Me desperté, porque tenía la boca seca. Necesitaba beber agua.
Me moví con cuidado, siendo consciente de que Zayn me estaba abrazando y no quería despertarlo, y logré salir de la cama sin hacerlo.
Anduve en calcetines hasta abajo y a oscuras, conociendo lo suficiente mi casa como para hacerlo. Encendí la luz de la cocina y entrecerré los ojos ante la molestia. Cogí la botella de agua, un vaso, y vertí agua en éste.
Me bebí un vaso entero y volví a dejar la botella en su lugar.
Escuché el ruido de unos pasos en la escalera y me asomé, viendo a mi madre bajar las escaleras con la bata puesta. —¿No duermes? —me preguntó al verme, y yo negué con la cabeza.
—Tenía sed. —respondí con la voz ronca, ya que eran como las cuatro de la madrugada y yo acababa de despertarme.
—He visto que está Zayn aquí. —dijo cogiendo un vaso.
—Sí. —murmuré, y ella vertió agua en su vaso. —Mamá, su padre lo ha echado de casa.
Sus labios no llegaron a tocar el vaso y lo sujetó con las dos manos, mirándome con un destello de preocupación. —¿Por qué? —dijo, en voz baja.
—Se ha enterado de que estamos saliendo y...
—¿Estáis saliendo? —me interrumpió.
Suspiré. —Sí. Pero ese no es el caso ahora. Se ha peleado con su padre.
—¿Le ha pegado?
—¿Cómo lo sabes? —dije, sin poder ocultar mi sorpresa.
Ella apartó una de las sillas de la cocina y se sentó, poniendo el vaso sobre la superficie de la mesa, sin dar un solo trago.
—Su padre siempre ha sido agresivo, aunque no lo demostrara. Una vez le pegó, cuando íbamos de pesca. —dijo ella, y yo también aparté una silla y me senté. —Será mejor que se quede aquí con nosotros, y evitar que se acerque a su padre por el momento. —asentí con la cabeza. Estaba totalmente de acuerdo con ello, era tan sólo recordar cómo pegaba a Zayn y se me ponían los pelos de punta.
—Mamá. —murmuré, y ella bebió por fin de su vaso, terminándose todo el agua de éste. —Lo quiero mucho. —susurré. Ella me sonrió y dejó el vaso, agarrando mis manos por encima de la mesa.
—Lo sé, cariño. —dijo ella apretando mis manos. —Y sabes que yo apoyo vuestra relación, cariño. —acarició mi mejilla y sonreí, junto a ella.
Escuchamos más pasos y poco después Zayn ya estaba en la cocina con nosotros. Mi madre se levantó y fue hacia Zayn, quien no tenía muy buena cara, a decir verdad, parecía que iba a echarse a llorar.
Mi madre lo abrazó y Zayn rompió en llanto de nuevo, abrazado a mi madre.
Para mi madre, Zayn era como un hijo, ella siempre lo decía, y es que nos conocíamos desde hace mucho y Zayn y yo pasábamos mucho tiempo juntos. La madre de Zayn murió cuando tenía diez años, y desde entonces mi madre le decía que ella estaría para él, siempre.
—Cariño, todo estará bien. —susurraba mi madre para tranquilizarlo, mientras él lloraba en su hombro. Me dolía tanto ver a alguien tan importante para mí, que había sido tan fuerte... Y ahora estaba destrozado, llorando.
—Gracias, Maura. —murmuró Zayn con los ojos rojos, y soltando pequeños sollozos.
—Tranquilo, cariño, puedes quedarte todo el tiempo que necesites. —dijo ella acariciando su mejilla. Él esbozó una sonrisa y mi madre plantó un beso en su frente, para después salir de la cocina.
Zayn anduvo hacia mí y yo me moví, para que se sentara sobre mis rodillas. Se sentó de lado, lo abracé y él apoyó su cabeza en mi hombro.
—Ya lo sabe. —susurró, y no fue una pregunta.
—Sí. —susurré yo de vuelta. —No dejaremos que tu padre vuelva a ponerte la mano encima, ¿me oyes? —dije, y él asintió, mordiéndose los labios y haciendo que una lágrima resbalara por su mejilla.
—Gracias por seguir a mi lado... A pesar de todo. —susurró, y yo lo abracé más fuerte.
—Y seguiré pase lo que pase. —dije yo.
***
Esta vez, cuando abrí los ojos, descubrí que era de día, y que Zayn seguía a mi lado. Y para mi sorpresa al mirar el despertador, eran las doce. Esperaba que a mi madre no le importara que estuviera en racha de no ir a clase.
Me quedé en la cama sin moverme, mis extremidades pesaban demasiado, encontrándome muy cómodo con Zayn sobre mi pecho, durmiendo plácidamente.
Empecé a acariciar su espalda, colando la mano bajo la camiseta de pijama que le había prestado. Me encantaba acariciar su piel, tan suave. Acomodó mejor su cabeza y sonreí al verlo. Estaba tan adorable como para sacarle una foto en este mismo momento.
Abrió levemente los ojos, parpadeando y haciendo que sus largas pestañas me hicieran cosquillas en el abdomen. Sonreí, y él me miró.
—Buenos días. —susurré, sacando la mano de debajo de su camiseta.
—Hm. —se quejó, y yo reí, volviendo a meterla debajo. Esbozó una sonrisa y volvió a cerrar los ojos.
Reí, haciendo que su cabeza, que estaba sobre mi abdomen, se moviera y abriera los ojos para mirarme de nuevo. Acaricié su espalda y esbozó una sonrisa. —¿Te gusta que haga esto? —susurré, y él asintió levemente con la cabeza, cerrando los ojos.
Se movió hacia arriba y hundió la cara en mi almohada, sobre mi hombro. Giré la cabeza y empecé a plasmar besos en su cuello, haciendo que riera. —Me haces cosquillas. —murmuró, soltando una pequeña risa.
Sonreí y moví la mano con la que acariciaba su espalda a sus axilas, haciendo que apretara los brazos para que no le hiciera cosquillas. —¿Tienes cosquillas? —murmuré, y él rió.
—No. —negó, y yo lo moví, colocándome sobre él y empezando a hacerle cosquillas, haciendo que riera.
—No... Para... Para... ¡Niall! —decía, entre risas. Me encantaba verlo así, reír de esta forma, tan adorable, inocente, despreocupado.
Paré, y me agarró de las manos, respirando agitadamente y con una sonrisa, mirándome. —¿Y si paro qué me das?
Rió. —Un beso.
—Vale. —dije, acercándome a él y estirando mis labios, esperando a que me besara, y en lugar de eso recibí un beso en la mejilla acompañado de una risa.
—Hey, mi beso. —le reclamé, y él rió. Me encantaba ver sus ojos miel brillando de ese modo.
—Ya te lo he dado. —me dijo. Yo me solté de sus manos y empecé a hacerle cosquillas de nuevo, mientras él intentaba pararme.
—¡No! ¡Para! ¡Niall! ¡Por favor! —suplicaba, entre risas, y sus mejillas se mojaron con lágrimas de tanto reír.
—Mi beso. —murmuré, acercándome a sus labios. Él se movió y me besó, plasmando sus labios sobre los míos.
—Ya te he dado tu beso. —dijo él, y yo sonreí y planté un beso en su mejilla, y otro, y otro, provocando que riera. Sonreí y planté un beso en sus labios.
—Te amo. —susurré, y su preciosa sonrisa volvió a aparecer en su cara. Y desearía que ésta permaneciera allí para siempre.
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Juego de celos | Ziall Horlik
Fanfiction[Autora: Sandra M.P.] [NO COPYRIGHT 2015.] [SMUT] [+18] Historia re-subida de mi antigua cuenta, sin editar ni corregir. Niall y Zayn siempre fueron amigos, desde que llevaban pañales. Supongo que con el tiempo ambos fueron madurando y se dieron cue...