SECRET / Obi-Wan Kenobi

CAPITULO 8

Cuando despierto me doy cuenta de lo que hicimos ayer, nos besamos, de nuevo, y está vez sin que nadie nos presionara.

Decido que no tocaré ese tema con Obi al menos que el lo mencioné, igual todo se dio por el calor del momento, nada especial. Mejor empezamos con la misión.

Llegar a las coordenadas que le habían dado a Obi-Wan estaba siendo más difícil de lo que pensé, no es que fuera un camino difícil, sino muy largo.

Había pasado cerca de dos horas caminando cuando por fin encontramos la casa y sin duda no era lo que esperaba.

La fachada estaba hecha totalmente de metal y era grande, tenía muchas antenas y cables sobresaliendo del techo, sin duda esa casa no tenía nada que ver con las construcciones de Rine.

Obi y yo estábamos escondidos detrás de unos arbustos muy tupidos, según el plan teníamos que hacer ruido para que los hombres que le habían descrito salieran y poder ver un análisis de a lo que nos afrontábamos.

En silencio Obi toma una piedra y la arroja hacia la puerta causando un gran estruendo, logrando nuestro objetivo, un grupo de humanos sale de la casa con unos blasters, eran 5 y no se veían como una gran amenaza.

Por el orificio de la puerta logro ver una habitación oscura y con lo que parecen ser varias maquinarias, no logro ver a más personas o ningún droide a la vista.

Kenobi me hace una seña para que nos vayamos antes de que alguien nos encuentre.

Nos alejamos unos kilómetros antes de empezar a hablar.

—No parecía que hubiera más gente dentro de la casa — observo.

—Yo tampoco lo creo, creo que ambos nos podremos hacer cargo.

—¿Cuál crees que sea su objetivo aquí? Nunca los he visto en el pueblo.

—Supongo que lo averiguaremos — me da una sonrisa Obi.

Después de esto, planeamos nuestro ataque y nos dirigimos en silencio nuevamente hacia la casa separatista.

—Te das cuenta Obi, si todo sale bien, hoy mismo acabaremos la misión — menciono, con un tono triste.

— No te preocupes querida, seguiré molestándote en el templo, no te libraras tan fácil de mí — No puedo evitar reírme de su comentario.

—Supongo que tendré que vivir con eso — respondo con una falsa resignación.

—Pero es verdad que extrañaré Rine, la cascada, el bosque, incluso la cantina — dice Obi.

—Jamás pensé que fuera extrañar cuidar niños, pero aquí estoy.

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Toca la puerta de metal sin duda o preocupación, la abre unos de los hombres que habíamos visto anteriormente.

—Hola señor, mucho gusto, están arrestados — digo con alegría ante su cara de sorpresa y sin darle tiempo de reaccionar me extiendo en la fuerza y lo envió hacia atrás.