Capitulo 0

122 14 6
                                    

No sé si es que siempre fui así de curiosa, o simplemente quería saber el inicio de todo el desastre que fueron los primeros años de mi vida, pero siempre que le pido a mi abuela que me cuente esta historia, una tormenta inunda las calles de mi ciudad.

Hoy se lo volví a preguntar y, aunque me sé la historia, quería contársela a mis primos más pequeños, ya que ellos no sabían nada. Así que aquí viene el origen de mis padres, mis tíos y de mí.

**32 años atrás**

**Narra Miriam**

Mi nombre es Miriam, tengo 23 años y soy estudiante de medicina. Soy una joven comprometida con mi novio; él y yo somos novios desde adolescentes.

Él siempre tuvo un afán por el poder, pero desde que empezaron estos sucesos extraños, donde muchos niños nacieron con pequeñas habilidades, su locura por querer entender creció aún más. Hasta que un día llegó con una noticia.

El estruendo de la puerta delantera chocando contra la pared de nuestra casa se hizo escuchar, logrando alterarme.

—¡Miriam! ¡Mi amor! ¡Ven, necesito contarte algo! —era mi prometido, que parecía alterado o más bien… emocionado.

—¡Amor, por favor! ¿Qué es todo este escándalo? —salí de la habitación preocupada al ver a mi pareja, sin lograr entender mucho.

—¡Shhh! Después, si quieres reprocharme, pero ahora… ¡mira! —levantó unos papeles que no terminaba de entender—. ¡Aprobaron mi proyecto para estudiar a las generaciones con poderes! ¡Podré hacer lo que tanto quería!

No podía creerlo. En parte estaba feliz por él, pero esto ya pasaba su cordura. Sin embargo, por amor, solo lo apoyaba.

—¡Qué bueno, cariño! Podremos hacer lo que tanto querías y estaré para apoyarte —no estaba convencida, pero igual no podía detenerlo.

**5 meses más tarde**

Los meses pasaron y el proyecto avanzó… para mal. Yo no pensé que su locura alcanzaría a hacer que rapten a los primogénitos con poderes de las familias. Y lo peor de todo esto es que llevo 3 meses de embarazo sin que él lo sepa.

No pienso darle a mi bebé si nace con habilidades. Me niego a ceder. Ni siquiera sé qué les hacen y han salido muchas teorías que, a este punto, empiezo a creer.

Decidí contarle porque no podía esconderlo siempre y pensé que no tocaría a sus propios hijos… qué equivocada estaba.

—Mi amor… ¿crees que podamos hablar un ratito? Es importante —estábamos cenando y él miraba unos papeles mientras.

—¿Eh? Claro, ¿qué sucede? —levantó apenas la vista y me miró con esos ojos grises profundos.

—Mira… te lo quería decir de sorpresa por eso esperé tanto, pero no sé cómo reacciones… Estoy embarazada… ¡Tendremos un hijo! —dije entre miedo, lágrimas y felicidad; era algo que no podía explicar.

—¿¡Qué!? ¡Por Dios, Miriam! ¡Mi amor, hablas en serio? —por un momento pensé que su cordura permanecería, pero me interrumpió—. ¿Tú crees que… podremos tener un pequeño con habilidades? ¡Si tienes mis genes, al fin podré probar con mi misma genética!

Lo había perdido, no podía creer lo que me decía. No creo que quiera tocar a nuestro hijo para sus estupideces. Esto me superó y le levanté la voz para proponerle un trato.

—¡No! Estoy cansada de esto, cielo. Te amo, pero no dejaré que toques a nuestro hijo por tu locura. ¡No, no lo permitiré! —estaba alterada y pude ver su cara de disgusto junto con tristeza, pero sabía que era buen manipulador.

—¡Pero mi amor! ¡Es el futuro del país! Tal vez pueda avanzar… ¡Y si no me apoyas en esto, me iré… y ya no podré protegerte de todo esto! —en parte tenía razón; él me tenía alejada de ese mundo para que estuviera segura, pero no cambio eso por mi hijo.

—Te propongo un trato… deja al niño en paz… o yo venderé tus proyectos a otros. ¡Y nunca más me verás ni a mí ni a tu amado proyecto! ¡Lo perderás todo! —sabía que le temía a la competencia, aunque creo que nadie compraría esa idea. Pude ver cómo se alteró.

—Con una condición… ¡el segundo hijo que tengas sí deberás dármelo, o me llevo a los dos… por la fuerza!

Era un trato sucio, pero acepté. De igual manera me cuidaba con pastillas, no podría quedar embarazada de nuevo.

—Acepto.

Los días, los meses y los años pasaron. Él se había vuelto muy exitoso por culpa de los políticos corruptos que lo acompañaban. Y yo solo me encargaba de que mi pequeño Alex estuviera a salvo. Era idéntico a mí y muy buen niño. Él ya tenía 7 años en estos momentos.

—¡Mami! ¿Te sientes mejor? —mi pequeño me miraba preocupado ya que no me estaba sintiendo tan bien, sentía náuseas y mareos.

—Sí, mi pequeño, no te asustes. Solo que mamá necesita ir al baño y descansar.

No era posible. Me venía cuidando y nada podía fallar. Aunque por las dudas decidí hacerme una prueba.

3… 5… 10… y 15 minutos después esperé los resultados ansiosa. Miré con miedo esperando un signo menos, que para mi sorpresa no fue así… otra vez estaba embarazada. ¡Pero no lo podía entender!

—¿Cariño? ¿Estás bien? Max me dijo que te sentías mal —la voz de mi ahora esposo penetró mis oídos desde afuera del baño. Reconocía este tono de cínico… era su culpa.

Salí rápido de donde estaba y lo empujé enojada.

—¡Cómo lo hiciste! ¿Cómo lograste que estuviera embarazada de nuevo? ¡Venía con las pastillas al orden!

—¿No sentías un sabor raro, mi amor? Como si no tuvieran ningún tipo de efecto tus pastillas. O ¿por qué pensaste que te sentías bien? —se acercó a mi oído y lentamente me dijo—. “Siempre obtengo lo que quiero”.

Me desplomé a llorar. No podía creer lo que hizo. Pose mis manos en mi vientre y con tristeza dije:

—Perdón, mi pequeño… perdóname, por favor.

No pude dejar de llorar, pero tuve que ser fuerte por Max y por mi embarazo.

—Nunca te perdonaré esta traición.


Escapando De Tu Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora