ii. truth or dare

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CHAPTER TWOverdad o reto

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CHAPTER TWO
verdad o reto

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Luego de un rato de diversión, el grupo se sentó en una amplia ronda para empezar a charlar. Beverly y Ben habían empezado a salir, el de negra piel ingresó a la escuela (se lo veía muy contento por esto) con el resto, y por último, los secretos sentimientos del judío al chico Denbrough.

- Tu madre si que es sexy, Eddie spaghetti- susurró el de camisas hawaianas al castaño de su lado.

- Cállate Richie, cállate - refunfuñó con un tono carmesí en sus adorables mejillas - y te dije que no me llames así.

- No me niegues que te encanta, cariño - sonrió coquetamente, mientras apretaba los pómulos del hipocondríaco.

Uris soltó una casi inaudible risita al ver el espectáculo que montaba Tozier. A este le encantaba molestar a Kaspbrak, Stan pensaba que era la forma de Richie para demostrar su amor a él.

- ¿Quieren jugar a algo? - preguntó ya aburrida la de bellos ojos celestes. Estuvieron de acuerdo y optaron por jugar la opción más clásica.

- Yo empiezo - anunció emocionado el de gafas rojas - elijo a... Edward - lo miró con victoria plasmada en su rostro.

- Ya te he dicho que no me gustan esos estúpidos apodos que me das.

- ¿Verdad o ret-to? - interrogó el tartaja.

- Reto - respondió, intentado sonar seguro.

- Te reto a besar a la persona más linda, o sea, a mí - observó con orgullo a sus acompañantes, éstos soltaron una carcajada, menos Kaspbrak.

El anterior usó su su inhalador al escuchar la "orden" dada por el bocazas y comenzó a acercarse, depositandole un beso en su cachete izquierda.

- ¡No vale, era un beso en la boca! - "no lo aclaraste" y, un poco decepcionado pero al mismo tiempo feliz, guardó silencio para atesorar el recuerdo.

- Sigo yo - de esa forma continuaron toda la tarde, hasta las 7 PM., cuando llegaba el toque de queda en Derry.

- ¿Q-quieres qué te lleve en mí bicic-cleta? - ofreció Big Bill al ver qué su amigo judío no tenía la suya.

- Si no es molestía.

- Claro que no, súb-bete - habló entusiasmado.

Uris subió a la parte trasera de "silver" y sujetó con sus brazos la cintura del contrario, apoyando débilmente su rostro en la espalda del oji-verde. El camino fue lleno de risas por parte de ambos, hasta que la casa del hijo de él rabino se encontró enfrente. Bajó, saludó con vergüenza y por fin entró en su hogar.

-ffxiry

 alucinaciones, stenbroughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora