11° Celos - MadaMina

277 24 7
                                    


Dedicado a: rukiaishida789 porque tu querias MadaMina.


Sus ojos se achicaron y se volvieron unas rendijas hirvientes, su mano grande y nívea viajó hasta el nudo de su corbata y tiró de ella hasta aflojarla, sus dientes se apretaron con tal fuerza que rechinaron, sus cejas estaban fruncidas en un gesto de enfado puro y sus labios estaban apretados y secos.

Si tuviera frente a él a ese imbécil, lo mataría.

Él era Madara Uchiha, siempre orgulloso del apellido que le fue dado y siempre colocándolo por lo alto, para desgracia propia, él era el único Uchiha que no podía tener hijos, al enterarse de ello, dejo de importarle tener a una mujer en su cama, pero su vida cambió drásticamente, cuando conoció a un hermoso ser que tiene el cielo en sus ojos y el sol en su cabeza.

Él ama con locura a Minato, y no exagera. Minato Namikaze no fue nunca un chico fácil, fue un hombre difícil de conquistar y aún más difícil de llevar a la cama, pero finalmente pudo conocer el sabor de su piel, el cual, lo mantenía hechizado incluso ahora, después de cinco años de conocerlo.

Ambos vivían juntos, y aunque no estaban casados, si estaban comprometidos.

Tanto Minato como Madara compartían un oficio parecido. Madara era uno de los reporteros principales del noticiero, el mejor noticiero de todo el país. Y Minato, era actor.

Ambos debían dar sus caras a las cámaras, y guardar una buena reputación.

Pero Madara no podía evitar ser celoso.

Pero ¿Cómo no serlo? Si te encuentras una revista con una sesión de fotos donde tu futuro esposo se toma fotos provocativas en ropa interior con otro tipo.

Sabía que todo era parte del mundo de la actuación, Minato tenía veinticinco, era joven, estaba en su mejor momento y es una belleza bastante inusual con un cuerpo despampanante.

Apretó su mano y arrugó las hojas de la revista, solo donde aparecía ese otro tipo y la lanzo a la basura.

Actualmente Minato estaba grabando una película, su prometido ejercía el papel principal y eso era algo muy bueno, Minato era feliz y él adoraba verlo feliz, pero no ver a un aprovechado tocando lo que por derecho es suyo.

Se dirigió a la nevera y sacó una lata de cerveza, destapándola y dándole un sorbo, cocinaría algo para distraerse y poder comer.

No sabía a qué hora llegaría su amado, hace pocos días tuvieron una pelea terrible, porque según el rubio, Madara era demasiado celoso.

Madara no creía ser demasiado celoso, simplemente, le gustaba proteger lo suyo.

Cocinó filete con una salsa hecha a base de vino tinto, y calentó un poco del puré que había dejado del almuerzo, luego tomó algunos tomates cherry y los dividió a la mitad y sirvió en los platos.

Guardó uno de ellos para que Minato comiera y se dispuso a disfrutar el suyo, pero el sonido de un auto estacionándose en frente de su casa, le hizo asomarse por la ventana.

Vio la melena de su querido rubio y por inercia sonrió, pero al ver que alguien lo había traído y que no había llegado en su auto como siempre, su ceño volvió a fruncirse.

Ver la sonrisa que ese tipo le brindo a su Minato lo hizo enfadar.

Olvido su cena, sus modales y todo lo demás, camino hasta el pasillo y abrió la puerta, llamando la atención de los hombres, se cruzó de brazos y su ceño se marcó con rabia.

El Callejón De Los Ships.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora