Me despierto con un dolor de cabeza anormal. Miro la habitación en la que me encuentro y veo varias máquinas y chismes que no hacen más que pitar, después, miro mi cuerpo, si es que se le puede llamar así. Estoy llena de moratones, de heridas abiertas y de cables. ¿Qué hago aquí? Lo último que recuerdo es el árbol, ¿nos hemos chocado? No, no puede ser. ¿Y mi madre? ¿Y mi hermana? Siento un pinchazo en el corazón nada más imaginarme qué les ha podido pasar. Sin ser consciente de mis acciones, grito. Grito muy fuerte, tan fuerte que parece que las paredes se van a desmoronar en cuestión de segundos.
-¡Mamá! ¡MAMÁ! ¡Sacadme de aquí! ¡Mamá...!- y lloro, lloro muy fuerte, hundo mi cabeza en la almohada y lloro. Oigo la puerta abrirse y veo a mi padre y a mi hermano Alex entrar. Los dos lloran, ¿por qué lloran? Mi padre se abalanza sobre mí y mi hermano se apoya en la pared escondiendo su cara entre las mangas de sus sudadera.
-Papá, ¿qué pasa?- no obtengo respuesta. -Papá, papá por favor contesta, ¿qué pasa?- y nadie contesta. -¿¡Me puede decir alguien qué coño pasa?!-
-¡Joder Mel, habéis tenido un maldito accidente y eres la única que está estable!- grita mi hermano. Lo miro confusa ¿La única estable? Eso significa que... viendo cómo estoy yo, no deben de estar en muy buen estado, todo lo contrario. Desenchufo todos los cables que tengo en el cuerpo, aparto a mi padre y por mucho que me duele el cuerpo, camino hacia mi hermano.
-¿Dónde están?- pregunto. Mi hermano aparta la vista. Es unos diez centímetros más alto que yo, y para ser mellizos, nos parecemos muy poco, él se parece a, mi padre y yo a mi madre. Le miro a los ojos y él hace lo mismo. Veo que intenta contener las lágrimas pero al final se le acaban cayendo. Como no contesta, y creo que apenas tiene intención de darme explicaciones o de decirme qué es lo que pasa, no logro contener la rabia, le agarro del cuello de la sudadera y le grito.
-¿¡Dónde coño están?!- alguien me agarra de la cintura, noto un pinchazo y mis ojos se cierran lentamente.
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Cuando abro los ojos, no estoy en la habitación llena de chismes y máquinas que pitan, estoy en una sala sin muebles, sin máquinas, sin ventanas y con las paredes completamente blancas y acolchadas. He visto alguna habitación como está antes en alguna película y he leído sobre este tipo de habitaciones en algún libro; es una sala psiquiátrica.
-Genial.- pienso. No me valía con haberme despertado en el hospital, no, ahora tengo que despertarme en una habitación psiquiátrica. ¿Qué hago aquí? Miro las paredes acolchadas que tengo al rededor e intento buscar una salida, pero es inútil. No hay nada, ningún botón, ningún manillar... nada. Empiezo a ponerme nerviosa y a abrir y cerrar las manos rápidamente. Pienso en mil y una maneras para tranquilizarme y decido sentarme en una esquina. Me agarro las rodillas y empiezo a llorar. No sé cuánto tiempo pasa, pero alguien entra... ¿De la pared? Parece, porque no hay ninguna puerta que sea visible, al menos desde dentro. El hombre que entra se queda mirándome y al final habla.
-Hola Melina, soy el doctor Parks pero puedes llamarme Mike. ¿Estás más tranquila?- pregunta. Lo único que hago es apoyar la cabeza en mis rodillas y pasar de él. Mike se acerca a mí, me mira durante unos segundos y se sienta al lado mío.
-Tengo noticias sobre tu madre y tu hermana.- levanto la cabeza y le miro. -Tu madre está estable aunque necesita una silla de ruedas y tiene que quedarse unos días más en el hospital.- mi madre está bien, no puedo evitar sonreír, Mike también sonríe, pero su sonrisa apenas dura unos segundos. Empiezo a ponerme nerviosa de nuevo.
-¿Qué pasa?- le pregunto.
-Tu hermana...- ¿mi hermana? Oh Dios... no, no. -Tu hermana ha fallecido.