CAPITULO XXXII: La cena

1.1K 77 36
                                    

POV Natasha

La cocina se incendio, por suerte Pietro tomo el extintor y logramos apagarlo rápido. Mi nana se arrepintió al instante de aceptar darme clases de cocina- reímos de la jocosa historia y de momentos me siento casi liviana ante su compañía.

Habíamos finalizado la cena que ella misma preparo y estábamos conversando amenamente.

Nada había cambiado para mi, Wanda seguía siendo la persona con la que mas fácil podía conversar y abrirme ante cualquier tema.

Pues que bueno que no se arrepintió de enseñarte, la cena estuvo exquisita- halago su talento culinario mientras ella se levanta para recoger los platos y hago lo mismo, con intención de ayudarla.

No no, deja eso. Hoy tu eres mi invitada así que yo llevo los platos- ordena con tono juguetón, pero niego repetidas veces.

No seas terca, déjame ayudarte- tomo uno de los platos sin escuchar sus quejas y la sigo hasta la cocina.

Una vez dentro, los coloca en el fregador para luego dirigirse hacia el refrigerador y sacar un bol de fresas bañadas en chocolate, junto a otra botella de vino, la cual retira de la elegante vinera empotrada. Su cocina era un sueño.

Celebramos algo?- pregunto mientras me recuesto de la encimera de mármol y se me escapa una sonrisa traviesa.

Puede que si...- sirve las copas y me extiende una de ellas, acercándose peligrosamente -Celebro con anticipación lo bien que la vamos a pasar hoy- me mira sin vacilar, chocando su copa con la mía y tomando de ella dolorosamente lento, dejándome ver como el liquido recorría su garganta y una gota se deslizaba por su labios, bajando por su cuello y perdiéndose en su escote.

Esta mujer era un demonio y había suplantado a la dulce Wanda con la que acaba de cenar.

Dejo mi copa en completo silencio y tomo una de las fresas del bol que se encontraban justo a mi lado, mordiendo la mitad de la fruta y luego acercando el resto a su boca, donde se encarga de morder, mojando sus labios y saboreando con gusto. Todo era sugestivo, emanando erotismo puro.

Que estas haciendo conmigo Wanda?- mi suplica sale a la vez que coloco mis manos en su cintura y ella rodea mi cuello con sus brazos.

Aun nada señora Romanoff, pero podríamos cambiar eso pronto- Persuasiva, eso era la mujer que tenia frente a mi. 

Sin dudarlo la atraigo a un beso intenso, chocando nuestros cuerpos contra la encimera y moviendo los labios con desesperación. Sabia a vino y chocolate, delicioso.

Al instante recibí su lengua en mi boca, chupándola con intensidad y haciéndola suspirar. Sin perder el tiempo Wanda me elevo sobre la superficie y bajo sus besos a mi cuello, apretando mis muslos descubiertos y haciéndome arquear la espalda debido al placer que siento.

Vamos arriba- me dijo entre susurros pero la detuve.

No, quiero hacerlo aquí primero... Donde desayunas con el, cada día- suelto con una mezcla de resentimiento y excitación. Una parte de mi no dejaba de recordarme que esta era la casa que compartía con su marido y quería vengarme de ello.

 Antes no me hubiese atrevido a pisar este lugar, pero ya que estaba aquí, no perdería la oportunidad de hacerlo.

Se separo de mi cuello para mirarme hambrienta antes de sellar nuestros labios con agresión. De un momento a otro fue subiendo mi vestido hasta sacarlo completamente de mi cuerpo, dejándome en una diminuta ropa interior negra frente a sus ojos.

The Stages Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora