9° Ángel - ItaDei-SasoDei

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Dedicado a: anisolme

Nota: Hola, ¿cómo estan? Espero que bien, primero que todo debo aclarar algo, nunca antes había escrito un omegaverse, así que si cometí algun error gravisimo, perdoname, lo mismo con el Ooc, también hay una gran probabilidad de que haya.

Segundo, pues...me pediste o itadei o sasodei, y la verdad, porqué elegir uno cuando puedo tener los dos.

Sin más, disfuta.

Sus ojos azules estaban aguados, se cristalizaban por las lágrimas que amenazaban con romper el balance y escapar, escapar y manchar el precioso rostro de aquel ángel que ambos habían mancillado.


Sí, todo era culpa de ambos, ellos lo sabían bien, habían dejado que su instinto, que su lado salvaje, los volviera irracionales y al final, era Deidara quien estaba pagando los platos rotos.

Él nunca quiso hacer llorar a aquel hermoso omega, todo lo contrario, él quería brindarle toda la felicidad que su ser podía darle, y por una estúpida rivalidad y muchos celos, terminaron en algo que no parecía querer tener un final feliz.




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Sus ojos azules brillantes, sus largas pestañas, sus rosados y finos labios, que incitaban a ser besados hasta el anochecer, su nariz pequeña, sus largos hilos dorados, que adornaban con una presteza envidiable su angelical rostro, su torneada y delicada figura, su cintura pequeña, y sus caderas grandes; sus dedos medianos y levemente bronceados, sus pies pequeños, su estatura media, su brillante sonrisa y su impulsiva y algunas veces, gruñona actitud, lo hacían ver, ante los ojos de Sasori un ser perfecto y aquel que era el objetivo de todo su amor.



No había porque decir que para Sasori, Deidara era todo lo que él había deseado, y más. Sus ademanes y su centrado talante lo hacían adorable y afable.



No era una, sino muchas las veces que con tan solo su mirada recorría a Deidara, por supuesto, sin ser descarado, le gustaba todo del rubio, su voz, su olor también.


-Bienvenido, ¿Qué desea ordenar? – pregunto Deidara con una sonrisa - ¿lo de siempre?

-Tú ya lo sabes – aseguro con una sonrisa el guapo hombre que acaba de tomar asiento frente a la barra del bar.


Él adoraba el hecho de que ambos trabajaran juntos, en especial cuando casi no venía nadie al bar y podían hablar tranquilamente, aunque bueno, también había días en los que ni siquiera se podían decir algo, por culpa de la carga del trabajo.




Pero de todas las cosas que amaba, la que más le molestaba, era a ese hombre, Itachi Uchiha.


Itachi era un fantástico alfa, guapo, exitoso y el príncipe perfecto para muchas y muchos omegas, agradecía que Deidara no babeara por él, pero aun así, sabía que el rubio estaba algo interesado.

Pero bueno, el tipo había iniciado su propia compañía de construcción, y actualmente estaba teniendo éxito.


Y si, por supuesto, está interesado en Deidara.

Lo sabía, porque él ya se lo había dicho a la cara, le había pedido amablemente, que se apartara del camino.


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Cuando veía el cielo, cuando veía el mar, cuando veía cualquier azul, siempre lo comparaba con los orbes zafiros de Deidara, y sin duda esos azulados ojos ganaban ante las demás cosas. Él quería despertar con Deidara a su lado, e irse a dormir con él también.

El Callejón De Los Ships.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora