❖┋● ❝한주민❞
❝Y creer que todo comenzó por una propuesta arreglada. Literalmente era ficción.
Supongo que ese famoso dicho de... "La realidad supera la ficción" es cierto.
¿Amor? Esa palabra me causaba repulsión, asco, no tenía ni el menor interés en e...
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Jumin salía de la sala de la junta de conferencias, finalmente había finalizado la reunión y su empresa estaba al punto más alto, era un éxito; tanto en marketing, como en estrategia y ventas. El pelinegro supo manejar tan excelente su empresa que marchaba bastante bien. 멋진 다이아몬드 se había convertido en la empresa más cotizada y dentro del mercado como la número uno.
— Asistente Park — El pelinegro caminaba.
— Dígame, señor Han — Estaba con su tableta electrónica acomodando juntas, días y reuniones de Jumin.
— ¿Tengo algo pendiente por el resto del día? — Acomodó su corbata.
— No señor, lo pendiente que tenía el día de hoy era su junta con los directivos, sin embargo, usted lo ha vuelto a hacer y ha sido un éxito — Afirmó seguro Jongseung.
— Excelente — Sonrió satisfecho.
— Sí, recuerde que su esposa lo está esperando en su oficina — Le recordaba, ya que Hyeji había llegado justamente cuando el ojigris estaba a mitad de junta, por lo que el pelirrojo tuvo que atenderla como se debía y comentarle que esperara a su esposo.
— ¿Le ofrecieron lo primordial?
— Sí señor, solamente pidió una taza de café, nada más.
— De acuerdo — Asintió.
— ¿Alguna orden, señor?
— Cualquier cosa, a partir de este momento no estoy disponible.
— Sí señor Han.
— Oh, y asistente Park... — Pidió el elevador, el cual, comenzó a bajar para llegar a su piso.
— ¿Sí, señor? — Se detuvo para mirarlo.
El elevador bajó y sus puertas abrieron; así el pelinegro entró y miró a su asistente desde adentro.
— Excelente trabajo — Asintió, así haciendo sentir orgulloso al joven Jongseung —. Tómate tu respectivo descanso — Apretó el botón donde tiene que subir para llegar a su oficina.
— De acuerdo señor, muchas gracias — Asintió alegre y miró como las puertas del ascensor cerraban, así su jefe desapareciendo de su vista.
Jumin llegó al piso indicado y comenzó a dirigirse a su oficina.
Cuando abrió la puerta se encontró con su esposa esperándolo sentada sobre su silla.
— Mi amor, estando de esa manera... me encanta como luces — El ojigris suspiró enamorado.
Cerró su puerta para que nadie pudiera molestarlo y hablar tranquilamente con la ojivioleta.
— ¡Mi vida! — Sonrió alegre de verlo finalmente —, oye, es cierto, me hace sentir como la jefa — Rio levemente.
