CAPÍTULO III: La regla de oro

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Una ansiosa Natalia camina de un lado a otro en la cocina de la mansión, deteniéndose sólo cuando ve a su madre entrar.

Hija mía, le vas a abrir un agujero al suelo... Ya puedes subir, y por lo que más quieras se silenciosa, Natalia- pronuncia con tono preocupado.

La señora está atendiendo a una de sus amigas en el salón principal y es posible que pase algunas horas allí, pero es mejor que estés atenta a cualquier ruido y regreses rápido -suspira al ver lo ansiosa que se encuentra su hija -Segunda planta, tercera habitación.

Natalia asiente frenéticamente y comienza su camino fuera de la cocina.

Tras los acontecimiento de ayer y contarle todo a su madre, se enteraron por boca de Masha que Wanda fue llevada al hospital y tendría la mano derecha enyesada todo el verano, ese diagnóstico sumado a la preocupación que sentía por la niña, la motivaron a pedirle a su madre que la dejara visitarla. Necesitaba saber como se encontraba y aprovecharía para disculparse con ella por salir corriendo de la escena.

Bajo todo riesgo, Melina le permitió hacerlo y con ayuda de Masha, la pequeña rusa se encontraba parada frente a la habitación de la chica, mientras observaba a su cómplice dar dos golpes a la puerta y abrir.

Jovencita, alguien ha estado muy preocupada por usted y viene a verificar su estado de salud- dice Masha a la par que Natalia entra a la gigantesca habitación y observa a Wanda recostada en un sofá -Las dejare ponerse al día y regresare por ti antes de que la señora termine su te.

Gracias tía- expresa Natalia con una sonrisa nerviosa mientras se acerca al sofá- Una fractura eh? Debe ser muy molesto pasar todo el verano con esa cosa- señala el yeso

¿Molesto? es un alivio poder quedarme en casa y no cumplir con los compromisos en el club- Natalia la observa sorprendida por la inesperada respuesta- Lo realmente molesto fue escuchar el regaño de mis padres por cuarenta minutos seguidos, no quieren que nadie me vea con el yeso así que me dejaron "castigada" en esta habitación- voltea los ojos dramáticamente y luego palmea el mueble con la mano buena en gesto de invitación -Acércate no soy radioactiva- ríe por su jocoso comentario.

Gracias -Nat ríe y se sienta, observando a la chica y pensando en que jamás habían estado tan cerca.

Me tomé el atrevimiento de subir porque estaba realmente preocupada y apenada, no debí aceptar el reto y mucho menos salir corriendo luego de tu caída, no era mi intención que te lastimaras- sus gestos expresaban genuina culpabilidad y para Wanda fue muy tierno, se notaba que estaba nerviosa.

Tranquila, no fue tu culpa, yo me empeñe en seguir haciéndolo aun cuando estaba agotada, es mi completa responsabilidad así que olvida eso- hace un gesto de olvídalo con la mano, a la vez que arruga la nariz, resultando este un gesto encantador para Natalia que la ve con ensoñación pero recuerda que no puede quedarse mucho tiempo y quizá a Wanda le resulte molesta su presencia y solo esta siendo amable.

Esta bien... me alegra que tu brazo vaya a sanar y que tu estés bien... Debo retirarme, no querría causarte mas problemas- hace el amago de levantarse pero la mano sana de Wanda la retiene en el sofá.

Pensé que podríamos hablar un poco... mis hermanos están en la sala con mi madre y me encuentro bastante aburrida acá sola- hace un puchero y le implora con la mirada que se quede allí.

Además, Masha dijo que subiría a buscarte cuando la visita se esté retirando así que debes quedarte aquí... Es un decreto real de... Como me dijiste ayer? Ah sí, Princesa Leia- y eso fue suficiente para que Natalia ignorará cualquier advertencia de su cerebro y compartiera su tarde junto a la joven.

Pasaron unas horas entre risas y conversaciones agradables, descubrieron que tenían muchas cosas en común, a las dos les gustaba estudiar otros idiomas, ver películas de comedia y ciencia ficción, además de que las dos eran la mejor de su clase.

Entre coincidencias y anécdotas divertidas, las arropo una verdad innegable: Jamás se habían sentido tan a gusto con otra persona hasta ahora.

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Se escucharon dos golpes en la puerta y vieron a los dos hermanos Maximoff entrar a la habitación con cara de agotamiento.

Muchas formalidades para tomar un simple té y galletas- dice Pietro interrumpiendo la conversación de su gemela -Arañita estoy viendo un espejismo o eres realmente tú rompiendo la regla de oro?

Muy chistoso- dice Nat volteando los ojos -Quería saber como estaba Wanda y agradecerles el no haberle dicho nada a la señora Irina, eso hubiera sido probablemente algo catastrófico- expresa con una mirada de agradecimiento.

Oh no no, eso no fue gratis. Ahora deberás jugar con nosotros para toda la eternidad, sobre todo conmigo y mis osos de peluche- dice Lorna riendo y viendo la cara de diversión y aprobación de sus hermanos.

Natalia sonríe aceptando la propuesta, y se acomoda en el sofá para recibirlos e iniciar una divertida conversación que se extendería por una hora más.

En el momento en el que Masha toca la puerta y se lleva a la rusa de forma apresurada, el trío queda decepcionado por lo rápido que paso el tiempo, pero comienzan a hablar de lo muy divertida y agradable que era Natalia... Harían todo lo posible por seguir con su amistad, incluso si eso significaba romper las reglas de su madre.

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Luego de esa tarde, Pietro y Lorna (apoyados por Wanda, a la distancia) se escabulleron en la cocina para convencer a su cocinera de que en secreto, le permitiera a su hija unirse a jugar con ellos durante sus tardes libres y también hacerle compañía a Wanda cuando ellos se fueran al club.

Una enternecida Melina aceptó la petición y tras asegurarse de que serían sumamente precavidos le permitió a su hija entablar una amistad secreta con los niños Maximoff, amistad que crece a lo largo de todo el verano, volviendo a dos jovencitas más unidas de lo imaginado.

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Así pasaron las semanas del verano del 2000. Un grupo de niños rompiendo las reglas y dos mujeres siendo fieles cómplices del delito.

The Stages Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora