Capitulo 2

213 9 2
                                    

Todo el tiempo había reconocido mi identidad, mi historia y aún así me había tratado como a una cliente normal, la chica de la disquería, mi brújula entre las penumbras. El camino de regreso a mi hogar se volvio frio, a pesar del impacto de los primeros rayos del sol, la cama se encontraba vacía, mi amado perro reclamaba cariño por pasar tantas horas en soledad. El Dios de la noche, se iba a dormir, esperando que fuera, otra vez, sábado por la noche para volver a verla. Para descubrir la identidad de la chica que había cuidado de mi soledad.

Y no creas que no intenté buscarla, porque un hombre millonario como yo, tiene los recursos necesarios para encontrar a cualquier persona, pero cuando les explicaba de una muchacha de Argentina con heterochromia, mis agentes se reían en mi cara. Pero era la verdad, no sabía nada más de ella.

Los cigarrillos se multiplicaron, al igual que mis nervios, el fin de semana, mi momento de florecer, se estaba acercando pero mis ganas de verla no podían esperar. Así que sin acordarme a la perfección el camino hasta Oshawa, conduje de día hasta la disquería...

— Ey hola, tú otra vez— Jugaba con la goma de mascar, sus labios pintados de violeta, el cabello suelto. Una remera de "Drew" color negra algunos talles mayor y un pantalón del mismo color. Se veía hermosa, con ese estilo tan particular, tan distinto a las mujeres que solían gustarme.

— Vine para saber tu nombre.— Cuando estaba por responder un hombre de barba gris la llamó, debía ser su jefe.

— Robert iré a buscar a los niños al colegio, ¿Quieres que te compre algo de comer en el camino?

— No gracias Tío, tu siempre me traes ensalada y la detesto— Dijo mientras me guiñaba un ojo.

— Así que te llamas Robert...

— JAJAJAJ No me llamo Robert, me llamo Rosie pero todos aquí me llaman Robert, sólo para fastidiarme...

— Quiero invitarte a cenar, está noche en mi...

— No puedo.— Dijo a secas, sin esperar a que termine la oración.

— ¿Por qué no?— El sonido de la puerta nos interrumpió.

— Hola buenos días, hace mucho que no venías.

— Hola Ro, yo tambien te extrañé.

— ¿En qué puedo ayudarte Linda?— Por suerte no había notado mi presencia, traté de ocultar mi rostro bajo la camiseta.

— Estoy buscando un vinilo de The Weeknd, si... Ese que estás pensando.

House of balloons, si... No, no lo tengo, hace años que no se reedita y ejemplares disponibles no me quedaron.

— Seguro llevaste el último a tu casa.

— No voy a mentirte Linda.

— Disculpa estabas atendiendo al se... OH POR DIOS.— Tapó su boca con ambas manos, estaba frente a su ídolo.

— Hola, si quieres puedo conseguirte uno.

— Oh por Dios, eres The Weeknd, ¿Podríamos sacarnos una foto? No puedo creer que estés aquí.

— Si por supuesto, ¿Cómo te llamas?

— Lisa, eres mucho más apuesto en persona.

— Muchas gracias Lisa, tu igual.— Tomé su mano y dejé un dulce beso, era una rubia de rizos caídos y senos firmes, pantalones apretados y tacones altos.

— Aquí tienes mi número por si... Ya sabes.

— Oh claro House of balloons.— Le guiñé un ojo y guardé su número en mi pantalón,  la muchacha salió satisfecha del local, cogiendome con la mirada. — ¿En qué estábamos?— Dije volviendo a mirarla.

La Disqueria | The WeekndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora