❖┋● ❝한주민❞
❝Y creer que todo comenzó por una propuesta arreglada. Literalmente era ficción.
Supongo que ese famoso dicho de... "La realidad supera la ficción" es cierto.
¿Amor? Esa palabra me causaba repulsión, asco, no tenía ni el menor interés en e...
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— Llegamos — Jumin abrió la puerta para que su hijo pasara.
— Whoa, papi, tu oficina es muy grande — Jungi estaba admirando alrededor.
— ¿Sí? — Pasó detrás de él y cerró la puerta.
— ¿Aquí estaremos?
— Así es mi amor, esperaremos a que mami salga del trabajo — Dejó las llaves y celular en su escritorio.
— ¿Ella va a venir por nosotros? ¿O el señor Kim?
— Ella vendrá por nosotros — Jumin se sentó en su silla colocando a su hija en sus piernas —, ¿Tienes frío? — Miró a Sunhee.
— Mmmh — Asintió abrazando a su papá.
— Oh, ven aquí mi pequeña — La abrazó de vuelta cubriéndola con su gabardina —, Jingi, ¿Tú tienes frío? — Dirigió la vista hacia el ojigris.
— Poquito... — Respondió.
El pelinegro miró a ambos, a pesar de que tenían sus chamarras decían que tenían frío.
— Uhm, ven — Se levantó cargando a su hija, indicándole a su hijo que se sentara en la silla.
Jungi hizo caso y se sentó en la silla.
Colocó a Sunhee a su lado y comenzó a quitarse la gabardina.
— Toma princesa — La cubrió con su gran y larga gabardina negra.
Ella al abrazarla, soltó el aroma que Jumin dejó impregnado ahí.
— Papi huele rico — Sonrió sintiéndose mejor con la calidez de su abrigo.
Jumin se quitó el suéter negro que traía abajo y se lo entregó a su hijo.
— Ponte esto cariño.
— Mmmh — Asintió el castaño y se lo puso —, papi, me gusta tu ropa — Comentó lo que pensaba, le habían enseñado a expresar todo lo que sintiera y pensara, por lo que no iba a quedarse callado.
— ¿Ah, sí? — Sonrió acomodando su chaleco.
— Sí, tu traje — Señaló como su padre quedó con su camisa y chaleco.
— ¿Te gusta mi vestimenta? — Se hincó para estar a la altura de sus pequeños.
— ¡Sí! — Lo abrazó.
El pelinegro sonrió y le regresó el abrazo.
— Yo también — La pelinegra se acercó y los abrazó.
— Ahora tengo que trabajar — Miró a sus hijos —, ustedes estarán en mi oficina, ¿Sí?
— Mmmh — Asintieron.
Cuando tocaron la puerta.
— ¿Sí? — Preguntó en voz alta.
— ¿Señor Han? — El pelirrojo abrió lentamente la puerta.
