FINAL

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Era el cumpleaños de Scooter Braun, el pelotudo más grande de la historia, y como era de esperar, Bieber daría un concierto en vivo. Estábamos invitados, mi princesa odiaba como le quedaba la ropa frente al espejo, odiaba que todo le marcara la barriga, le sugerí que usara algo de mi armario, una de mis camisetas negras que le quedaban como vestido y uno de mis tantos colgantes de diamantes, odiaba verla llorar, porque la ropa no definía su esencia ni su belleza. Yo no me molesté en arreglarme, incluso, estuve a punto de ir en pijama pero Robert no me dejó.

— Que placer conocerte princesa. — Que idiota era Bieber por favor.

— Bieber.— Ro se había quedado petrificada.

— ¿Tu novia no habla?

— Ho ho hola Justin, gracias por el collar Drew.

— Yo te regalé el collar.— Dije más que celoso.

— Tranquilo Weeknd, tienes unos ojos muy hermosos ¿Heterochromia?

— G g gracias, me gusta mucho tu música.

— ¿Qué quieres que cante para ti? ¿Confident?

Deserve you de Watt.
 
— ¿Quieres conocer a Adrew? Ven te llevaré. 

— No te pases de listo Bieber.— Dije sosteniendole el brazo con el que tocaba a Robert

— Amor.— Una palabra, una palabra para que calmara mi rabia, una palabra para que me devolviera a la tierra.

Pero no fue Bieber quién me la arrebató para siempre, no fueron sus productores favoritos, fue el destino que me maldijo por mi pasado. Robert era demasiado buena para ser real, era demasiada luz para la oscuridad de mi vida. Se acercó a Colson Baker y Travis Barker, los dos demonios de la fiesta, no podía escuchar lo que hablaban pero podia ver como ella rechazaba sus intentos por drogarla o embriagarla.

Cuando empezó a cantar Bieber, sus ojos se iluminaron, dejando ciegos a todos los demás invitados, su sueño se había hecho realidad, cantaba fuerte, bailaba y le hablaba a su barriga, buscaba un poco de mi afecto y volvía a alejarse entre la multitud. Todos querian besarla, podia verlo en el blanco de sus ojos, todos querían cogerla, el interior de sus pantalones hablaban por sí solos.

Hasta las mujeres deseaban lo que era mío, nadie era de confiar en esa fiesta. Todos eran posibles asesinos de su brillo, mi mano protegía a mi heredero, que era del tamaño de una uva, pero era fruto de nuestro eterno amor, que para ser eterno, duro muy poco.

— Cariño ella es Robert la novia de Abel.

— Hailey eres muy hermosa.

— Gracias cielo, veo que estás usando el collar que te regaló mi esposo.

— QUE YO SE LO REGALÉ— Grité abrazándola por la espalda.

— Amor, no grites.

— Bieber no le regaló nada, fui yo porque se que amas la marca de este idiota.

— Bueno bueno tranquilízate hermano.

— Yo no soy tu hermano, Rocío busca tu bolso nos vamos. NO TOMARÁS EL CRÉDITO POR ALGO QUE YO HICE, NI SIQUIERA HAZ ESCRITO BIEN SU NOMBRE.

— ¿Estás ebrio? 

— Vete a la mierda y dile a Watt que sólo lo llamé por mi novia, su música es una mierda y no voy a arruinar mi carrera por ustedes. ROCÍO, VÁMONOS YA.— Ahí estaba otra vez cerca de esos demonios, despidiéndose, sonriendo como una niña.

— No me gusta que me grites.— Dijo rompiendo el silencio del automóvil.

— Lo siento.

— Eras otro, no eres el Abel del que me enamoré.— Sus palabras perforaron mi corazón.

La Disqueria | The WeekndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora