CAPÍTULO XXIV: Milaya

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POV Natasha

Entro a mi oficina hecha una furia, cierro la puerta con toda la fuerza posible y Carol brinca por el susto que le causa el estruendo.

Me quedo recostada de la pared con los ojos cerrados intentando asimilar toda la rabia que siento, no puedo creer que haya estado a punto de hacerlo con Wanda, si no fuera por su jodido marido... Marido, la palabra resuena en mi cabeza, cómo es que soy tan débil?.

Ella me había besado, fue ella quien me tomó y por dios había sido el beso más exquisito que he compartido con alguien.

Por fin, después de doce malditos años había tenido su boca junto a la mía y seguía siendo la sensación más maravillosa, pero ahí estaba el destino, recordándome nuevamente que ella no era mía, jamás lo fue y jamás lo será.

Tasha que ha pasa...- Corta de repente y abro los ojos para observar su cara de pena... Ella había entendido perfectamente la situación -Oh amiga- empieza a desabotonar mi camisa y abotonarla de nuevo, pero de forma correcta esta vez.

Salí tan apurada y furiosa que ni siquiera abotone bien mi camisa- frustración, ese el único sentimiento que me embarga ahora mismo -Por dios Carol, no se por que pierdo mi autocontrol de esta forma cuando la tengo cerca... Casi lo hacemos sobre el escritorio, luego de una discusión, eso ni siquiera es algo sano y joder yo no me meto con personas casadas pero...- me interrumpe tomando mis manos y llevándome al mueble del fondo.

Pero es ella y tu corazón es quien toma el control cuando se trata de Wanda- suspiró profundamente, como quisiera no darle la razón -Que paso, explícame tu rabia y el por qué saliste a medio vestir de allí... Nadie te vio, correcto?- niego al instante.

A esta hora ya no queda casi nadie en este piso- le explico y ella me mira comprensiva, transmitiendo toda la paz que necesito para tranquilizarme -Vámonos a casa, te contare todo en el camino.

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Camino a paso lento y la mujer mayor que está de espaldas a mí ni siquiera se inmuta, ella sigue concentrada en observar la pintura rococó que cuelga en medio de la sala y eso me saca una pequeña sonrisa.

El Triunfo de Venus de François Boucher es mi obra favorita, pero me temo que tu ya sabes eso- escucho como los años han pasado por su voz -Tardaste en llegar, demasiado diría yo.

Lo lamento... - le digo y me siento como una niña otra vez.

No Natalia, no te disculpes jamás por ser una mujer decidida y valiente- Se voltea en mi dirección y me acerco lo mas rápido que puedo a ella.

Nos fundimos en un abrazo que parece eterno, compartiendo sin palabras todo el cariño que sentimos la una por la otra. Mis ojos se humedecen y escuchó sus espasmos debido al llanto.

Oh milaya- solloza y yo dejo mis lagrimas correr -Mi preciosa y dulce niña, cuanto te he extrañado- Se me estruja el alma al escucharla llamarme de la forma en que lo hacía cuando era pequeña.

Lamento tanto solo enviar una carta cada tanto, no podía ponerte en peligro, yo.... - Se me va la voz y ella solo acaricia mi cara asintiendo con ese gesto afable que la caracteriza. Masha era una mujer ruda, pero conmigo siempre fue el ser más amoroso del planeta.

Entiendo tus motivos Natalia, no tienes nada que explicar milaya... Puedo llamarte así o prefieres el otro nombre?- pregunta disimulando su incomodidad, ya veo que Natasha no es de su preferencia, sonrió debido a eso, jamás ha sabido cómo disimular cuando algo le disgusta.

The Stages Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora