No necesitas valerte de la lucha,
Ni un tejado pesado que aguante el chaparrón de cada sueño desvelado.
Necesitas unas alas que despeguen el vuelo alto,
Ser tan libre que con tu aire calmes el oleaje y despejes la lluvia,
Entender que la dureza no solo protege si no que te nubla.
Tenías unas alas para volar que jamás supiste aprovechar, y por miedo al viento te obligaste a caminar.
Podías, lo sabías desde que dejaste de temer y empezaste a soñar,
Te sentías atrapado en una jaula con la puerta abierta hasta que decidiste escapar.
Necesitabas la esperanza tanto como la criticabas y la libertad pedía clemencia por cada día que la negabas.
Quema la pena, déjala arder, haz que desaparezca todo el miedo de tu piel,
Quema la pena, no la dejes volver.