Capitulo 12

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Todo sucedió muy rápido. Reginald Letzen se abalanzó sobre su hijo como una bestia enfurecida, pero Emeth logró llegar a tiempo para detener el segundo golpe. Dió una patada para detener el golpe del hombre, y le propinó otra en un costado para alejarlo del chico.

Reginald se levantó del suelo aún más furioso, esta vez con intención de embestir al detective, pero al ver que este había desenfundado su arma y la apuntaba hacia él, su ira pareció aplacarse dando paso a la razón.

— ¿Que demonios hace ese él en mi casa? — preguntó Reginald, mientras señalaba sin mirar a un moribundo Dave, que aún se hallaba tan confundido como dolorido tendido en el suelo. Un chorro de sangre corría de la nariz del chico.

Antes que el detective pudiese dar una respuesta, el grito de una mujer atrajo la atención de todos.

Layna Letzen, llevaba puesta una bata rosa, y corría en dirección a su hijo con una expresión de angustia, terror y desconcierto. Se arrodilló a un lado de su hijo y comenzó a palpar cada comisura de su rostro como si no creyera lo que sus ojos veían.

A Emeth no le extrañaba la reacción de la mujer, pues llevaba una semana sin ver a su hijo y sin saber absolutamente nada de él, pues a nadie se le dió noticia sobre el encierro del chico.

Al ver que Reginald parecía haber aplacado su furia, el detective decidió que ya no era necesario mantenerlo a raya con el arma. Sin embargo, no quería acercarse aún hacia el hombre, pues sabía muy bien que en habilidad él era superior, pero en cuanto fuerza era todo lo contrario.

— Señor Reginald — dijo el detective, rompiendo el silencio —, podría por favor, regalarme unos minutos de su tiempo.

— ¿Responderá a mi pregunta durante ese tiempo? — preguntó el hombre.

— Responderé todo lo que me sea posible con respecto a su hijo y mi presencia aquí.

— ¿Dónde estaba mi hijo? ¿Que le hicieron? — preguntaba afanosamente la madre del chico.

— Señora Letzen, si lo desea, podría acompañarnos al señor Reginald y a mi para así explicarles lo que ha sucedido.

Emeth notó que Reginald observaba a la mujer con una mirada desafiante. Cuando la mujer cruzó su mirada con la de su esposo, pareció tomar una decisión repentina.

— No, yo me quedaré cuidando de mi hijo. Luego me dirá mi esposo sobre lo que han hablado.

Dicho esto, Reginald guío al detective hacia la parte trasera de la casa. Allí había un bonito jardín con flores varias, y bajo un gran árbol, había una mesa de madera con muebles, también de madera, a su alrededor.

Emeth, tuvo que esperar cinco minutos, mientras el señor Reginald hacia algo dentro de la casa. Pasados los cinco minutos, el hombre llegó con dos tazas de café.

— Pues comencemos por el principio, señor detective — dijo Reginald. Iba vestido con un jean negro y una camisa gris, la cuál hacia denotar mucho los músculos de sus brazos —. ¿Dónde estuvo el chico durante todo este tiempo, y que hace aquí ahora?

La pregunta no denotaba el más mínimo interés, como si la respuesta ya fuese bien sabida por el hombre . Sin embargo, Emeth contestó.

— Durante la interrogación formulada a su familia, la noche del asesinato del joven Rethen Letzen, yo me tomé un atrevimiento indebido. Acusé y encerré al joven Dave, por el asesinato de su hermano, aún sin tener la más mínima prueba de que eso fuera cierto.

"Aquello fue una especie de prueba, con la intención de debilitar la mente del chico y quizá así, hacerlo testificar sobre el asesinato."

"Por desgracia, mi error fue grave, pues la prueba no dió frutos, lo cual hace que el chico quede absuelto de toda culpa. Por ende, he venido personalmente a presentar mis excusas frente a los representantes del joven y a pedir disculpas por mi grave error."

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⏰ Última actualización: May 30, 2021 ⏰

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El hombre sombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora