Capítulo 6

240 26 44
                                    

He Cheng miró la espalda de su hermano mientras salía en compañía del pequeño pelirrojo.

Analizando la situación, hacía mucho tiempo que no se le veía tan entusiasmado o interesado por algo, ni mucho menos por alguien. Con suerte, por fin podría superar su falso enamoramiento por el chico Veela. Y si ese era el caso, estaba agradecido con la aparición del Hufflepuff. Sin saberlo, se había convertido en parte importante de la vida de He Tian. Últimamente, He Cheng tenía miedo que las enseñanzas y cátedra de su padre e Igor, pudieran corromper esa parte bondadosa que ni él mismo sabía que poseía.

—Tu hermano es alguien audaz—la voz de Qiu hizo que volviera su mirada a la mesa.

—Eso no siempre es una virtud—respondió He Cheng, buscando entre la mesa de Slytherin al director de su escuela.

Este, miraba directo al sitio por donde He Tian había salido en compañía de Mo GuanShan. Luego, se había inclinado a un lado para susurrar algo a su mano derecha. El sujeto había salido tan pronto Igor terminó de hablar y He Cheng tuvo el impulso de ir detrás de ellos, pero sabía que no podía ser tan obvio.

—Todo es mejor que ser un cobarde—Qiu dijo distraídamente, sin saber lo que pasaba por la mente de He Cheng.

—Eso suena más a un Gryffindor que a un Hufflepuff—dijo He Cheng apuntándole con su cubierto.

—Supongo que todos tenemos algo de las demás casas en nuestro interior—respondió Qiu encogiéndose de hombros—. Después de todo, la magia en magos o no magos, no se limita únicamente en poder hacer o no encantamientos y hechizos.

He Cheng miró detenidamente al tejón, conmovido por su interesante elección de palabras e internamente se debatió, entre ir tras He Tian o quedarse exactamente donde estaba. Desde que lo había conocido, Qiu hacía que He Cheng deseara aún con más fuerza, ser un mago común y corriente. Quizás de esa manera, no tendría tantas dudas acerca de poner en marcha el plan que le había estado rondado la cabeza toda la noche anterior. Finalmente, se decidió por la segunda opción.

Miró a lo largo de la gran mesa de madera y fue consciente de que la gran mayoría de estudiantes se habían retirado, dejándolo casi totalmente solo con Qiu.  Gracias a Nerida, el furor de la primera impresión al verlo en Hogwarts, también había cesado hasta el punto de no ser tan perseguido y hostigado. La pequeña interrupción de su hermano y el pelirrojo había sido lo más interesante de la mañana y, aunque aún estaba preocupado por lo que Igor estuviera tramando, ahora  solo podía pensar en poner en marcha su plan: enamorar al Hufflepuff.

No podía ser algo realmente difícil ¿no? Bueno, él era alguien atractivo—sin mencionar la excelente condición física que poseía—, tenía una edad ideal para el cortejo, era una estrella reconocida tanto en el Quidditch internacional como escolar y su desempeño académico también era más que bueno. Además, próximamente agregaría un mérito más a la lista, ya que participaría en el Torneo de los Tres Magos, ganando aún más reconocimiento en el mundo mágico. Realmente, nadie podría negarse a la oportunidad de salir con él.

O quizás sí.

Su vida sentimental, se limitaba extraoficialmente a su hermano y a su padre. No tenía tantos amigos como un adolescente de su edad debería. Aunque pensándolo bien, no tenía ninguno. Normalmente, las personas se acercaban a él solo para obtener algo a cambio o para poder alardear acerca de conocerlo en persona. Pero eso, contrario a hacerlo sentir bien, lo hacía sentir miserable y solitario. He Cheng se preguntaba si Qiu sería igual a todos ellos. Aunque por lo que sabía de él hasta ahora, casi podía asegurar que no lo era.

Si tomaba en cuenta las evidencias, el tejón había parecido demasiado entusiasta cuando lo vio la primera vez e incluso, había intentado obtener un autógrafo utilizando a su joven amigo; quizás no era fan de su equipo—porque había comentado que estaba con los Irlandeses—, pero sí le había dejado en claro que lo consideraba un buen jugador. Entonces, no sería tan descabellado pensar que Qiu aceptaría su cortejo de manera positiva.

METAMORFOMAGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora