— Hermano estás renovado, haz terminado tres canciones, ya estamos cada vez más cerca de terminar el disco ¿Cuéntame con quién quieres colaborar?
— Quiero hacer algo con Watt, el productor de Bieber.
— ¿Estás seguro? Veré si encuentro su número.
— Okei, debo irme.
— ¿A dónde vas? ¿Vas a desaparecer por otra semana más?
— JAJAJAJ Puede ser Sal, puede ser.
— ¿Es con aquella chica?
— Su nombre es Robert.
— ¿Estás saliendo con un hombre?
— JAJAAJAJ Adiós Sal, mándale mis saludos a mi ahijado.
Salí del estudio y conduje hasta Oshawa, la llave de su apartamento aguardaba en mi bolsillo, ese era el acuerdo que habíamos llegado. Subía a su apartamento, me quitaba la ropa y la esperaba con la comida, merendabamos juntos, hacíamos el amor, mirábamos películas, jugábamos juegos de mesa o hacíamos videollamada con Amala. Las noches de insomnio con ella cobraban sentido, poco a poco iba abriéndole mi corazón, con la confianza de que cuidaría de él.
— Quiero que me acompañes al estudio.
— ¿Estás loco? ¿Tienes fiebre?— Decía con un trozo de waffle en la boca, cebandome un mate caliente.
— Escribí una canción para ti, quiero que me ayudes a producirla.
— Te juro que está vez no le puse marihuana al mate.
— Estoy hablando en serio tarada.
— Ay amo cuando insultas con palabras Argentinas.
— Escúchame, mañana iremos al estudio, ponte algo bonito.
— ¿Y tú por qué me das órdenes?
— Porque si dejo que decidas me dirás qué no.
— Es que la gente me va a mirar raro.
— ¿Por qué dices eso?— Ya estaba empezando a enojarme, no me gustaba que fuera insegura.
— Porque me visto con ropa grande y masculina y no conjugó bien los verbos en inglés.
— Ven aqui.— La senté en mi regazo y acaricie su rostro.— Eres hermosa, inteligente y maravillosa, nadie te hará daño, no lo permitiré.
— Tu vas a lastimarme.
— No digas eso, tu eres mi debilidad.
— Está por empezar el partido de Baloncesto.
Al día siguiente, pasé a buscar a Robert por la Disquería. Vestía unos jeans tiro alto y un top de rayas negras y blancas, que dejaban al descubierto sus tatuajes y los piercings de sus pezones, la primera vez que la veía con ropa ajustada. Labios de rojo, ojos delineados y su choker de piedras . Estaba hermosa, tan casual y excitante.
— Puedes dejar de mirar mis senos, gracias.
— Es tu culpa por no llevar brasier.
— Nunca uso brasier.
— Entonces no te quejes de que miro tus senos. Vamos, estamos tarde.
— Tengo hambre ¿No podemos pasar por una hamburguesa?
— Siempre hay tiempo para una hamburguesa.
Llegamos al estudio y en él estaban Sal, Illangelo y mi amigo Metro. Entramos comiendo, como dos animales, hamburguesas, llamando inmediatamente la atención de mis amigos.
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La Disqueria | The Weeknd
Fiksi PenggemarAburrido de las luces de la ciudad, Abel conduce fuera de las calles de Toronto y se encuentra con una disqueria abierta. Allí conoce a Robert, la chica de grande sonrisa y cabello gris, que con un abrazo cambiará su visión del mundo.