Capítulo 10.

325 13 3
                                    

Suena el timbre que da por finalizada las clases. Menos mal, me he pasado todas las clases mirando por la ventana pensando en nada y en el recreo lo único que he hecho ha sido adelantar lo que nos han mandado de tarea de sociales encerrada en el baño. Nadie se ha acercado a mí hoy, sólo los profesores y todos querían lo mismo, saber cómo estaba y yo no podía hacer otra cosa, sonreír y decir que me encontraba bien. Me siento muy aliviada porque por fin puedo irme de aquí. Salgo del instituto y decido irme andando, no quiero coger el autobús y tampoco quiero llegar a casa y encerrarme en mi habitación así que le mando un mensaje a mi madre diciéndole que iré caminando. Saco los auriculares de la mochila y pulso 'play' en la canción 'young and beauriful' de Lana Del Rey, no puedo amar más esa canción. Voy tranquila a mi bola hasta que de repente alguien me estira del brazo y hace que se me pare el corazón.

Josh.

- Joder, qué susto me has dado, se me va a salir la patata.- le digo quitándome los auriculares.

- Lo siento.- dice sonriendo.- No era mi intención, pero es que te estaba venga gritar pero no me oías, supongo que por la música.- asiento.- Y bueno, me habías dicho que después de las clases hablaríamos, te he visto irte y te he seguido porque de verdad que necesito hablar contigo.-

- Pues habla.- le digo mirándolo a los ojos.

- Está bien. ¿Hablamos mientras caminamos o nos sentamos?

- Vamos a sentarnos.- y nos sentamos en un parque lleno de niños.

- Bueno Mel, lo primero, quiero pedirte perdón por todo, por dejarte de lado, por no acercarme a ti cuando te veía sola en los pasillos o en clase, por no llamarte, por echarte de menos a escondidas, por ser tan imbécil. Sé que no he sido el mejor amigo en las malas... que es cuando de verdad debería haber estado, pero ni yo ni los demás hemos sabido cómo manejar la situación.. te empezaste a alejar tan rápido, no salías, no hablabas, no hacías nada, parecías un fantasma cuando ibas por los pasillos.- coge aire y vuelve a hablar.- Y luego... luego ocurrió el accidente. Estábamos todos en ese estúpido baile, te busqué no sabes cuanto tiempo hasta que la directora nos contó todo lo que había pasado. No me lo creía, no sabía qué hacer. Lloré tanto mientras esperaba una respuesta, la respuesta que quería oír, que estabas bien. Fue la peor noche de toda mi vida, todos hablaban en voz baja mientras nosotros llorábamos cómo niños. De verdad no sabes el infierno que pasamos, hasta que la directora volvió a hablar y nos dijo que tú y tu madre habíais sobrevivido. Lloramos más aún. Estaba que no me lo creía, sólo quería verte, sólo me importabas tú, así que salí corriendo y llegué al hospital jadeando y empapado de lluvia y de sudor. Una vez dentro pregunté por ti y me dijeron que no estabas estable para visitas que no fueran familiares. Pero entonces recordé que sólo tú y tu madre habíais sobrevivido. Empecé a llorar de nuevo... no me lo creía, era tan pequeña, toda la vida por delante... pensé en irme y esperar hasta que me dejaran verte pero la idea se me esfumó enseguida, ¿cómo iba dejarte? No podía. Y me quedé toda la noche. Intentaron echarme, pero yo les dije que de ahí no me movía ni mi madre de mala ostia, y bueno, vino mi madre.- se ríe.- Pero lloró conmigo y nos quedamos los dos. A la mañana siguiente nos informaron sobre ti, me dijeron que tuviste un ataque, nada más, y que tenía que seguir sin verte. Al final mi madre y yo nos fuimos, no podíamos hacer nada, sólo esperar, pero yo esperé, y esperé y seguí esperando pero me cansé. Fui a tu casa y me abrió tu padre, nos abrazamos, creo que ni mi padre se había aferrado tanto a mí en la vida, se me escaparon las lágrimas pero no podía dejar que me viera así, le di el pésame y le pregunté por ti, me dijo que era mejor que te dejáramos hasta que tú dieras el paso, pero nunca lo diste, por eso te regalamos el vestido, era lo mínimo que podíamos hacer.- me cuesta asimilar todo lo que me dice. Quiero llorar pero no me salen las lágrimas. ¿Qué hago yo? Parecen tan sinceras sus palabras... Ahora entiendo porque no llamaban ni nada, era lo mejor para mí.

- No sé qué decirte Josh... estoy tan confusa, entiéndeme. Yo te entiendo a ti, y sé que no podías hacer nada cuando pasó todo lo del accidente, ¿pero antes? Podías haber hecho muchas cosas, como por ejemplo intentar hablar conmigo, sé que yo no quería hablar pero yo si hubiera sido tu me habría dado igual si tú no hubieras querido hablar conmigo, ¿entiendes? Mejores amigos no significa estar en las buenas y en las malas no, lo estaba pasando muy mal y encima luego pasó el accidente, se me han juntado tantas cosas que hasta se me quitan las ganas de vivir, pero sigo aquí porque sé que la vida sigue y que las cosas mejoran, pero es que ahora no me sale perdonarte... no puedo, te pareceré una estúpida por no perdonarte, y de verdad que lo siento, porque te quiero muchísimo, pero no puede ser, ahora lo que necesito es estar sola, aunque todo el mundo diga lo contrario.

- Por favor Mel...

- No. Te empeñas en arreglar esta puta mierda que tenemos, pero sabes que en el fondo no quieres. Te gusta así casi tanto como a mí.- se queda boquiabierto.

- ¿Qué? No. ¿Cómo puedes decir eso? Después de todo este tiempo no me puedo creer que estés diciendo eso. ¿Acaso te gusta a ti estar así?- se pone histérico y le ha dolido de verdad lo que le acabo de decir.

- Me he acostumbrado a vivir sin vosotros.- se queda sin palabras, esto sí que le ha dolido.

- De todas formas fui el único que le echó cojones a eso de querer arreglarlo.

Me da tanta gracia lo que acaba de decir que empiezo a reírme.

- ¿Entonces es mi culpa que estuviera mal y que querría estar sola para poder despejarme, pensar y poder volver a levantarme de la mierda?- le callo la boca con lo que le acabo de decir.- Ves, por esto yo no quería hablar contigo, sabía que iba acabar peor. No sé por qué no das ésta relación por terminada... nada va a volver a ser como antes.-

- Todavía lucho y yo no sé por qué.- me entran unas ganas de llorar que no puedo con ellas.- Ojalá pudiera no necesitarte.- coge su mochila y se va. Me quedo flipando. Tengo ganas de gritar, de llorar. Llevo una impotencia dentro de mí desde hace meses que me está matando, algún día explotaré y ese día será horrible. Estoy siendo una estúpida, lo sé, pero yo ahora no puedo hacer como si nada hubiera pasado, es imposible, no me sale, y no quiero perdonarlos y estar con ellos mientras pienso en cómo poder volver a alejarme.

La chica con la sonrisa rota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora