ix. your lips are my drug

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CHAPTER NINEtus labios son mi droga

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CHAPTER NINE
tus labios son mi droga

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El chico de rizados cabellos incrementaba la velocidad de sus pedaleadas para llegar en cuanto antes al punto de encuentro.

Las ramas de los árboles se veían a simple vista, en tanto avanzaba, más espesos se volvían estos. Stan se obligó a esquivar ramas, posos y raíces para sino quería ensuciarse y llegar presentable.

Perdía velocidad ya que se hallaba a pocos a una distancia pequeña del destino, su respiración calmaba mientras soltaba lentamente el manubrio. Aparcó la bicicleta en un gran haya , el precipicio se encontraba distante de su cita y miró a sus amigues terminando las decoraciones. Eddie limpiaba la frazada tendida en el suelo advirtiendo no manchen nada, Richard se dedicaba a fastidiar al asmático, Beverly y Ben estaban tomados de la mano admirando el paisaje.

- Richie ¡¿podrías solo cerrar tu estúpida boca?! - gritó hecho una furia Kaspbrak.

- Con un beso, lo haré - cantó divertido a la vez que señalaban con un dedo sus labios.

- Ni siquiera lo intentes - mostró una mueca de asco.

- ¡Hola Stan! tenemos todo listo - informó con entusiasmo Ben.

- Nosotres también, ahora nos iremos - habló la pelirroja mirando atentamente a Tozier, quien intentaba esconderse, pero fue en vano.

- Si no la cagues - advirtió el de lentes y su amigo hipocondríaco murmuró un "has silencio tarado".

- ¡Suerte!

- ¡Que lo disfrutes! - en ese entonces sus amistades casi desaparecían de su vista, dejándolo solo. Sus ojos recorrieron el área, asentado en la tierra con una variedad generosa de comida y bebida. Una canasta pardo en el medio contenía servilletas y dentro, una mini tarta de frutillas. Los rayos del sol se filtraban entre las ramas iluminando tan mágicamente como si un cuento de hadas se tratase.

- Hola, S-stan - oyó su melodiosa voz por detrás, rotando su cuerpo en su dirección. Ahí, sonriendo, estaba Denbrough muy apuesto y en sus manos una delicada rosa escarlata - Espero que te gust-te - extendió su puño al contrario.

- Es verdaderamente bella - dijo con franqueza - ¿Nos sentamos? - ofreció, dando una exagerada reverencia.

- Acep-pto, señor Uris - habló con una sonrisa de oreja a oreja.

Se acomodaron en la mantas a conversar, Stanley esa semana había recurrido al investigación acerca de temas interesantes para citas, como: ¿A qué llamas hogar? ¿Tienes un lugar favorito? ¿Qué te gustaría cumplir antes de morir? ¿Qué te hace reír? Aquellas le parecían estúpidas, pero nada perdía intentando.

- ¿A qué llamas hogar? - le cuestionó. De su boca salió un tanto seca y sin sentido, de igual manera, el castaño contestó.

- ¿Eh? Cr-reo que... La casa club - vaciló un poco al responderle.

- ¿Tienes un lugar favorito?

- Si, est-tar contigo - al oír eso, las mejillas del judío comenzaron a arder.

- ¿Qué?

- Stan creo que es ev-vidente - por su semblante de confusión delator, optó por terminar con el "misterio" - ¡Oh, v-vamos, me gustas! - exclamó frustrado.

- ¿De verdad? - creía haber escuchado incorrectamente ¿Qué William Denbrough estaba enamorado de un chico cómo él? Parecía el paraíso.

- Diab-blos Stannie, sí.

El rizado se acercó al oji-verde, lento y precavido, procesando seriamente las cosas. Nunca imaginó que esto sucediese ¡Excepto en sus sueños! Preparándose mentalmente para lo que pensaba hacer le dijo, al tener su cara a pocos centímetros.

- Tu también me encantas Bill - y tras eso, estampó sus labios con los suyos. Eran suaves y esponjosos, sentía que podría perderse en ellos toda la eternidad.

Aquél beso duró unos gloriosos segundos, pero no evitó que fuese mágico. Su boca era una droga, su droga.

- Oh... wow - el tartaja acarició los pómulos del otro y le brindó una calidad sonrisa - tal vez esto suene ap-presurado, ¿Quieres ser mi n-novio?

- Definitivamente quiero serlo.

-ffxiry

 alucinaciones, stenbroughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora