CAPÍTULO 54 / Liam

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Siempre había creído que cuando las personas decían que tenían el corazón roto por una decepción amorosa, solo exageraban, pero ahora me doy cuenta de que no mentían, porque es así como se siente. Es igual que si te arrancaran el corazón del pecho y un vacío eterno ocupara su lugar.

Lo más irónico de todo, es que yo toda mi vida me la pasé huyendo del drama y de las complicaciones de las relaciones, y ahora más que nunca moría por quedarme justo donde estaba, al lado de la mujer que amo.

Y aunque sé perfectamente que huir de los problemas no es la mejor forma de solucionarlos, creo que Camille necesita tiempo para pensar las cosas.

Ambos estamos heridos y es más que obvio que la hemos cagado a lo grande. La conozco lo suficiente para saber que está enfadada y yo no hice más que empeorar sus inseguridades al ocultarle la verdad.

Como dicen por ahí, no hagas cosas buenas que parezcan malas, porque tarde o temprano la mierda te caerá en la puta cara.

Lo cierto es que los dos somos inexpertos en cuanto a relaciones amorosas se trata, porque por mucho que ella haya tenido los novios que haya tenido, según lo que llegó a contarme, nunca fue tan en serio con ninguno de ellos.

De momento, creo que no me queda más, que esperar que las aguas se calmen. Mañana hablaremos y arreglaremos esto.

– Lo solucionaremos, sé que lo haremos – indico como un mantra, tratando de convencerme.

Camino de un lado para el otro de la sala, la televisión está encendida, pero ni siquiera me entero de lo que estoy viendo.

Mi cabeza está muy lejos de aquí, mi lado emocional me pide a gritos que vaya a ver a Camille y que arregle todo de una buena vez, pero mi lado racional me dice que no sea imprudente porque no tengo ni la menor idea de qué decir, después de todo, ella es la que ha terminado conmigo.

– ¡¿Por qué es tan jodidamente difícil?! – grito frustrado, pasando las manos por mi cabello.

Digo, ¿qué se supone que debería hacer ahora? Si ella misma me ha pedido que me fuera, ¿debería ignorar sus deseos e ir a buscarla? Si no la busco, ¿pensará que no me importa arreglar las cosas? Y si le doy el especio que necesita para pensar, ¿cuánto se supone que debo darle?

De lo único que estoy seguro es de que ambos nos amamos, pues ese sentimiento no desaparece, así como así, de la noche a la mañana. Solo espero que ese amor sea suficiente para superar los obstáculos que nos han separado.

Y como necesito sacar la tensión que llevo dentro, me cambio de ropa y me dirijo a mi gimnasio personal. Hago un poco de calentamiento en la caminadora eléctrica y después de un rato, me planto frente al saco de boxeo.

La música del celular, sale por las bocinas inalámbricas, ambientando toda la habitación. Prisoner de Raphael Lake, Aaron Levy y Daniel Ryan Murphy, despierta mis sentidos.

Golpeo una y otra vez lo más fuerte que puedo, lo hago hasta que mis músculos empiezan a ceder, sin embargo, no me detengo, porque el dolor en el cuerpo no se compara en nada con el del vacío que siento en el pecho.

De repente, con una última y fuerte patada, percibo un intenso dolor en el muslo derecho.

– ¡Mierda! – gruño y me detengo en seco.

– ¡Mierda, mierda, mierda! – repito.

El dolor empieza a agudizarse y me siento en el piso.

Prometo no enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora