Al fin
Al fin llegó el día en el que podía salir de aquí e irme a mi casa.
Habían sido los días más largos de mi vida, pero al fin conseguí que el médico dejará de hacerme pruebas para que me diera el alta. Y al fin ese día había llegado.
Mientras recogía todas mis cosas, una luz blanca se puso a mi lado y como siempre, un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-Hola pajarito
-Cuando vas a dejar de llamarme así?
-Nunca de los jamases
No lo miré, pero sabía que una sonrisa se instaló en su cara. Esa respuesta era la que le daba muchas veces cuando me decía si algún día iba a dejar de quererlo.
-Estarás contenta, por fin te vas a casa
-No lo sabes tú bien, tengo demasiadas ganas de llegar y tirarme en el sofá. Aunque lo que más quiero hacer es achuchar a mi Daya.
-Como fue ayer con mis padres?
-Bien, me trajeron bombones, según tu madre me estoy quedando más delgada que ella y que no lo puede consentir, así que creo que se ha propuesto que engorde a toda costa
-Ya sabes cómo es
-Claro que lo se, por eso no me río
Seguía moviéndome por la habitación, metiendo la ropa en la maleta, los regalos en la mochila y lo que tenía sucio en las bolsas. Mi abuela se aseguró muy bien de decírmelo más de veinte veces antes de irse la tarde anterior.
-Y cuéntame, ¿lo vas a llamar?
De repente todo lo que llevaba en las manos cayó al suelo, mi cara se puso roja y los ojos se me agrandaron, parecía que se me iban a salir.
-A quién tengo que llamar según tú?
-Vamos Mely que nos conocemos, sino de que te vas a poner tan roja. Te gustó el policía no lo niegues
-Yo no niego nada, y no, no lo voy a llamar
-Pero se puede saber por qué? Si te gusta porque no le vas a decir nada? No seas tonta
Acabé de guardar lo que me quedaba mientras solo podía pensar en cómo podía ser que mi novio me estuviera diciendo eso. Creo que el hecho de verlo así empezaba a pasarme factura.
-Pajarito escúchame, no puedo llamar a un policía así como así, sobre el accidente está todo hablado
-Y quién está hablando del accidente? Melyssa lo que te ha pasado ha sido por algo, el que él estuviera allí y de fijara en ti mientras te reaniman ha ayudado a que el viniera a verte, aprovecha eso
Me giré a encararlo. Lo que acababa de decir yo no lo sabía. Héctor había estado en el lugar del accidente? Me había visto en el suelo mientras me reanimaron? Y por que eso no me lo dijo el día que vino? Demasiadas preguntas empezaban a estar en mi cabeza y justo solo una persona podría decirme las respuestas.
-¿Estaba allí? Y por qué no me lo dijo?
- Cálmate que te veo venir
-No venir ni hostias!! Vino porque tenía trabajo que hacer, y dejó el tema. No me gusta hablar de esto contigo
-Ven aquí, siéntate un momento
Refunfuñando me senté en la cama a su lado, no entendía que con él no pudiera hablar de estas cosas.
¿Cómo hablas con el espíritu de tu pareja sobre otro hombre? Era difícil de la hostia! Pero como no sabía ni podía decirle que no, me dispuse a escuchar lo que sabía que iba a ser un discurso de su parte.
-Verás, se que te lo he dicho más veces y lo seguiré diciendo hasta que vea que me haces un mínimo de caso. Tienes que rehacer tu vida pequeña, no vas a estar toda tu vida viviendo de un recuerdo. Lo nuestro ya pasó, fue lo más bonito que pudimos vivir, nos faltaron muchas cosas sí, pero a eso no podemos hacerle nada. Ahora es tu momento, es el momento de que te comas el mundo. No todo el mundo tiene la suerte de poder seguir viendo a la persona que quiere y como yo te quise más que a nadie en mi vida, quiero que ahora seas feliz, que vuelvas a sonreír de nuevo y que vivas. Vive todo lo que te falta, sueña de nuevo y no tengas miedo a volver a enamorarte, por que pequeña mía, siento decirte que lo volverás hacer.
Yo voy a estar en todo momento a tu lado, no me voy a ir. Sólo tienes que pensar en lo que más te duele para que yo venga. Aunque te parezca que no, el haber estado aquí te ha ayudado, ahora estás más fuerte, más guapa y sé que estás contenta por tener el cuerpo que tienes ahora. ¡Aprovéchalo! Te mereces todo lo bueno que te va a venir, pero tienes que prometerme que vas a dar una oportunidad al amor, que vas hacer lo posible en ser feliz en ese sentido
Mis mejillas estaban mojadas de las lágrimas que caían conforme iba hablando.
Sabía que tenía razón, pero que la persona que más quieres te diga todo eso, era difícil de digerir. Daría lo que fuera por que todo eso no estuviera pasando y tenerlo a mi lado de nuevo, pero por otra parte no podía quejarme, aunque fuera en espíritu lo tenía a mi lado y eso nadie me lo podía quitar.
Asentí a sus palabras, le prometí que sería feliz y le pedí que me fuera guiando por el camino correcto hasta llegar a mi luz.
Sin darme cuenta, la puerta se abrió y Sofia apareció sonriendo. Pero la sonrisa le duró poco al verme llorar sentada en la cama.
-Pero qué te pasa? ¿Te ha dicho algo el médico?
-No, es solo que me estaba acordando de algo y simplemente me he emocionado
-Mi niña llorica
Sonreí y sentándome a mi lado me abrazó de esa manera que una hermana puede abrazarte. Me preguntó todo lo que me había dicho el médico en la visita de la mañana, si tenía que volver otro día o si tenía que seguir dedicándome.
Mientras le iba contestando, cargamos con las bolsas, la mochila y la maleta y salimos de esa habitación que había sido mi casa durante todos estos días. Por los pasillos nos fuimos encontrando a compañeros que se iban pasando para preguntar cómo me encontraba, que me habían dicho y todo tipo de preguntas que hacía unos minutos había contestado a mi amiga.
Cuando por fin salimos, me senté en uno de los bancos que hay frente a la puerta de entrada y me quedé mirándola. Tenía muchos recuerdos en este hospital y en cierto modo echaba de menos sus plantas, sus urgencias y trabajar entre esas paredes. Pero por otra parte lo agradece, el estar subida a una ambulancia me hacía saber que de verdad valía para lo que yo siempre había querido ser. Desde pequeña siempre quise ayudar a los demás y a los veintisiete años había conseguido por fin ser feliz en lo que al trabajo de refería.
Después de todos los días de ingreso me quedaban unos más de baja antes de volver a ponerme mi uniforme y volver a las calles, donde la rutina no existía.
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HASTA EL MAS ALLÁ
RomanceMelyssa es una chica simpática, alegre, amiga de sus amigos, con un carácter de mil demonios pero endemoniadamente angelical. Pero todo eso desaparece cuando una llamada, una horrible llamada le comunica que el amor de su vida se fue para siempre. M...