doce • segunda parte

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Flyn

Mi cuerpo físicamente estaba en el carrete, pero mi mente estaba en lo sexy que se veía la rubia. ¿Pero saben qué es lo que más me fascina de ella? Es su mente, su fuego interno, lo estratégica e inteligente que es.

—Ladroncito, ¿por quién vas?—me pregunta la Samanta a mi lado.

Yo miro a las cuatro duplas de la ronda en la que jugaremos y ya sé a quién elegiré.

—A las dos damas de la derecha—sonrío, señalándolas.

La otra dupla la elegiría la rubia, así quedamos uno y uno.

Pensar que este juego se me ocurrió en cinco segundos y fue pensado solamente para mi beneficio.

Já, pobres ilusos.

¿Y yo apostando cuatro palos? Quién me viera, si no tengo ni dónde caerme muerto, solo tengo la tierra de mis zapatos, pero lo importante es tener fe nomas.

—¿Listos para hacer girar esta ruleta?—pregunto, totalmente animado.

Cada mirada dudosa y temerosa me hace recorrer mi cuerpo de adrenalina, la única que luce totalmente segura al igual que yo es la Samanta.

—¿Estás segura de haber hecho dupla conmigo?

—Supongo que la noche es para cometer errores—se encoge de hombros ella, divertida.

—Seré tu error favorito.

—Y yo tu cuica favorita—sonríe maliciosamente.—Ah, no. Se me olvidaba que ya lo soy.

Suelto una carcajada por su seguridad.

—¡Que comience a llover platita!—grito.

El juego comienza, todos muy confiados. Ahora subieron las apuestas y la emoción es más grande. El ambiente es pulento, pero muy distinto a lo que suele ser lo mío.

De reojo veo como la rubia se va a servir algo, yo me quedo a un lado de la ruleta, esperando que todo se realice como yo quiero.

—¡Flyn, bastardo!—escucho un gran grito a mis espaldas.

Yo me giro con la media sonrisa de oreja a oreja al ver que ya llegó.

—Bienvenido seas al mismísimo paraíso, mi rey—lo recibo con un abrazo.

—Tantas lunas que no te veía corazón de melón... ay, qué lindura estay—sonríe coqueto.

—¿Existe alguna persona que no se te pele además de mi?—pregunta la Tami a risas.

—A mi hasta los espermatozoides me coquetean—sonrío descaradamente.

—Te diría que no me convence eso, pero tienes el ego suficiente para saberlo solito.

Para qué se lo iba a negar si es completamente verídico.

—Actualización de la situación —les anuncio, para que me escuchen atentos.—A su derecha hay apuestas, yo las estoy liderando, todo va muy bien para mis bolsillos —les guiño un ojo y ellos sonríen entre sí.—A su izquierda hay drogas, pero son solo cuicos creyéndose mafiosos —río.—Y abajo está mas apagado que funeraria.

princesita pero no de disneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora