seis

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Samanta

Estoy castigada hasta que muera y cien años más allá. Incluso, si existiera la reencarnación, en las próximas siete vidas seguiré castigada. Aviso que ya no tengo permiso ni para respirar, hasta por lo menos que se solucione el tema de el Flyn.

O sea, que lo hagan cagar.

¿Y yo qué tengo que ver? Nada. Pero aún así estoy como prisionera. Igual no me arrepiento de haber conseguido ese chocolate gratis.

—Obedece, Samanta. Agradece que te sigo dejando libertades, si vuelves a errar, quedarás sin nada—ordena mi papá.

La libertad es mi celular y computador, solo por temas del colegio que pueda necesitar. Que considerado se su parte, lo amo.

—Sí, pesado—giro los ojos.—E insisto, no lo conozco y no me interesa.

—Espero así sea.

Y sale de la casa, dejándome sola. Bueno, no tan sola. Pero él tiene que trabajar y la Caro tenía que hacer un trabajo de la U con sus compañeras. Igual la casa queda con algunos trabajadores de mi papá, pero no es como que nos sentemos a tomar tecito.

Ahora toca ordenar lo que voy a hacer. Esta situación no puede escaparse más de mi manos de lo que ya está.

Paso uno: Bloquear al Borja de todas partes, incluyéndolo de la vida real.

Obviamente lo hice a penas me subí al auto con mi papá. Igual merece una venganza, debo pensar seriamente en qué haré. Debe ser algo que le duela.

No puede salir libre después de lo que me hizo. Alta traición.

Tampoco me pierdo de mucho, si el weón era más fome que mi abuelo.

Paso dos: El ladroncito.

Estoy frita, acabada, derrotada y casi muerta. Le dije que sí podía para que dejara de molestar, pero ahora cómo voy a salir si hasta mi sombra está castigada.

Ni siquiera he abierto su papelito, así que ya sé cuál será mi paso tres.

Subo a mi pieza y abro el cajón de mi velador para sacar el papel y leerlo.

Es una dirección, no la cacho, y tampoco puedo pedirle a alguien que me lleve, seguro le cuentan a mi papá. Así que la única opción que me queda es escaparme. Ya lo he hecho antes, pero definitivamente ahora estoy arriesgando más.

Y otra buena opción sería simplemente no ir, pero el Flyn ya apareció en mi colegio hoy y eso no puede volver a suceder.

Se me había pasado una hora entre todo el rato que estuve quejándome con la Caro por chat, así que ahora tenía que apurarme y buscar esa dirección rápido.

Iba a salir por la puerta principal. No me iba a dar la paja de intentar escaparme sin que nadie me vea, siendo que hay cámaras por casi toda la casa y su alrededor.

Igual aplica el soborno.

No, mejor no. Hago una mueca al recordar cómo salió la última vez. Mi mamá estaba histérica retándome por llamada.

Salgo por la misma puerta principal y me pido un uber con la plata que tenía guardada en caso de emergencias. El caballero es simpático y me mira extrañado cuando le di la dirección. Igual como que me preocupé, porque me preguntó si estaba segura que era esa.

—Aquí es—estaciona el auto en media calle.

Veo por la ventana y no estamos en una plaza ni un lugar muy transitado. Solo hay casas.

princesita pero no de disneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora