Ed
Lunes 12 de septiembre
Qué locura de primera semana.
Pensé que entraría de lleno a las clases y los entrenamientos, pero no. La primera semana ha sido un evento más relacionado sobre socializar y sumergirme en el ambiente de Westwood. He conocido a un montón de personas, aunque seguro no recuerdo los nombres de la mayoría. Janine la de Inglaterra, a quien ahora solo llamo Janine, ha sido una constante porque tenemos un par de materias en común. Sin embargo, todavía no conozco a su novio del que habla todo el tiempo.
Mi compañero de dormitorio se llama Miguel Martínez. Es de primer semestre, tiene diecinueve años, se ha afiliado a un sinfín de clubes y asociaciones que van a terminar por enloquecerlo, pero dijo que probará un tiempo antes de renunciar. Vino desde Charleston, le gusta que lo llamen Micky, todavía no sabe en qué especializarse y habla bastante cuando está nervioso, razón por la que me dio un montón de información suya en los primeros cinco minutos luego de conocernos.
Micky no se burló al ver la despensa que me hizo cargar mamá, porque la suya lo obligó a traer una cesta llena de recipientes con comida casera. Pudo guardar dos en el diminuto frigobar de la habitación, pero tuvo que regalar el resto para que no se echara a perder.
De: Tonto Mayor
Todo bien por aquí. Voy de camino a buscar a mamá para ir a casa juntos. Y tú? Ya quieres que vaya a visitarte? P.D. Hoy me dijeron que el próximo mes comienzo con los turnos de 24 horas. 4:07 p. m.
En lugar de responder el mensaje de texto de mi hermano, decido llamarle. Jay responde casi al instante.
—Relaja tu culo preocupón, Speedy —es lo primero que dice—. Sí, voy a tener que tomar mis diez turnos de veinticuatro horas y quedarme en la estación esos días, pero me darán permiso de ir a recoger a mamá cuando ella salga del trabajo tarde. Ya lo hablé con el jefe.
Libero un suspiro.
—Menos mal.
Jay ríe.
—Lo sé. Ahora, dime, ¿qué estás haciendo? ¿Cómo va todo en Westwood Hills?
—Todavía no conozco mucho de la ciudad. Casi nada fuera del campus y la residencia estudiantil, en realidad. Pero hoy voy a mi primer entrenamiento con las Panteras. Al parecer el entrenador Wilson no ha llegado debido a asuntos familiares, pero tendremos a su suplente.
—¡Eso! Ve y muéstrales lo que Speedy McMillan puede hacer. Carajo, ya quiero verte jugar con el uniforme de las panteras. Iré al primer partido, lo juro. Debes avisarme cuándo es.
—Lo haré, lo prometo —rio y tomo del asiento de la Pickup mi mochila para echármela al hombro—. Ahora debo colgar o se me hará tarde el primer día. Dale un beso a mamá por mí, les llamaré en la noche.
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El plan perfecto
RomansaLele tiene el plan perfecto para retomar las riendas de su vida, resistir al infierno llamado universidad y luchar por aquel sueño que había dado por perdido. El nombre de Edmund no figura en el proyecto. Sin embargo, luego de un inesperado reencue...