CAPÍTULO 5

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He Tian se encontraba de pésimo humor.

No había dormido bien y al despertarse para dirigirse a desayunar, se encontró con que Cheng ya se había ido. Bufó molesto. Aún no recordaba el jodido camino hasta el Gran Comedor y el día anterior, había estado tan distraído mirando a Mo GuanShan, que no había prestado real atención a memorizar el camino. Él no era idiota, era alguien que aprendía rápido, pero simplemente no podía concentrarse al lado del metamorfomago.

Para colmo, He Tian había conocido a Peeves --un poltergeist que habitaba el castillo—, quien al encontrarlo solo e intentado utilizar magia para dar con el camino del Gran Comedor, lo había cubierto de un líquido verdoso y mal oliente provocándole una caída un tanto aparatosa. Por si eso no fuera poco, había llamado a un tal Filch—que era un Squib vulgar y repugnante—, acompañado de una gata a la cual se refería como Señora Norris; ambos lo habían escoltado hasta una de las aulas, buscaban a una tal profesora McGonagall.

Cuando entraron al aula sin siquiera tocar, He Tian hacía amague de soltar su capa del agarre del Squib, pero esté no cedía. Levantó la mirada, los alumnos vestían el color de Hufflepuff, obviamente estaban en clase y el intentó buscar rápidamente a Mo GuanShan. Lo halló en una de las filas del pasillo central, cubriéndose la boca, intentando no reírse de su situación actual. He Tian quería que la tierra se lo tragara.

–Señor Filch—habló un gato sobre el escritorio, para después saltar y convertirse en una mujer— ¿qué está sucediendo aquí?

–Profesora McGonagall, encontré a este chiquillo intentando hacer magia sin supervisión—procedió a hablar rápidamente, como si tuviera miedo a ser interrumpido.

–Ya veo— fue lo único que le respondió—. Señor He, ¿está usted bien?

He Tian se sobresaltó al ser nombrado por la Animaga.

–Sí— respondió, soltándose del agarre del Squib—, sólo permítame limpiarme.

La profesora hizo un gesto con la mano, invitándolo a hacerlo. El moreno no lo dudó ni un segundo. Sacó su varita ante la atenta mirada de todos y con un floritura perfecta, se deshizo del líquido viscoso. Todos lo miraron asombrados. Todos menos el pelirrojo, él ni siquiera le prestaba atención. He Tian se sintió ofendido, otra vez.

–Señor Filch—se dirigió de nuevo al Squib—, el señor He es un invitado del Instituto Durmstrang. Sé muy bien que el uso de magia sin supervisión está estrictamente prohibido, pero puedo asegurarle que el Señor He no lo sabía—el aludido hizo un movimiento negativo con la cabeza, mentía—Así que, por esta vez, lo dejaremos pasar.

–Pero, profesora…

—Y la próxima vez que irrumpa en mi clase, será suspendido.

–Entendido, profesora.

–Ahora, señores. Si me permiten, aún debo terminar mi clase—los invitó cortésmente a salir.

He Tian ondeó su capa dramáticamente después de hacer una reverencia, salió tan molesto porque Mo GuanShan seguía sin mirarlo. Pero en todo caso, el hufflepuff estaba en todo su derecho, el moreno había sido impertinente al hablar. Tenía que buscar la manera de arreglar las cosas con él, no le gustaba la situación a la que habían llegado por su culpa.

☆●☆●☆


Después de haber seguido a unos estudiantes de Slytherin—quienes se ofrecieron amigablemente a escoltarlo—, He Tian por fin había memorizado el camino al Gran Comedor. También se había enterado que ese día, mas tarde, habría un partido de Quidditch entre los tejones y los cuervos. Aquello alegró un poco más su ánimo, incluso cuando entró al salón y observó a su hermano en la mesa de los Hufflepuff, nada pudo menguarlo. Por un momento dudó, si seguir a las serpientes hasta su mesa o seguir a su hermano. Se decidió por He Cheng.

METAMORFOMAGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora