Tomé el libro y sonreí. Él se mantenía serio, casi fastidiado por mi presenca.
-Si quieres me voy- dije y borré mi sonrisa para dedicarle una mirada de desprecio.
-No puedes irte. Lo sabes- dijo de mal humor. Suspiré y me senté en el sofá rojo que tenía en su sala.
-Espero que Diana llegue pronto para irme- susurré para mi misma.Había sido tan torpe de olvidar las llaves del departamento, y por eso tenía que esperar con Daniel a que Diana llegara y me rescatara.
Daniel se sentó frente a su mesa llena de papeles y comenzó a escribir, yo tomé el libro que me había prestado para distraerme: "El retrato de Dorian Gray" Había visto la película, y me había gustado, así que aproveché que Daniel lo tenía.
-Lena...- dijo Daniel suavemente y levanté la vista para mirarlo, había curiosidad en su rostro.
-¿Qué ocurre?- pregunté y él sonrió. Era la primera vez que me sonreía de aquella forma tranquila y fuera de burla ¿estaba acaso en una dimensión alterna o qué?
-¿Qué clase de cerebrito no lee por placer?- dijo riendo y todo volvió a la normalidad. Era imposible que Daniel fuera lindo conmigo.
-Eres un tonto de talla universal- repliqué y sólo lo hice reír más.
-Tus insultos son tan tristes. De verdad necesitas leer más- bajó la vista a sus escritos con una gran sonrisa burlona en su rostro.Era un tonto. Un gran tonto. A veces sinceramente no lo aguantaba. Diana sabía que si algún día su hermano terminaba herido sería por mí, y se reía de tan solo pensarlo.
A eso de las siete Diana llamó a Daniel.
-Te estamos esperando- dijo Daniel-. ¿Cómo que no?- definitivamente Diana lo había hecho enojar-. ¡Diana Marie te vienes inmediatamente!- ¿Ahora que había hecho esa chica?-. Lena te está esperando, no carga su llave... ¡ni lo sueñes!... Diana... ¡DIANA!- Daniel lanzó su celular furioso, para su suerte el celular se estrelló en el sillón pequeño y no sufrió ningún daño.
-¿Algún problema?- pregunté y me ignoró.
Daniel caminó dando grandes pasos y salió del lugar cerrando la puerta con mucha fuerza. Me quedé perpleja ¿Qué había hecho Diana para hacer molestar tanto a Daniel? Debía haber sido algo muy grave, jamás había visto a Daniel tan molesto, mucho menos con Diana.
Seguí leyendo tranquila y media hora después Daniel volvió empapado de pies a cabeza.
-¿Qué te pasó?- pregunté intentando no reirme.
-Estaba en el jardín trasero del edificio, pensando en lo molesto que estaba con Diana y cuando menos me doy cuenta encienden los rociadores y estoy completamente mojado- respondió y luego entró a su habitación.
Comencé a reír sin poder parar, después de un rato mi estómago dolía y más de una lágrima corría por mis mejillas, dulce, dulce karma. Dentro de mí agradecía a Diana por lo que había hecho, fuera lo que fuera, gracias a ello Daniel se había enojado y había terminado empapado. Cuando Daniel salió de su habitación, quince minutos después, llevaba shorts y una playera, su cabello se veía más oscuro porque estaba húmedo.
-Ahora dime ¿qué pasó con Diana?- pregunté, hacía rato que había dejado de reir.
-Se quedará con Nath- dijo y suspiró.
Se sentó en el sofá junto a mí pero manteniendo distancia, no quería que le contagiara lo cerebrito aburrido, o eso decía él para no acercarse mucho a mí.
-¿Eso fue lo que te molestó?- dije sonriendo de manera burlona, casi como el solía hacerlo.
-Me molestaron dos cosas. Número uno que me dijo que se haría un tatuaje y número dos...- hizo una pausa, como si le doliera lo que iba a decir-. Te tienes que quedar acá porque no vendrá a traer las llaves...
Le haría daño. Lo iba a hacer. ¿¡Cómo diablos se le había ocurrido una idea tan pero tan estúpida!? Oh, estaba frita esa chica.
-Prefiero dormir en el pasillo- dije cruzandome de brazos.
-Bien. Es tu problema- se levantó del sofá y volvió a su habitación.
Quería irme, dejarlo ahí y que se preocupara. Pero no lo hice. Yo me preocupé por mí así que decidí quedarme. A la hora de dormir, y después de cenar emparedados, Daniel, cómo un gran caballero, me lanzó una almohada y un cobertor diciendo: "Ahí está el sofá. Nos vemos mañana" y se encerró en su habitación por tercera vez esa noche. Hice todos sus papeles a un lado y me acosté en el sofá. Me sentía incómoda sin mi pijama y aquel sillón no era lo suficiente cómodo, esa sería una noche larga de verdad.
Algunas personas en el mundo simplemente estaban de mal humor siempre, porque sí. Daniel era uno, o al menos era así conmigo, Daniel había sido un chico popular, lo cual explicaba mucho su comportamiento hacia una cerebrito como yo.
"Popular" "Cerebrito" Simples palabras que la sociedad usa para definir a los demás aún sin conocerlos. Si lees mucho eres un ratón de biblioteca, si eres buen estudiante un cerebrito, si tienes buen cuerpo y sales con muchas personas, eres el chico lindo o la chica linda, si comes mucho eres una vaca, si no comes nada tienes anorexia, si no te gusta hablar mucho eres antisocial, si te gusta hablar mucho eres chismoso. No es justo. Creen que con sólo ver una característica de ti ya saben todo de tu vida, que pueden decifrarte con facilidad, pero no. Todos somos mas de lo que ven. Una persona gorda puede ser delgada, un cerebrito no siempre quiere salir bien, a veces sólo quiere faltar al colegio y divertirse. Las personas nos ven y creen que ya nos conocen. Nadie nunca termina de conocer a una persona, no del todo y no mientras no pueda entrar a su mente.
Si la sociedad te define, tienes dos opciones, aceptarlo y ser quienes ellos esperan que eres; o demostrar que eres mas que una imagen. Yo era de las que aceptaba, pero con el tiempo cambié.Una semana después yo aun seguía molesta con Diana, pero solo un poco, casi nada. Se había hecho un muy lindo tatuaje de un azulejo pequeño en la espalda baja. "Quiero volar sin miedo ¿sabes? El cielo es hermoso pero los aviones no, si fuera un ave volaría siempre" Había dicho eso cuando me mostró su tatuaje y la abracé, a veces era muy difícil enojarse con ella, tenía esa personalidad encantadora, aunque ella lo negaba siempre, pero era así.
Aquel día Nath y yo comprábamos una película para verla en el departamento con Diana. Queríamos algo de misterio, así que optamos por "Gone Girl" -"Perdida" en español- Diana decía que la película había recibido buenas críticas, entonces Nath y yo la compramos.
-Así que... ¿has hablado con Oliver?- preguntó Nath mientras caminábamos hacia el departamento.
-No. Pero hace no mucho me encontré con Jason, uno de sus amigos, y me dijo que se le ve muy bien- dije sintiéndome incomoda-. Quiero hablarle pero él dijo que necesitaba tiempo, sólo han pasado tres semanas, así que le daré tiempo
-Lamento que lo suyo no haya funcionado.
-Era lo que tenía que pasar. No importa ya.
Ambas sonreímos con muy pocas ganas.
Al llegar al departamento Diana no estaba. Había dejado una nota en su lugar:
"Fui a comprar botanas. Vuelvo pronto.
XOXO.
Diana"Nath y yo la esperamos. Al menos por un largo rato, pero ella no llegaba, la llamé a su celular y la tercera vez fue cuando respondió.
-Calma que me faltan dos cuadras- dijo y colgó.
Diez minuto y aún no llegaba. De seguro se había encontrado a alguien o decidió devolverse a comprar algo más.
Quince minutos y aún no llegaba. Me estaba desesperando.
Veinte minutos y decidí ir a buscarla.Afuera del edificio había una ambulancia. Mi corazón palpitaba. Estaba entrando en pánico. Algo me decía que no era nada bueno.
Los paramedicos ayudaban a la persona herida en medio de la calle. Me desesperé. No podía ver quien era, había mucha gente. Intenté pasar entre la gente, pero me empujaban hacia atrás. El pánico se apoderó de mi. Tenía que ver... asegurarme. Intenté de nuevo, hubo codazos y más golpes pero llegué al frente...
El cabello rubio lleno de sangre.
Los ojos café totalmente vacíos.
No. No. Aquello era una pesadilla, sí, eso era, pronto me despertaría y todo estaría bien.
Pero nada estaba bien.
Corrí hacia ella y algunos paramedicos intentaron alejarme mientras otros la subían a la camilla.
-Tiene que alejarse señorita- dijo uno de los paramedicos.
-Es... es mi mejor amiga... necesito ir con ella. Por favor, por favor- dije llorando. No podía parar de llorar.Diana había dicho que quería volar sin miedo. Lo había logrado. Uno de los testigos había dicho que el camión que la había atropellado, la impulsó con tanta fuerza que se había elevado un poco del suelo. Voló. Ella voló. Sin miedo. Voló a Nunca Jamás, donde no iba a envejecer. Nunca. Ella fue un ave. Al menos por unos segundos se elevó del suelo y voló. Como el azulejo en su espalda baja, como las aves en el cielo. Ella voló. Pero no iba a regresar jamás.
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Para Siempre Joven
RomantizmEra feliz y no lo sabía, jamás me esperé que ocurriera aquella tragedia, y sufrí mucho por ello, pero gracias a eso conseguí apoyo y amor en quien menos lo pensaba. Ella nos unió, y nosotros la amamos hasta el final. Portada por @IrreBlu ♡♡