uno.

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juan pablo villamil.

las luces de los faroles bogotanos eran los encargados de iluminar las transitadas calles de bogotá, iba en taxi mientras en la radio sonaba alguna canción de jazz y el aire entraba por la abertura de la ventana del copiloto. Quería ir algún bar tranquilo de la ciudad y poder beber algo sin sentir presión o algo similar, no iba en busca de embriagarme sino más bien en estar tranquilo conmigo mismo.

el rótulo del sitio me indicó que estaba cerca, el conductor detuvo el auto frente al local y luego de pagar me bajé para poder entrar. El ambiente parecía ser tranquilo, no había mucho ruido tampoco mucha gente tenía pinta de ser un sitio calmado y era justo lo que yo andaba buscando.

fui hasta la barra, el bartender limpiaba la mesa con los clásicos movimientos circulares y se encargaba con esmero de que quedara realmente limpio.

— buenas —saludé, el muchacho del otro lado de la barra me miró— mi perro ¿cómo vas? me regalas un whisky. —pedí, el bartender asintió y se fue a preparar mi pedido. miré hacia mi izquierda y noté que a mi lado había una muchacha sentada. estaba de perfil así que no podía ver su rostro pero hasta ahora lo que más destacaba era su cabello negro que era bastante oscuro.

—acá tenés patrón. —habló el joven dejando el vaso frente a mí. Tomé la bebida y miré a la chica a mi lado que escribía en una libreta.

— Agustín —llamó al bartender— ¿cómo se escribe transicional? —el anteriormente mencionado se encogió entre hombros.

—te-erre-a-ene-ese-ce-i-o-ene-a-ele —contesté, ella se giró para poder verme de frente. Un par de ojos color miel destacaban en su rostro y unas pestañas aplastadas decoraban sus ojos.

—gracias por aclararme la duda. —respondió y yo asentí.

—¿eres escritora? —pregunté para poder sacar algún tema de conversación.

—me gusta creer que soy una compositora en proceso. —decía mientras movía el lápiz de lado a lado.

—trascendental es una palabra pesada para una canción —dije y ella río— ¿algún género al que te inclines?

—las baladas —me respondió mientras cerraba la libreta, parecía que la conversación le estaba interesando y por eso cerraba el cuaderno. O bueno, eso quiero creer.

—interesante, las baladas son un ritmo muy lindo pero sino se tiene cuidado puede ser repetitivo. —dije y ella asintió— ya que veo que ambos somos fieles de la música ¿te puedo invitar a un trago? —ofrecí, sonrío logrando contagiarme el gesto.

—sí, pero no bebo alcohol no me gusta la sensación que te da. No entiendo porque la gente bebe algo que le quema por dentro, pero bueno todos nos dañamos de maneras diferentes.

—¿todos nos dañamos de maneras diferentes? es una frase interesante —dije mientras la veía— ¿entonces qué bebes? ¿gaseosa?

—coca cola para ser exactos —respondió— pero sí, es una frase interesante. Además del alcohol es una de las maneras de dañarse que el mundo tiene en común, la otra es el amor.

—¿eres anti amor? —cuestioné.

—el amor tiene muchos efectos en la gente, no soy hater del amor no tengo problema con él pero es muy extraño como a veces nos ciega a tal punto de que permitimos que alguien más nos dañe.

después de que el bartender trajera su pedido y yo pidiera otro whisky, partió una extensa conversación de distintos temas y diferentes puntos de vista. Ella parecía verse segura de lo que decía y lo que no entendía lo preguntaba.

mientras hablaba la observaba por pequeños ratos, podía ver como sus cejas estaban casi perfectamente alineadas y algunos lunares decoraban el área de la clavícula. Sus labios se movían mientras hablaba y el color rosado pálido destacaban.

—pero bueno, hemos hablado de todo pero no mucho sobre ti —dijo— ¿a qué te dedicas?

—soy músico, tengo una banda llamada morat. Tal vez hayas escuchado sobre ella. —se quedó en silencio un momento y luego miró al suelo.

—qué chévere —respondió— yo, voy al baño un momento. —asentí, pagué el pedido de ambos y cuando menos me di cuenta ella no estaba a mi lado.

me quedé esperando a que regresara pero el tiempo empezó a correr y ella no volvió más. Casi veinte minutos exactos desde que "se fue al baño."

—mi hermano, ella no va volver —habló el bartender, me giré para verlo.

—¿por qué lo dices?

—no vayas a creer que el problema eres tú, pero es así. Aún no sé qué pasa con ella, tampoco habla con muchos tipos que vienen acá pero todo parece ir bien y en algún punto de la conversación ella se va. —respondió, junté mis cejas confundido ante su explicación. Aunque en el fondo estaba decepcionado.

—¿te sabes su nombre? —él tipo frente a mí negó.— bueno, igualmente gracias por la información. —dije, me levanté y caminé hasta la salida.

tenía la fe de verla afuera pero ya no estaba, detuve un taxi y luego de indicarle mi dirección puso el vehículo en marcha.

aquí iba, en un taxi jugando a inventarme el nombre de esta compositora perdida. 

composiciones perdidas ; juan pablo villamil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora