eso hace crecer el problema. Y, probablemente, en este punto esté divagando, porque soy terrible con las palabras. — hago una pausa, miro hacia mis dedos y después regreso a su rostro. — No puedo contarte la historia real. Y quiero agradecerte por no haberme echado de casa como Jean y Luke te lo pidieron, también por soportarme todo este tiempo. Con esto, quiero dejar en claro que no estoy prometiendo cambiar mi actitud, no es fácil hacerlo de un día para otro... y no tengo la intención de hacerlo tampoco. Gracias por todo, papá.

Papá comienza a negar inmediatamente, se levanta de su sitio y se arrodilla frente a mí para tomar mis manos que se mueven nerviosamente.

—Maiah, ¿esta es tu retorcida manera de pedir perdón? —sus ojos color miel ruegan por la respuesta. Asiento pero muerdo mis labios, mi segunda intención después de hablar sobre lo anterior de una manera menos enredada, era decirle que me marchaba de casa. Siendo esa probablemente la peor decisión que podré tomar en mi vida.

<No te mientas Maiah, tú sabes cuál fue la peor en realidad.>

Sacudo la cabeza desapareciendo el pensamiento. Lo reemplazo por algo que me he preguntado toda la tarde; "¿voy a ser lo suficientemente capaz para sostenerme por mí misma si me marcho de casa?"

—Probablemente, sí. —Me encojo de hombros, en realidad esa no es la disculpa que me hubiera gustado decir, pero, al momento de decir algo, siempre termino bloqueándome –al menos cuando son conversaciones con mis padres–. Y me gustaría que fuera de otra manera. Pero no me es posible. Supongo que a todos los seres humanos nos ocurre algo similar.

—Estás perdonada, si eso es lo que realmente te trajo a disculparte, no tienes que sentirte culpable. Yo sólo deseo lo mejor para ti, tienes que saber eso. — asiento. — Pero también tienes que aprender a medir lo que sale de tu boca o seguirás causando líos a tu alrededor cuando en realidad deseas todo lo contrario. — Mi padre da por terminada la conversación diciéndome lo mismo que Rebecca me dijo por la mañana, sé que es el final de la conversación porque toma de vuelta su laptop y vuelve a lo que estaba haciendo antes de que lo interrumpiera. Suspiro y presiono mis labios. Lo conozco lo suficiente como para saber que no tendré oportunidad para comunicarle mi decisión. No hoy, por lo menos. Y me temo que al final terminaré arrepintiéndome y no haciendo lo planeado.

Fears | niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora