-La clase de hoy terminó, recuerden traer su ensayo sobre "El comportamiento infantil" la próxima semana- dijo la profesora y todos nos levantamos guardando nuestras cosas.
Amaba la universidad. Era grandioso y diferente. No me importaba estar siempre ocupada, me gustaba estar ocupada. Pasaba mis noches o estudiando o durmiendo, cuando eres universitario tienes tiempo para alguno de los dos a la vez. Mis clases eran en la mañana, tenia un horario diurno que me permitía trabajar en las tardes, ya no trabajaba en el cine, era niñera de unas gemelas de cinco años, Pricila y Tamara Rodriguez, sus padres eran españoles y trabajaban mucho, por eso me habían contratado a mi como niñera en las tardes, que era cuando las niñas salían de la guardería. Me la pasaba ocupada todo el día.
Oliver y yo no nos veíamos tan seguido, a veces iba y estudiaba conmigo en el departamento o yo iba y estudiaba con él en casa de sus tíos. Vivía con sus tíos porque la casa de sus padres estaba algo lejos de la universidad donde estudiaba, y la de sus tios estaba sólo a una cuadra.
Los fines de semana servían para andar en bicicleta, salir con Oliver, o pasar un buen rato con Nath y Diana. Diana no veía las mismas clases que yo a pesar de estudiar en la misma facultad universitaria, eso era porque ella estudiaba psicología social y yo psicología infantil. Aunque nuestras clases eran similares y eso nos ayudaba a hacer las tareas, y trabajos juntas.
Daniel que también había vuelto a la universidad se encontraba más irritable y molesto, se alteraba con mucha frecuencia y se las cobraba conmigo, realmente fastidioso. Él estudiaba literatura, y a diferencia de Diana él si disfrutaba leer y escribir; Diana escribía poemas cuando estaba molesta, así fueran poemas felices o tristes solamente los escribía cuando estaba molesta, Daniel escribía historias a todo momento, su departamento era una combinación de desastre, papeles con escritos, notas y libros, por aquí y por allá, jamás se veía restos de comida, o platos sucios, o ropa tirada, en ese aspecto era muy ordenado, pero cualquier cosa que tuviera papel donde se pudiera escribir ocupaba un gran espacio en un gran desastre, por eso después de haber ido una sola vez, para pedirle un libro que necesitaba para una clase, más nunca volví a ir.Ese día Oliver me esperaba para llevarme al trabajo en su auto, era un modelo elegante y no muy nuevo, del 2010 o 2009, pero era lindo y lo mantenía en buen estado. Al verlo frente a la universidad me acerqué lentamente, y le di un corto beso, sus labios sabían a caramelo de uva, su favorito.
-¿Qué tal te fue?- me preguntó sonriendo.
-Muy bien ¿y a ti?- respondí subiendo a su auto en el asiento del copiloto.
-Excelente. ¿Ya comiste o te llevo a comer antes de llevarte al trabajo?- preguntó subiendo al auto y encendiendo el arranque.
-Ya comí, tranquilo- sonreí. Ambos nos colocamos el cinturón de seguridad y el dio marcha adelante.Pricila y Tamara no habían llegado cuando entré a la casa con las llaves extra que me habían dado los padres de las niñas, así que me senté en su gran y enorme sillón a leer "Por trece razones" no porque me gustara mucho leer, lo hacía para una tarea de créditos extra donde teníamos que escribir un ensayo de algún libro sobre depresión juvenil, así que Diana me lo había recomendado y lo leía para el ensayo, iba por la mitad y me tenia muy absorta. Es sobre Clay un chico normal al cual le llega una caja con casetes antiguos que han sido grabados por Hannah una compañera de clases que se había suicidado no mucho tiempo atrás, cada caset tenía dos caras y en cada cara había una grabación narrada por Hannah sobre uno de sus motivos para haberse suicidado, en total son trece caras, yo iba por la siete, mi opinión de Hannah, como estudiante de psicología, era que su vulnerabilidad podía mas que ella, creía que había sido algo impulsivo y dramático el suicidio, pero aún faltaba por leer.
Cuando las gemelas llegaron venían comiendo paletas heladas, su prima Jean entró tras ellas y me sonrió.
-Ena, Ena- dijo Tamara acercándose con su paleta helada en la boca.
-Hola Tammy, ¿cómo te fue?- dejé el libro a un lado y abracé a Tamara. Pricila estaba hablando con Jean, su prima que se encargaba de llevarlas a casa aclarar salir de la guardería.
-Bien- dijo sacándose la paleta de la boca-. Empujé a un niño hoy y la maestra me regañó- ella rió y volvió a comer de su paleta, yo miré a Jean algo preocupada.
-El niño se burlaba del sus acentos e hizo llorar a Pricila- respondió Jean y suspiré.
-¿Es cierto Pricila?- pregunté y ella asintió.
-Creo que hizo bien, la profesora sólo exageró un poco- comentó Jean y asentí.
-Vamos a cambiarse el uniforme niñas-dije para cambiar el tema y ambas niñas rieron corriendo a su habitación.Había días muy difíciles en el trabajo, los días donde las gemelas nunca querían hacerme caso, y ese fue uno de esos dias, corrieron, tiraron cosas e ignoraron todas y cada una de mis exclamaciones, y al final del día cayeron en un sueño tan profundo como el de un oso hibernando. Al llegar sus padres recibí mi pago de la semana, era una cantidad lo suficiente buena para lo que necesitaba y no para darme lujos. Cuando recogí mis cosas para irme, Oliver me esperaba afuera, la Señora Rodriguez se acercó a mi antes de salir de la casa, era joven y hermosa, como las españolas que había visto en la televisión.
-¿Ya te vas?- preguntó y asentí-. Bueno gracias por todo, nos vemos el lunes.
-Nos vemos el lunes- dije y sonreí. La miré un segundo con una pregunta trabada en mi lengua, iba a irme sin preguntar pero no pude-. ¿Puedo hacerle una pregunta?
-Claro. Dime- dijo sonriendo.
-¿Usted se fue de España antes o después de casarse?
Creí que se iba a enojar por mi atrevimiento, pero rió.
-Antes. Conocí a Fernando acá. Era joven y quería algo diferente en mi vida. Fueron buenos tiempos. ¿Eso es todo?
-Si. Muchas gracias.
Salí de la casa y subí al auto de Oliver camino al departamento."Fueron Buenos tiempos" ¿Por qué los mayores siempre decían eso? ¿Al crecer ya no había "Buenos tiempos" o qué?
Cuando creces cambia mucho de ti, tu apariencia, tu entorno, tu forma de pensar, pero lo que más cambia es tu espíritu, al ser joven las cosas parecen más fáciles y emocionantes, se vive en un constante drama que aumenta la adrenalina, y a la gente le gusta, muy pocos los adultos que mantienen esa adrenalina consigo al pasar los años.
Los jóvenes tenemos una forma muy diferente de ver la vida y eso es porque nuestra mente no es nueva, como la de un niño, ni madura, como la de un adulto. Somos ese punto intermedio entre la razón y el desastre, somos lo que no se detiene con facilidad, somos aquello que vive incluso después de la muerte, tenemos más espíritu y corazón que razonamiento y pensamiento. Odiamos y amamos con más ganas que cualquiera, no conocemos el fin ni el comienzo. Somos jóvenes. Por ahora. Pero nadie es joven para siempre...-¿Todo bien? Te noto algo distraída- dijo Oliver sacándome de mis pensamientos.
-Si, solo estoy cansada- dije restando importancia al asunto.
-Nunca me dices nada- dijo y suspiró.
-No exageres Oliver, estoy muy cansada para tus dramas- miré por la ventana del auto para no tener que ver su expresión.
-No exagero Lena. Se que no confías lo suficiente en mi. Te gusto y me tienes aprecio, pero no lo suficiente- dijo y detuvo el auto-. ¿Me equivoco?
Lo miré. Había una pizca de tristeza en su mirar. Las ganas de llorar aparecieron.
-Oliver yo si te quiero- dije con la voz débil.
-Lena. Yo te amo- fue sincero. Me miró a los ojos buscando algo más que lágrimas que no salían. No encontró nada.
-Desearía amarte también- dije rompiendo en llanto. El volteó su rostro para no verme-. Lo siento.
-No tienes porque sentirlo- sonrió, pero fue una sonrisa de dolor.
Dejé de llorar y limpié mis lágrimas con el dorso de mi mano.
-¿Cómo te enamoraste de mi en sólo seis meses?- pregunté mientras el volvía el auto a la carretera-. Eso no es amor.
-Lena no sabes lo que es amor. Para enamorarse no se necesita tiempo, Lena tal vez sepas mucho sobre la mente humana, pero no sobre el corazón- él rió, fue más una risa seca y carente de alegría, pero sirvió para demostrar su punto.
-Tal vez no lo sepa nunca- suspire-. Fuiste un gran novio Oliver.
-Gracias. Tu fuiste la mejor novia Lena- tomó mi mano con una de las suyas, la apretó con suavidad y luego la soltó de nuevo para ponerla al volante.
-Algún día conocerás una mejor, te lo aseguro
-Es probable... bueno, llegamos- detuvo el auto por segunda vez esa noche.
-Gracias. Por todo. ¿Seguimos en contacto?- quería seguir en contacto con él, y lo haría si él aceptaba.
-Me encantaría, pero es mejor alejarnos un tiempo. Tengo que dejarte ir- sonrió y asentí.
Me quité el cinturón de seguridad y bajé del auto.
-Adiós Oliver
-Adiós Lena...
El auto se alejó y yo me quedé ahí de pie, durante un segundo que pareció eterno.Diana me esperaba jugando videojuegos con Daniel. Solo entré y dije: Terminamos. Diana detuvo el juego y se acercó a abrazarme. Me sentía mal conmigo misma. Tal vez Oliver tenía razón. No sabia nada del amor, lo herí porque para mi enamorarse era una perdida de tiempo, y al hacerle daño me di cuenta de lo solitaria que era y sería toda la vida.
Comimos, y antes de irse Daniel se acercó a mi y dijo:
-Ten en cuenta que todo pasa por una razón- y dicho esto se fue.Diana no me presionó a hablar, ni si quiera hablamos, solo se quedó conmigo hasta que me fui a dormir. Su presencia fue un buen consuelo.
Aquella noche, mientras no podía dormir, pensé en que no vería a Oliver en un largo tiempo, y en cómo por primera y última vez lloré en su auto.
ESTÁS LEYENDO
Para Siempre Joven
RomanceEra feliz y no lo sabía, jamás me esperé que ocurriera aquella tragedia, y sufrí mucho por ello, pero gracias a eso conseguí apoyo y amor en quien menos lo pensaba. Ella nos unió, y nosotros la amamos hasta el final. Portada por @IrreBlu ♡♡