CAPÍTULO 7

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Habían pasado casi veinte minutos,  desde que He Tian aguardaba sentado y en silencio junto a la cama de Mo GuanShan. Jugueteando con la mullida alfombra debajo de él, observó detenidamente la decoración en general. Todo era adornado en los tonos de Hufflepuff: amarillo y negro. Y en su sala común, que era denominada como “el sótano”, había varias plantas bailarinas y muebles de madera finamente pulida.

Encontrar la entrada de los dormitorios había sido particularmente difícil. ¿Quién se imaginaría que la puerta estaba oculta en el segundo barril de la parte inferior, en un rincón del lado derecho del pasillo de la cocina? ¿O que no había contraseña, pero sí había que golpear la madera al ritmo de “Helga Hufflepuff”? En un momento cualquiera, He Tian hubiese podido preguntar a Mo GuanShan más acerca de la peculiar ubicación de su dormitorio, pero teniendo en cuenta la situación en la que se encontraban, sabía que no era el momento adecuado.

Los sollozos por parte del tejón habían aminorado en intensidad, pero aún podía oírlos de vez en cuando en medio de todo el silencio. Apostaba que “el sótano” y las mazmorras de Slytherin, eran mucho más pacíficas que las torres de Gryffindor y Ravenclaw—a las cuales nunca había ingresado—. Aunque ahora, sabía que los dormitorios de Hufflepuff, eran mucho más cómodos que los dormitorios de los descendientes de Salazar.

—¿Sigues ahí?—la voz moderada de Mo GuanShan se escuchó detrás del dosel de su cama.

—¿Adónde se supone que iría si no conozco el estúpido ritmo de “Helga Hufflepuff”?—respondió He Tian, canturreando sarcásticamente mientras hacía comillas con sus dedos.

La risa amortiguada de Mo GuanShan, lo llenó de una paz indescriptible.

—No te imaginas todas las veces que terminé bañado en vinagre por no poder aprenderlo—comentó el tejón y He Tian no pudo evitar reírse, contagiándolo inmediatamente. Cuando las risas cesaron, Mo GuanShan volvió a hablar: —¿Prometes que no te vas a reír de mí?

He Tian se quedó extrañado por la pregunta y después de acomodarse, hasta quedar sobre sus rodillas y frente a la cama, respondió muy convencido: —No.

Después de unos momentos más, en los que no sucedió nada, finalmente Mo GuanShan corrió la pesada tela de su cortina.

De entre todas las cosas que pasaron por su mente al verlo, reírse no fue una de ellas. Pero la que más predominaba, era poder comprobar si su pelaje sería tan sedoso como parecía. Inconscientemente,  He Tian estiró la mano. Pero de la misma manera, Mo GuanShan retrocedió. Mientras carraspeaba, sus dedos se cerraron en un puño, dándose cuenta de lo imprudente que había sido. Por su parte, el tejón se llevó un mechón de cabello rojo detrás de su oreja.

Esta vez, a Mo GuanShan también le había crecido una cola y unas orejas, pero lo que más resaltaba entre todo era su crecido pelaje y la prominente nariz de zorro. Aún seguía siendo él mismo, pero casi podía perderse en medio de toda esa metamorfosis. El tejón—que ahora mismo podría ser más un zorro que un tejón—, esperaba nervioso, desviando la mirada cuando He Tian no podía apartar la suya de él.

—Más adelante—finalmente, He Tian habló, haciendo que el pelirrojo soltara el aire retenido—, cuando logres controlar todas tus habilidades, podrás incluso transformarte en una persona totalmente diferente.

—La profesora MacGonagall y el director Dumbledore, me lo han dicho también—respondió Mo GuanShan agachando la mirada y moviendo sus puntiagudas orejas sin ser consciente de ello—, pero yo solo quiero ser yo.

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