6. Lo intentaré

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—Niall, ¿por qué te empeñas en ir tan deprisa? —dijo, intentando seguir mi ritmo.

—Porque... Quiero llegar lo antes posible. —dije.

—Ni si quiera me has dicho adónde vamos. —dijo él. Ya, si es que no lo sabía.

—Vamos al Mc Donalds. —fue lo primero que se me ocurrió.

—Pero si acabamos de desayunar. ¿Ya tienes hambre?

—No, pero queda lejos, así que mejor ir ya. —dije yo, mentí, obviamente, no estaba tan lejos y llegábamos en quince minutos.

—Niall. —esa no era la voz de Zayn. Tragué saliva y me paré, dándome la vuelta. Zayn estaba pálido, y su padre detrás de nosotros. ¡No se atreverá a pegarle aquí en medio!

Me acerqué a Zayn y me puse delante de él. —Te he dicho que no quiero que te acerques a él. —le dije firmemente.

—Tengo todo el derecho a hacerlo.

—¿Qué derecho? —Zayn se puso a mi lado. —Tú lo has dicho, yo ya no soy tu hijo. —dijo él, seriamente.

—Sigues teniendo mi sangre.

—Eso no importa. —dijo él.

—Sí importa, Zayn, quiero hablar contigo. —dijo seriamente, y vi cómo Zayn se estremecía. Agarré su mano firmemente y su padre posó su vista en ellas, unidas.

—Sólo si Niall está conmigo. —dijo él dando un apretón leve a mi mano.

—Como quieras. —se resignó. —Vamos a mi casa.

—No. —negué yo. —Vamos al Mc Donalds, que es a donde íbamos.

—De acuerdo, venid entonces. —dijo dirigiéndose a su coche. Yo por alguna razón, no me fiaba.

—No. —negué de nuevo, y él se giró.

—No te fías de mí. —afirmó.

—No. —negué de nuevo.

—Está bien, andemos entonces. —se resignó por segunda vez.

***

—Zayn, quiero que vuelvas a casa. —me tensé. Ni de broma dejaría que volviera a casa con ese hombre.

—Me echaste. —dijo él seriamente.

—Sé lo que hice, pero quiero que vuelvas. —dijo. No había escuchado ni una disculpa, ni tampoco una súplica para que volviera a casa.

—No quiero volver. No quiero estar contigo, quiero estar con él. —dijo, y entrelazó sus dedos con los míos sobre la mesa. Sonreí y lo miré.

—Te recuerdo que eres menor de edad.

—Te recuerdo que puedo denunciarte por lo que has hecho. —contraatacó él, llevando la delantera.

Su padre apretó la mandíbula y se echó levemente hacia atrás en su asiento.

—Sólo quiero que vuelvas a ser mi hijo, es lo único que pido. —dijo.

—¿Cómo puedes pedirme eso? —dijo Zayn. —Me pegas... Me insultas... Y sigues sin aceptar esto, papá. —dijo alzando nuestras manos unidas.

Su padre tragó saliva y suspiró. —Me cuesta creer que mi único hijo sea gay, Zayn. —dijo él, y yo me encogí incómodo en mi silla. —Eso supone que no tendré nietos, Zayn, supone que jamás seré abuelo. —dijo, con un poco de decepción.

—Siempre... Se puede adoptar, papá.

—Pero no será lo mismo.

—Pues lo siento, pero no puedo cambiarlo, ¿sabes? —dijo, con la voz quebrada. —Lamento que te haya tocado yo como hijo.

Apreté su mano y él me miró. Le di ánimos con la mirada, o eso pretendí.

—Estoy... Orgulloso de ti, Zayn. —dijo, y Zayn y yo nos giramos para verlo, sin esperárnoslo. —Orgulloso de vosotros dos. —dijo. —Porque a pesar de todo seguís juntos, chicos.

Mis labios temblaban, sin saber si sonreír o romper a llorar a causa de la emoción. Tal vez las dos cosas.

—Me gustaría... Si tu madre me deja —dijo mirándome a mí. —, si está de acuerdo con ello, que os compre una casa, para los dos. Porque quiero demostrarte, Zayn, que de verdad quiero intentarlo. Y no quiero que Maura tenga que pagar tantos gastos.

Parpadeé, sorprendido. —¿De... Verdad vas a intentarlo? —murmuró Zayn, y su padre asintió con la cabeza.

—Por supuesto.

—¿No... Te avergüenzas de mí? —murmuró, y pude percibir su miedo.

—No. —dijo su padre. —Y quiero que a la próxima cena de negocios asistáis los dos. —dijo, y parpadeé de nuevo. Cada vez me sorprendía más.

—¿Lo dices en serio? —Zayn no se lo creía.

—Totalmente.

Sonreí y miré a Zayn, quien también me sonrió.

—Gracias. —susurró Zayn, mirándolo, agradeciéndole con la mirada lo que estaba haciendo, porque era realmente difícil para él. Se trataba de la imagen pública, frente a sus compañeros de trabajo, gente importante.

—Gracias a ti por perdonarme, Zayn, y por darme una oportunidad. —dijo él, sincero y agradecido. —Y a ti, Niall —me miró. —, por hacer feliz a Zayn.

Sonreí, y mis ojos se humedecieron. Vale, ahora sí que me había emocionado.

Yaser sonrió y colocó sus manos sobre la mía y la de Zayn, unidas. —Y de verdad espero que seáis felices. Creo... Que... que hacéis una bonita pareja, a decir verdad. —sonrió levemente.

—Gracias. —hablé por primera vez, demasiado emocionado ante todo aquello que nos había dicho.

—Espero veros mañana en la cena. —sonrió él, volviendo a colocar las manos sobre la mesa. —Es una cena formal, pasará un chófer a recogeros a tu casa, Niall. Y hablaré con tu madre sobre lo de la casa.

Sonreí y asentí con la cabeza. El padre de Zayn sonrió y se levantó. Se inclinó y plantó un beso en la frente de Zayn, provocando que Zayn sonriera.

Bueno, eso era a lo que él, Yaser, llamaba "mariconada", y ahora le daba totalmente igual. —Adiós, chicos.

Zayn me abrazó fuertemente y yo lo abracé de vuelta, sonriente. —No me puedo creer lo que acaba de pasar. —dijo con una felicidad palpable, irradiándola.

—Ni yo. —sonreí. Y yo corriendo para escaparme de él... Pero bueno, ¿cómo iba a saberlo?

Juego de celos | Ziall HorlikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora