El cielo se hallaba aún bajo el manto oscuro de la noche, cuando el despertador de Dave sonó. El chico abrió los ojos rápidamente y se dispuso a comenzar su día, y el inicio de su rutina, con buena energía.
La mañana era tranquila. Dave había bajado al comedor para desayunar antes de ir a la universidad. Los rayos de sol se colaban hacia dentro de la casa a través de las ventanas de cristal que había en la sala y la cocina.
Poco minutos después de que Dave se sentara a comer, también lo hizo su padre. El hombre iba vestido con un traje negro, como le exigían en su trabajo, y llevaba en mano un periódico el cual leía mientras desayunaba. Dave, supo de inmediato que aquel periódico era actual, pues en la portada se podía leer en una esquina superior: Jueves 21/9/2017.
Aquella semana había transcurrido de forma natural. Todo estaba bien, en todos los aspectos. Tuvo quizá solo un inconveniente el día martes, y solo fue que le pareció oír que volvían a tocar su ventana una noche, pero por suerte solo parecía haber sido su imaginación.
Sin embargo, había algo en la mente del chico que no paraba de hacerse presente a cada momento. "Necesito terminar el libro", pensó. Dave nunca dejaba nada sin terminar, siempre que hacía algo y no lo terminaba comenzaba a tener ataques de pánico.
– El huracán María de categoría cinco golpea destructivamente la isla de Puerto Rico durante la madrugada del día de ayer. – la voz de su padre lo sacó de sus pensamientos.
– El 9 de octubre de 1963 – comenzó a decir Dave –, ocurrió una avalancha de una mezcla de 260 millones de metros cúbicos entre bosque, tierra y roca, que cayeron en la presa de Vajont. El megatsunami consecuencia de aquel deslizamiento, se cobró la vida de 1450 personas.
"El lago de los esqueletos, en la India, fue nombrado así luego de que una tormenta de granizo acabara con la vida de entre 300 y 600 personas en sus inmediaciones. Una tormenta similar ocurrió aquí en Alemania, en el estado de Múnich, el 31 de agosto de 1986, destrozando árboles y causando daño por millones de dólares."
El padre de Dave, tenía grabada en su rostro una expresión difícil de distinguir si era de confusión o ira, mientras observaba hablar a su hijo.
– El huracán más destructivo registrado – continuó diciendo Dave, más para si mismo que para alguien más –, fue el Huracán Andrew, que golpeó el sur de florida en 1992.
– ¿A que quieres llegar con todo ésto? – preguntó Reginald, que intentó en vano de disimular el tono de ira.
– A pesar de que pudieron ser advertidas todas aquellas víctimas de catástrofes – el chico miraba ya a su padre –, éstos no pudieron hacer nada al respecto. La naturaleza no se detiene. No había forma de evitar que ese huracán llegase a Puerto Rico. Pasó lo que tenía...
Reginald golpeó fuertemente la mesa, y se puso en pie. Dave se sorprendió ante la reacción de el hombre, y su madre parecía haber tenido la misma reacción que el chico.
El hombre solo se limitó a fulminar a Dave con la mirada, y luego se marchó.
– Que pasar – terminó de decir el chico. Tenía el corazón acelerado por la reacción de su padre y se preguntó qué habría hecho mal.
– No hiciste nada malo, cariño – le dijo su madre, como si leyera los pensamientos del chico. Luego le dió un beso en la cabeza y continuó cocinando.
Incluso de camino a la universidad, Dave no pudo dejar de pensar en la reacción de su padre. Su tono al hablar, su respiración un poco agitada, la expresión en su rostro, estaba seguro de que su padre se había molestado, lo que no comprendía era el porqué.