d i e c i s i e t e

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Cierro con fuerza la puerta del apartamento de Zayn, en el cual irrumpí minutos atrás, buscando sobre todo a Marcie por mis jodidas respuestas. Pero ambos se negaron a hablar, siempre con la misma excusa. Se suponía que ellos dos eran mis amigos, ellos mismos reclamaban ese título siempre que me veían, ¿Por qué demonios no podían cumplir ese sencillo papel y decirme todo lo que sabían?

Escucho los reclamos de Zayn hacia Marcie, al igual que escucho como esta última me llama cuando yo estoy bajando con rapidez las escaleras del edificio. Ella quiere que me detenga antes de que cometa una equivocación. Antes de que me meta en peligro.

Pero ella no sabe que ya he tomado decisiones equivocadas con anterioridad y que por eso me encuentro aquí, ella no tiene ni la menor idea del peligro en el que yo ya me encuentro y probablemente eso es algo que ni siquiera sé yo del todo. O lo ignoro, simplemente lo ignoro y vivo dentro de un mundo en el que no sucede absolutamente nada de eso.

Gruño cuando estoy en el interior del Jeep de Will y no encuentro mi teléfono con rapidez.

También he llamado a mis padres antes de llegar a este lugar, advirtiéndoles lo que había en casa y que por ningún motivo se acercaran ahí. No sé si en realidad hicieron caso a mis suplicas sin sentido –como ellos mismos dijeron cuando no les brindé más información– y en este punto no me importa nada más que mi objetivo principal:

Descubrir que fue lo que ocurrió con Niall.

Enciendo el auto, el motor ruge y conduzco hasta la casa de Niall. Espero tener más suerte esta ocasión.

El sol está escondiéndose por las montañas que se encuentran en la lejanía y los edificios que me rodean. Estoy tamborileando mis dedos y mordiéndome el labio inferior la mayor parte del tiempo, al igual que no dejo de mirar por el espejo retrovisor por alguna señal de que alguien esté siguiéndome.

Nadie lo hace; eso es un gran alivio, pero no puedo dejar de sentirme inquieta, nerviosa y ahora más que nunca me siento observada y perseguida. Es una horrible sensación que se incrementa entre más tiempo transcurro navegando por las calles, con un rumbo fijo y al mismo tiempo con ninguno.

Yo no sé qué voy a encontrar esta vez al llegar a esa casa, no puedo hacerme idea de nada. No algo que no sea tan aterrador como en mis propios sueños.

Las grandes puertas se muestran al frente de mí en cuestión de media hora de viaje. Están cerradas y lucen amenazadoras; ¿Cómo es que un par de puertas negras y grandes de acero pueden brindarte tal sensación?

Me bajo del Jeep para introducir la contraseña de seis dígitos. Las puertas rechinan como si hubieran pasado años enteros después de que las abrieron o cerraron por última vez, me encojo ante el sonido y me apresuro a entrar al auto antes de que estas vuelvan a cerrarse de nuevo.

Esta ocasión conducir por el sendero es diferente a otras veces. Los setos están marchitándose al igual que cualquier vegetación en el sitio, hay un par de pájaros negros de los que sueles ver en los cementerios correteando por en medio del pasto casi amarillento. Está oscuro, ya que ninguna de las lámparas blancas distribuidas por el gran espacio que es el jardín está encendida y la única iluminación es la que proviene del tablero del auto, ya que no me atreví a encender las luces delanteras y delatarme. ¿Mencioné que luce fantasmagórico?

Estaciono cercano a la entrada principal y antes de bajarme por completo del auto, el móvil de Niall suena, deteniéndome en mis actos y haciendo que frunza el ceño profundamente. Lo he mantenido conmigo durante los últimos días y jamás había sonado, hasta ahora. Probablemente en el momento menos indicado.

Me inclino para alcanzarlo y contesto la llamada aún y cuando noto que es proveniente de un número privado. Y probablemente no debería hacerlo. Soy muy curiosa, no puedo negarlo. Pero, quien quiera que llame al teléfono de Niall debe saber que no está desde hace unos días.

Fears | niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora