Capitulo 7 EXPLICIT

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Era el segundo día que me quedaba en su apartamento, mi rutina era estar desnudo, y componer desde su laptop todo el tiempo que ella estaba en la Disquería. No tenía su número telefónico pero conocía su horarios. La esperaba disfrutando del café que me preparaba antes de irse, escuchando un poco de sus vinilos preferidos y cuando regresaba teníamos sexo desenfrenado en el sofá. Pero esa tarde fue distinta y aún más divertida que las anteriores. 

— Ey tu otra vez.— Decía mientras se quitaba la mochila de la espalda y cerraba la puerta. 

— Hola bebe, te he extrañado.— Enredó sus piernas en mi espalda y comenzó a besarme, a tocar mi cuerpo desnudo, su templo. 

— ¿Y tu ropa interior?

— En la lavadora.— Dije besando cada parte de su rostro.

— ¿Y piensas quedarte desnudo?

— Si ¿Algún problema?

— Me encanta, tienes una piel tan hermosa.— La senté en el sofa, le quité la ropa y comencé a besar su cuerpo, con besos repletos de saliva lubriqué su vagina, preparándola para mi llegada. Rápido y lento, adicto a sus movimientos, a la suavidad de su piel y a las gotas de sudor que bajaban lentamente por su cuello. Cada penetración me confirmaba que su cuerpo era el infierno y yo el diablo reclamando su trono. 

— Quiero tener sexo anal.— Decía con la respiración entre cortada.

— ¿Estas segura? Estoy muy duro, podría lastimarte. 

— Estoy muy caliente bebe, quiero que me lo hagas. Hay lubricante en mi habitación, donde están los juguetes.— Salí de su cuerpo y fui en busca del lubricante, tocando cada parte de su trasero lo exparci. Primero un dedo en su interior para empezar a dilatarlo, luego dos. Moviéndome despacio, aumentando de a poco la velocidad. Gotas de transpiración caían por mi frente, con mucho cuidado fui entrando de a poco en su trasero, Sin llegar hasta el fondo, porque mi pene era muy grande, su espalda se arqueo.

— Pégame bebe, hazme tuya.— Mis manos impactaban una y otra vez en su trasero a ritmo con mis movimientos. Sus gemidos despertaron a la bestia, mi miembro estaba dilatado, el orgasmo se aproximaba pero no podia dejar de entrar y salir de su cuerpo, estaba obsesionado, el placer me había convertido en un animal. Robert gemía y trataba de contener la respiración, hasta que la magia se acabó, semen llenó mi preservativo y su vagina expulso un skirt, empapando las sábanas. 

— Oh por Dios nena, si me pides otra vez que te haga sexo anal moriré. 

— ¿Vamos a bañarnos?

— Ve tu primero, en unos segundos te alcanzo.— Necesitaba recuperar el aliento, en ese momento sonó en timbre del apartamento y Robert ya estaba en la ducha, así que sin pensarlo, porque claramente no lo pensé. Abri la puerta, desnudo y con el cuerpo transpirado.

— ¿Me equivoque de apartamento?— Decía una morena sin dejar de mirar mi miembro.

— No lo se, ¿A quien buscas?— Dije entre risas. 

— Ah Robert... Digo Rosie digo Rocío, Rocío Agustina Hernández ¿De verdad es tan grande? 

— Si, es la casa de Robert ¿Tú quien eres?

— Ama Amala, la prima ¿Tu eres Tom? Creí que eras rubio y más alto.

— No, no soy Tom, ven pasa. Robert esta en la ducha, saldra en un momento.— Entré al baño y me metí en la ducha con ella, su cuerpo estaba repleto de espuma y su cabello desprendía un hermoso aroma a acondicionador.

— ¿Con quien hablabas?— Decía besando mi boca y enjabonando mis hombros.

— Amala esta aqui.— Dije conteniendo la risa.

La Disqueria | The WeekndDonde viven las historias. Descúbrelo ahora