juan pablo villamil.
— no y no villamil, estoy cansado acabamos de terminar no sé cuántas horas de ensayo. —decía isaza mientras se tiraba en el sofá.
— dijiste que cuándo estuviéramos en bogotá me acompañarías a buscarla —le recordé— usted si que es muy huevón.
—deberías acompañarlo isa, no ha parado de hablar de esta niña y de buscarla por todas las redes —comentaba el mayor de los vargas mientras se ponía su saco— parece que esta niña hechizó a villamil y sería bueno buscar quién es.
—entonces acompáñeme monchito —dije viéndolo y él negó con la cabeza mientras guardaba su celular en el bolsillo.
—no puedo, tengo que hacer muchas vueltas y no está entre mis opciones cancelar todo eso. —palmeó mi espalda y se fue.
—vamos villa, yo lo acompaño —habló martín siendo casi luz en medio de estas nubes llamadas isaza y simón— venga, vamos a buscar a su compositora pérdida. —me puse la chaqueta y antes de que se arrepintiera le hice señas para irnos. Salimos de la casa de isaza dejándolo solo tirado en aquel sofá y caminamos hasta mi auto que estaba afuera de la residencia.
no estaba seguro de si realmente era un buen plan ir a buscarla, teniendo en cuenta que me dejó solo en el bar pero yo era un tipo que se manejaba por los sentimientos y algo me decía que no tenía que desistir en busca de esta niña. Era una tarea bastante complicada, buscar a una persona sin tener su nombre o apellidos era un tema denso.
yo estaba casi seguro de que el bartender sabía el nombre de ella y que nada más se había hecho el desentendido cuando le pregunté porque es casi imposible no saberse el nombre de una persona que según lo dicho por él mismo, asiste con frecuencia al mismo lugar.
—¿por qué tanto empeño en encontrarla? —preguntaba mi copiloto mientras jugaba algo en su teléfono.
—ay marto, sinceramente ni yo mismo sé porqué tanto afán —le respondí mientras giraba el volante para tomar la curva— es que toda persona tiene su encanto y escucharla hablar fue casi un click instantáneo. No hablamos de temas personales, tampoco leí sus composiciones pero es fácil notar cuándo una persona es talentosa y ella tenía todas las de ganar.
—esas son palabras mayores —dijo y ambos reímos.— ¿dirías que es amor a primera vista?
—diría que es amor a primera charla —corregí— porque la vi y sí llamó mi atención pero no fue tanto, hasta que hablé con ella y vi que además de bonita era interesante. Me decepcionó pero también me sorprendió que se haya ido así, la conversación estaba funcionando bastante bien.
—seguramente tuvo que salir de emergencia, no perdamos la fe. —asentí ante el comentario del menor de los vargas. Bajé la velocidad cuando vi que estábamos llegando al establecimiento y aparqué mi auto en uno de los espacios libres.
bajamos del vehículo y cuando estuve seguro de que todo había quedado bien cerrado entramos al lugar. Otra vez había poca gente, confirmaba que no era un lugar muy famoso en la ciudad.
—hola ¿cómo vas? —saludé al bartender, no sé si para mi suerte o desgracia no era el mismo del otro día— me das dos cervezas por favor.
—¿qué hace pidiendo cervezas? —me regañaba martín en voz baja— se supone que es venir a ver si está y si no se ve ni la sombra de ella nos vamos.
—este no es el man que estaba el otro día —respondí usando el mismo tono de voz que él— además es una pola martín, no sea ridículo. —el bartender dejó los tragos frente a nosotros, mi amigo se sentó en uno de los bancos y tomó la botella en sus manos. Mientras le daba un trago a mi bebida escaneba el lugar de manera cuidadosa, tratando de ubicarla o al menos ver algo que me pueda llevar hacia ella.
mis ojos se clavaron en un solo lugar cuando vi que detrás del mesero había una barra y sobre esta había un cuaderno, si la memoria no me fallaba esa libreta era la de la niña que yo andaba buscando.
—oye —llame al trabajador— esa libreta que tienes allá al fondo se me parece mucho a una que dejé acá hace unos días —mentí, marto me miró mientras juntaba sus cejas— será qué me la puedes regresar. —señalé el objeto y el muchacho lo tomó para entregármelo.
—hace unos días que mi compañero la dejó en la caja de objeto perdidos —comentó y yo sonreí.
—muchas gracias. —pagué las bebidas y toqué el hombro de martín para avisarle que ya nos íbamos. Caminamos en silencio hasta subir al auto, podía ver como el menor se veía confundido ante el tema y no estaba entendiendo lo que estaba pasando.
—villamil esa libreta no es suya —decía mientras se ponía el cinturón— ni siquiera es su letra.
—no, obviamente no es mi libreta ¿sabes de quién es esta libreta? de la niña del otro día marto. —dije con emoción y alzó sus pobladas cejas al comprender la situación. Abrí el cuaderno y miré la primera hoja con la fe y esperanza de poder leer su nombre pero no había nada, desde la primer página hasta la última eran composiciones y letras.
no había un nombre, un apellido no había nada que me pudiera llevar a ella ¿qué persona no lee escribe su nombre a una libreta? Pasé las páginas una y otra vez pero simplemente no había una sola pista del paradero de ella, empezaba a creer que se trataba de alguna especie de magia o de algún ente.
aún así la esperanza no se perdió del todo, en la última hoja de cuaderno apareció algo que fue como un rayo de luz. Había un número de teléfono.
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composiciones perdidas ; juan pablo villamil.
Fanficgracias al arte de la composición encontré mi lugar seguro.